También apoya la eutanasia y el aborto
El sacerdote
Giulio Mignani, hasta hace poco párroco de la pequeña localidad de Bonassola,
en Liguria (noroeste de Italia), ha sido suspendido del ejercicio del
sacerdocio por su postura a favor de la bendición de las parejas homosexuales,
la eutanasia y el aborto.
(InfoCatólica) El sacerdote no quiso bendecir
las palmas y ramos de olivo en la Misa del Domingo de Ramos de la Semana Santa
del año pasado como forma de protesta después de la publicación de un documento
del Dicasterio para la Doctrina de la Fe que prohibía la bendición de las
uniones entre parejas del mismo sexo.
En su sermón dijo que la
Iglesia «ha bendecido las armas, ¿cómo prohíbe hoy
la bendición de una pareja que se ama sólo por ser homosexual?».
La diócesis de La
Spezia-Sarzana-Brugnato comunicó entonces que se iba a evaluar lo ocurrido en
base al derecho canónico:
«El asunto está
siendo evaluado en los foros apropiados, de acuerdo con las normas canónicas
vigentes.
Es reprensible
omitir o realizar un gesto litúrgico al vincularlo a una protesta personal»
En el 2017, el sacerdote se
había expresado a favor las uniones entre homosexuales y lesbianas por lo que
desde algunos sectores se pidió que fuera apartado del sacerdocio.
El presbítero no solo ha
seguido defendiendo la bendición de parejas homosexuales y su supuesto derecho
a adoptar, sino que se ha manifestado a favor de la aprobación de la
eutanasia y el suicidio asistido así como del aborto. Es
decir, algo muy parecido a lo que sostiene la co-presidenta del
Sínodo Alemán, Irme Stetter-Karp.
Finalmente, la diócesis ha comunicado su
suspensión:
Comunicado de prensa
del 3 de octubre de 2022
Don Giulio
Mignani, tras la repetición a lo largo de los años de una serie de sus
declaraciones públicas que no se ajustan al Magisterio de la Iglesia, en el mes
de diciembre de 2021, se le había dado a conocer por el Obispo meidante un acto
formal que debía observara los compromisos pastorales y canónicos libremente
asumidos con la Sagrada Ordenación y con el ejercicio del oficio de párroco, estableciéndose
que si no los observaba incurriría, latae sententiae, en la suspensión de la
celebración pública de los sacramentos y sacramentales, y de la predicación.
Desgraciadamente, en
los últimos meses, el P. Giulio ha seguido haciendo más declaraciones y, por
tanto, se debe venir a declarar que ha incurrido en la citada suspensión.
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