Lo gritó Nietsche y lo grita el hombre secularizado.
La
ciencia es hoy la proclamación atea como fruto de un momento de exaltación.
No
lo puede entender como base y soporte de todo un sistema científico.
Los
avances científicos, son sus innegables logros, llevan a la humildad, por lo
mucho que ignoran, más que a la soberbia, por lo poco que se conoce.
La
ciencia se sienta aún en un jardín de infancia.
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