REDACCIÓN CENTRAL, 06 Dic. 16 / 04:30 pm (ACI).- La ciencia
ha permitido conocer el tipo de sangre que habría tenido Jesús, gracias a la
investigación de diversos milagros eucarísticos ocurridos a lo largo de la
historia.
En el siglo VIII, un sacerdote que dudaba de la presencia real de Cristo
en la Eucaristía, pudo ver en el momento de la consagración en la Misa que la hostia se convertía en
carne y sangre.
Este milagro aún puede verse en la Iglesia San Francesco en
Lanciano, Italia, donde ocurrió.
En las décadas de 1970 y 1980, algunos investigadores analizaron el
milagro y definieron, entre otras cosas, que el tipo de sangre era AB.
En el siglo XIII, unos 500 años después de Lanciano, otro sacerdote que
dudaba de la presencia de Cristo en la Eucaristía contempló cómo la hostia
consagrada derramaba sangre sobre el corporal, la tela que se coloca sobre el
altar para poner allí los vasos sagrados usados en la comunión.
El corporal donde quedó la huella de este milagro puede venerarse en la
Catedral de Orvieto, en Italia. En la década de 1990, los investigadores que
analizaron el tipo de sangre indicaron que era AB, al igual que el milagro
eucarístico de Lanciano.
Este tipo de sangre también es el que los científicos habrían encontrado
en la Sábana Santa de Turín, la túnica que según la tradición cubrió el cuerpo
de Cristo en el sepulcro luego de la crucifixión.
Algunos reportes también señalan que el tipo de sangre AB se ha
encontrado en la sangre que ha brotado de algunas imágenes de la Virgen María.
Los grupos sanguíneos fueron descubiertos recién en el siglo XX, mucho antes de
que estos milagros ocurrieran.
Toda esta información permite deducir, entonces, que el tipo de sangre del Señor Jesús fue efectivamente AB.
Traducido y adaptado por Walter
Sánchez Silva. Publicado originalmente en ChurchPop
Por Church POP
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