La Oración al Arcángel Miguel fue compuesta por el Papa León XIII, después de que tuviera una visión de la batalla entre la “mujer vestida de sol” y el gran dragón que intentó devorar a su hijo al nacer, tal como se narra en el libro de Apocalipsis, capítulo 12. Y en 1886, el Papa decretó que esta oración fuese recitada al final de la Santa Misa por toda la Iglesia universal. Esta práctica de invocación a San Miguel Arcángel continuó, explica la web Píldoras de fe, hasta que el Concilio Vaticano II, cuyo mandato de recitar esta oración al finalizar la misa fue revocado, aunque los fieles podían continuar con esta devoción pero de manera privada.
SAN
JUAN PABLO II Y LA ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
En 1994, durante el Año Internacional de la
Familia, el Papa san Juan Pablo II pidió a todos
los católicos que rezaran esta oración diariamente. Él
advirtió que el destino de la humanidad estaba en grave peligro.
A pesar de que San Juan Pablo II
no ordenó que la oración fuese pronunciada después de la Santa Misa, exhortó a
todos los católicos a rezarla juntos para superar las fuerzas de la oscuridad y
el mal en el mundo.
LA
MUJER VESTIDA DE SOL
En su mensaje durante la oración
del Ángelus, dado en la Plaza de San Pedro, el domingo 24 de abril de 1994,
poco antes de la Conferencia de las Naciones Unidas en El Cairo, san Juan Pablo
II habló de “la mujer vestida de sol”, de la que
se hacía mención en la visión apocalíptica de San Juan, con el dragón a punto
de devorar a su hijo recién nacido (Ap 12, 1-4)
El Santo Padre dijo en aquel
entonces que en nuestro tiempo “todas las amenazas acumuladas
a la vida” son colocadas ante la Mujer, y nosotros
debemos dirigirnos a la “Mujer vestida de sol” para superar todas estas trampas”.
Este mensaje animó al pueblo
católico para que nuevamente invocaran a San Miguel Arcángel a través de la
oración que el Papa León XIII había compuesto. “Que
la oración nos fortalezca para la batalla espiritual de la que se nos dice en
la Carta a los Efesios: Fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder.
Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del
demonio” (Efesios 6,1011). “Esta es la misma
batalla a la que el libro Apocalipsis hace mención, recordando ante nuestros
ojos la imagen de San Miguel Arcángel (cf. Apocalipsis 12,7)”.
“El Papa León XIII
sin duda tenía una visión muy vívida de esta escena cuando, al final del siglo
pasado, introdujo una oración especial a San Miguel Árcangel en toda la
Iglesia. Incluso si esta oración ya no se recita al final de cada misa, nosotros
podemos recordar esta llamada a la lucha espiritual y recitarla para obtener
ayuda en la batalla contra las fuerzas de la oscuridad y en contra del enemigo
malo”, decía el Papa Juan Pablo II.
ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
San Miguel Arcángel, defiéndenos
en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y las asechanzas del
demonio. Reprímale Dios pedimos suplicantes; y tú, Príncipe de la milicia
celestial, arroja al infierno con tu divino poder a Satanás y a los otros
espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las
almas. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario