Cuando nos sentamos con una
taza de café para hablar de la verdad de la existencia de Dios y la visión
cristiana del mundo con un ateo o agnóstico, ¿a qué clase de ser le estamos
hablando?
Aquí hay una serie de puntos
que debieras tomar en cuenta para manejar el tono de la conversación.
1
– Estamos hablando con alguien que es la imagen y semejanza de Dios, un espejo
del ser de Dios.
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26).
¿Qué significa imagen y semejanza de Dios?
Cualquiera que sea la persona con la que estamos
hablando, lo que creemos es que no estamos hablando con una simple máquina
bioquímica, estamos hablando con alguien que es la imagen y semejanza de Dios,
un hijo o hija de Dios por su creación.
2
– Estamos hablando con alguien que vive en un mundo que pone en evidencia la
existencia y naturaleza de Dios de muchísimas maneras.
Una vez más, esta es la enseñanza clara y
consistente de la Escritura.
Esto lo vemos en el Salmo 19: 1-4:
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, el
firmamento anuncia la obra de sus manos; el día al día comunica el mensaje, la
noche a la noche le pasa la noticia. Sin hablar y sin palabras, y sin voz que
pueda oírse, por toda la tierra resuena su proclama, por los confines del orbe
sus palabras”.
Como tiene sentido intuitivo pensar que un edificio
evidencia la existencia de su diseñador, una pieza de música la de su
compositor, una pintura la de su pintor, así la creación evidencia la
existencia de su creador.
Porque Dios existe y la creó, la creación tiene
pruebas de esto; cuando compartimos nuestra fe en Dios esto es sumamente
importante para comprender.
3
– Estamos hablando con alguien que en su fuero interno ya sabe de quién estamos
hablando, alguien que realmente no puede escapar a conocer a Dios.
Como St. Paul escribe en Romanos 1: 19-20:
“pues lo que de Dios se puede conocer, está en
ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la
creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su
poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables”
En otras palabras, según la Escritura, si mira en
el orden creado, es confrontado con la impresionante complejidad y la majestad
y la belleza de todo lo que se ha hecho.
Si se mira en el espejo, ve el reflejo de Dios,
porque él mismo es la imagen y semejanza de Dios.
Si él interactúa con los demás -su esposa, hijos,
amigos, extraños- allí de nuevo, se encuentra con el rostro de Dios.
En todas partes lo que se puede conocer acerca de
Dios es evidente para él.
En otras palabras, lo que creemos es que los seres
humanos realmente no pueden escapar de conocer a Dios. Es un conocimiento que
está grabado en nuestro propio ser.
4
– Estamos hablando con alguien que ya desea una relación con Dios, alguien que
ha estado buscando a Dios toda su vida.
Esta es una de las primeras verdades elaborada en
el Catecismo de la Iglesia Católica:
El deseo de Dios está inscrito en el corazón
humano, porque el hombre es creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de
atraer al hombre hacia sí mismo. Sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y
la dicha que no deja de buscar (CCC 27).
Si para el ateo es cierto que no existe nada, sino
el orden natural (sin Dios ni dioses, ni alma humana, ni espíritus de cualquier
tipo), ¿por qué la gran mayoría de las personas en toda la historia creyeron en
Dios y desearon conocerlo?
Si no hay Dios, sería “natural” no creer en Dios y
que no importara ni un poco el tema. Imagínate un pez que vivió toda su
existencia dentro de un universo del agua, ¿por qué debía poseer un profundo
deseo de volar a un cielo que no sabe de él?
En realidad, parece que lo que es “natural” es la
creencia en Dios. Lo que parece “natural” es creer que hemos llegado de alguna
parte, no de la nada.
Para resumir, no sentamos a hablar con alguien que
vive en un mundo que clama por la existencia de Dios, alguien que en todos los
aspectos de su ser es un ser vivo, anuncio de Dios, y que ya sabe del Dios que
estamos hablando.
Estamos hablando de alguien que fue creado para una
relación de amor con este Dios y que está buscando esa relación, sin importar
si es consciente del hecho.
Entonces, ¿qué tiene esto que ver con la
evangelización?
Recordando a quien le estoy hablando me ayuda a ser
consciente del espíritu con que la conversación se debe hacer. Pero también me
guía en el enfoque mismo con los que dudan o niegan la existencia de Dios.
Ya que creo que mi amigo sabe que es más que una
mera máquina biológica que ha venido de la nada y no va a ninguna parte, lo que
hago es tratar de recordarle, con cuidado y respeto, que no es nada más que una
máquina biológica.
Por ejemplo, ¿qué pasaría si en el universo no hay
ningún diseño, sin ningún propósito, nada es malo, nada es bueno, nada más que
la indiferencia despiadada y ciega?¿Cuál sería la consecuencia será para la
moral, para el valor humano y la dignidad, los derechos humanos, para nuestro
sentido de nosotros mismos como personas, para el libre albedrío?
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Foros de la
Virgen María
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