miércoles, 7 de diciembre de 2022

«¡DIOS HA MUERTO!»

Lo gritó Nietsche y lo grita el hombre secularizado.

La ciencia es hoy la proclamación atea como fruto de un momento de exaltación.

No lo puede entender como base y soporte de todo un sistema científico.

Los avances científicos, son sus innegables logros, llevan a la humildad, por lo mucho que ignoran, más que a la soberbia, por lo poco que se conoce.

La ciencia se sienta aún en un jardín de infancia.

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