La fe en Dios no excusa al hombre de su total entrega al esfuerzo de vivir.
Se
cuenta de un árabe que fue a visitar a un gran maestro y le dijo: «Tan grande es la confianza que tengo en Ala que, al
venir aquí, no he atado el camello»
Y
el gran maestro le contesto: «Ve a atar el camello, idiota,
que Dios no se ocupa de lo que tú puedes hacer»
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