"El nacimiento
de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida para casarse con
José; pero antes de vivir juntos se encontró encinta por el poder del
Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no
quería denunciar públicamente a María, decidió separarse de ella en
secreto. Ya había pensado hacerlo así, cuando un ángel del Señor se
le apareció en sueños y le dijo:
- José, descendiente
de David, no tengas miedo de tomar a María por esposa, porque el hijo que
espera es obra del Espíritu Santo. María tendrá un hijo y tú le pondrás
por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de sus pecados.
Todo esto sucedió
para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta:
“La virgen quedará encinta, y tendrá
un hijo al que pondrán por nombre Emanuel.”
(Que significa:
“Dios con nosotros”).
Cuando José
despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado, y tomó a María por
esposa."
Durante el Adviento hemos visto
muchas veces la figura de Juan bautista. Este 4º domingo se nos presenta a
José.
José era un hombre bueno. Él no ha dejado embarazada a María y, en Israel, el adulterio se pagaba con la muerte, siendo apedreada la mujer. José no quiere el mal de María y proyecta marcharse, como si fuese él el que le abandona.
José, ante sus planes, se encuentra con los de Dios. Él ha elegido a María para ser la madre de Jesús. El ángel se lo explica y el acepta ser instrumento de Dios. Confía en la voluntad de Dios.
Nosotros también tenemos nuestros planes. Pero quizá Dios tiene otros para nosotros. ¿Sabemos confiar y entregarnos en sus brazos y ser sus instrumentos? Aquello que soñábamos hacer y algo se cruza en nuestro camino y lo impide, puede llevarnos por un camino ignorado, pero que un día agradeceremos haber seguido. Allí apareció nuestra vocación. La llamada de Dios a nuestra entrega. Allí encontramos la persona amada...
Que estas navidades nos ayuden a ser instrumentos de Dios.
Enviat per Joan Josep
Tamburini
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