"Venid a mí todos los
que estáis cansados y agobiados, y yo os haré descansar. Aceptad el yugo
que os impongo, y aprended de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así
encontraréis descanso. Porque el yugo y la carga que yo os impongo son
ligeros."
Es muy importante la imagen que tenemos de Dios. Aquí, Jesús, se nos muestra como alguien que nos acoge, que nos da fuerzas, que nos consuela. Por desgracia, se nos ha presentado muchas veces a un Dios terrible, un ojo que todo lo ve para juzgarnos. Y Jesús nos dice todo lo contrario. La vida nos desgasta. Poco a poco, vamos perdiendo las ilusiones de nuestra juventud y nos podemos sentir derrotados. Jesús nos llama para que acudamos a Él cuando nos sentimos hundidos y cansados. Sus brazos son siempre acogedores y las cargas que nos impone son ligeras. Pero debemos aprender de Él y ser pacientes y humildes. La impaciencia y el orgullo nos impiden aceptar la realidad y, desde ella, levantarnos con más fuerzas. |
miércoles, 7 de diciembre de 2016
ÉL ES NUESTRO REFUGIO
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