El 7 de octubre es fiesta de Nuestra Señora del Santo Rosario, una especial celebración de la Madre de Dios centrada en la oración favorita del Papa San Juan Pablo II.
Según la tradición fue la propia
Madre de Dios quien un día se le apareció a Santo Domingo de Guzmán
(1170-1221), le enseñó a rezar el Santo Rosario y le pidió que se propagara
esta práctica.
La Virgen María le prometió a
Santo Domingo que muchos pecadores se convertirían y obtendrían abundantes
gracias.
A
pocos días de la gran celebración en honor a Nuestra Señora del Santo Rosario,
a quien le pueden rezar todos los fieles pidiéndole una gracia y para crecer en
su amor filial, aquí una novena para pedir su intercesión:
PRIMER DÍA DE LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto
de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y
Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad
infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de
haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración
inicial
¡Oh Madre y clementísima Virgen
del Rosario! Tú que plantaste en la Iglesia, por medio de tu privilegiado hijo
Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haz que abracemos todos tu santa
devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas
sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos
aumento de gracia.
Primer
día
"Dios te salve".
¡Cuánto mi alma se alegra, amantísima Virgen, con los dulces recuerdos que en
mí despierta esta salutación! Se llena de gozo mi corazón al decir el "Ave
María", para acompañar el gozo que llenó tu espíritu al escuchar de boca
del Ángel, alegrándome de la elección que de ti hizo el omnipotente para darnos
el Señor. Amén.
Súplica a la Virgen
Madre, una gracia te pido, que me
sanes en cuerpo y alma. Sé que debo despojarme de mi orgullo y de todos mis
pecados, que lejos estaba de ti, que un negro velo cubría mi alma. Hoy te
descubro y quiero vivir. Detén tu mano y pósala en mi corazón. Amén.
Se dicen las intenciones de la
novena y se rezan tres padrenuestros, avemarías y glorias.
Consagración
a la Virgen
¡Oh Madre, quiero consagrarme a
ti! Virgen María, hoy consagro mi vida a ti. Siento necesidad constante de tu
presencia en mi vida para que me protejas, me guíes y me consueles. Sé que en
ti mi alma encontrará reposo y la angustia en mí no entrará. Mi derrota se
convertirá en victoria, mi fatiga en ti fortaleza es. Amén.
Oración
final
¡Oh Santísima Virgen, Madre de
Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella
confianza y autoridad de Madre con que puedes presentar nuestros ruegos al que
es árbitro soberano de nuestro bien, intercede una y otra en favor nuestro.
Consíguenos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan
dulce libro la fiel imitación de tu Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y
amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Se sugiere también rezar el Santo
Rosario o al menos una decena, correspondiente al día.
En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
SEGUNDO DÍA DE LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto
de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y
Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad
infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de
haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración
inicial
¡Oh Madre y clementísima Virgen
del Rosario! Tú que plantaste en la Iglesia, por medio de tu privilegiado hijo
Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haz que abracemos todos tu santa
devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas
sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos
aumento de gracia.
Segundo
día
¡"María" nombre santo!
Dígnate, amabilísima Madre, sellar con tu nombre el memorial de las súplicas
nuestras, dándonos el consuelo de que lo atienda benignamente tu Hijo Jesús,
para que alcancemos aburrimiento grande a todas las vanidades del mundo, firme
afición a la virtud, y ansias continuas de nuestra eterna salvación. Amén.
Súplica a la Virgen
Madre, una gracia te pido, que me
sanes en cuerpo y alma. Sé que debo despojarme de mi orgullo y de todos mis
pecados, que lejos estaba de ti, que un negro velo cubría mi alma. Hoy te
descubro y quiero vivir. Detén tu mano y pósala en mi corazón. Amén.
Se dicen las intenciones de la
novena y se rezan tres padrenuestros, avemarías y glorias.
Consagración
a la Virgen
¡Oh Madre, quiero consagrarme a
ti! Virgen María, hoy consagro mi vida a ti. Siento necesidad constante de tu
presencia en mi vida para que me protejas, me guíes y me consueles. Sé que en
ti mi alma encontrará reposo y la angustia en mí no entrará. Mi derrota se
convertirá en victoria, mi fatiga en ti fortaleza es. Amén.
Oración
final
¡Oh Santísima Virgen, Madre de
Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella
confianza y autoridad de Madre con que puedes presentar nuestros ruegos al que
es árbitro soberano de nuestro bien, intercede una y otra en favor nuestro.
Consíguenos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan
dulce libro la fiel imitación de tu Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y
amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Se sugiere también rezar el Santo
Rosario o al menos una decena, correspondiente al día.
En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
TERCER DÍA DE LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL
ROSARIO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto
de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y
Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad
infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de
haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración
inicial
¡Oh Madre y clementísima Virgen
del Rosario! Tú que plantaste en la Iglesia, por medio de tu privilegiado hijo
Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haz que abracemos todos tu santa
devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas
sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos
aumento de gracia.
Tercer
día
"Llena eres de gracia".
¡Dulce Madre! Dios te salve, María, sagrario riquísimo en que descansó
corporalmente la plenitud de la Divinidad: a tus pies se presenta desnuda mi
pobre alma, pidiendo la gracia y amor de Dios, con el que fuiste enriquecida,
haciéndote llena de virtud, llena de santidad, y llena de gracia. Amén.
Súplica a la Virgen
Madre, una gracia te pido, que me
sanes en cuerpo y alma. Sé que debo despojarme de mi orgullo y de todos mis pecados,
que lejos estaba de ti, que un negro velo cubría mi alma. Hoy te descubro y
quiero vivir. Detén tu mano y pósala en mi corazón. Amén.
Se dicen las intenciones de la
novena y se rezan tres padrenuestros, avemarías y glorias.
Consagración
a la Virgen
¡Oh Madre, quiero consagrarme a
ti! Virgen María, hoy consagro mi vida a ti. Siento necesidad constante de tu
presencia en mi vida para que me protejas, me guíes y me consueles. Sé que en
ti mi alma encontrará reposo y la angustia en mí no entrará. Mi derrota se
convertirá en victoria, mi fatiga en ti fortaleza es. Amén.
Oración
final
¡Oh Santísima Virgen, Madre de
Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella
confianza y autoridad de Madre con que puedes presentar nuestros ruegos al que
es árbitro soberano de nuestro bien, intercede una y otra en favor nuestro.
Consíguenos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan
dulce libro la fiel imitación de tu Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y
amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Se sugiere también rezar el Santo
Rosario o al menos una decena, correspondiente al día.
En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
CUARTO DÍA DE LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL
ROSARIO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto
de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y
Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad
infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de
haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración
inicial
¡Oh Madre y clementísima Virgen
del Rosario! Tú que plantaste en la Iglesia, por medio de tu privilegiado hijo
Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haz que abracemos todos tu santa
devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas
sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos
aumento de gracia.
Cuarto
día
"El Señor es contigo".
¡Oh Santísima Virgen! Aquel inmenso Señor, que por su esencia se halla con
todas las cosas, está en ti y contigo por modo muy superior. Madre mía venga
por ti a nosotros. Pero ¿cómo ha de venir a un corazón de tan poca limpieza,
aquel Señor, que para hacernos habitación suya, quiso con tal prodigio, que no
se perdiese, siendo Madre tu virginidad? ¡Oh! muera en nosotros toda impureza
para que habite en nuestra alma el Señor. Amén.
Súplica a la Virgen
Madre, una gracia te pido, que me
sanes en cuerpo y alma. Sé que debo despojarme de mi orgullo y de todos mis
pecados, que lejos estaba de ti, que un negro velo cubría mi alma. Hoy te
descubro y quiero vivir. Detén tu mano y pósala en mi corazón. Amén.
Se dicen las intenciones de la
novena y se rezan tres padrenuestros, avemarías y glorias.
Consagración
a la Virgen
¡Oh Madre, quiero consagrarme a
ti! Virgen María, hoy consagro mi vida a ti. Siento necesidad constante de tu
presencia en mi vida para que me protejas, me guíes y me consueles. Sé que en
ti mi alma encontrará reposo y la angustia en mí no entrará. Mi derrota se
convertirá en victoria, mi fatiga en ti fortaleza es. Amén.
Oración
final
¡Oh Santísima Virgen, Madre de
Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella
confianza y autoridad de Madre con que puedes presentar nuestros ruegos al que
es árbitro soberano de nuestro bien, intercede una y otra en favor nuestro.
Consíguenos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan
dulce libro la fiel imitación de tu Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y
amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Se sugiere también rezar el Santo
Rosario o al menos una decena, correspondiente al día.
En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
QUINTO DÍA DE LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL
ROSARIO
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Por la Señal
de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto
de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y
Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad
infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de
haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración
inicial
¡Oh Madre y clementísima Virgen
del Rosario! Tú que plantaste en la Iglesia, por medio de tu privilegiado hijo
Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haz que abracemos todos tu santa
devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas
sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos
aumento de gracia.
Quinto
día
"Bendita tú eres entre todas
las mujeres". Tú eres la gloria de Jerusalén: tú la alegría de Israel: tú
el honor del pueblo santo de Dios. Obtenga por tu intercesión nuestro espíritu
la más viva fe, para considerar y adorar con tu santo Rosario las misericordias
que en ti y por ti hizo el Hijo de Dios. Amén.
Súplica a la Virgen
Madre, una gracia te pido, que me
sanes en cuerpo y alma. Sé que debo despojarme de mi orgullo y de todos mis
pecados, que lejos estaba de ti, que un negro velo cubría mi alma. Hoy te
descubro y quiero vivir. Detén tu mano y pósala en mi corazón. Amén.
Se dicen las intenciones de la
novena y se rezan tres padrenuestros, avemarías y glorias.
Consagración
a la Virgen
¡Oh Madre, quiero consagrarme a
ti! Virgen María, hoy consagro mi vida a ti. Siento necesidad constante de tu
presencia en mi vida para que me protejas, me guíes y me consueles. Sé que en
ti mi alma encontrará reposo y la angustia en mí no entrará. Mi derrota se
convertirá en victoria, mi fatiga en ti fortaleza es. Amén.
Oración
final
¡Oh Santísima Virgen, Madre de
Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella
confianza y autoridad de Madre con que puedes presentar nuestros ruegos al que
es árbitro soberano de nuestro bien, intercede una y otra en favor nuestro.
Consíguenos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan
dulce libro la fiel imitación de tu Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y
amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Se sugiere también rezar el Santo
Rosario o al menos una decena, correspondiente al día.
En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
SEXTO DÍA DE LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto
de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y
Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad
infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de
haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración
inicial
¡Oh Madre y clementísima Virgen
del Rosario! Tú que plantaste en la Iglesia, por medio de tu privilegiado hijo
Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haz que abracemos todos tu santa
devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas
sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos
aumento de gracia.
Sexto
día
"Bendito es el fruto de tu
vientre Jesús". Lloro, oh Madre mía, que haya yo hecho tantos pecados,
sabiendo que ellos hicieron morir en cruz a tu Hijo. Sea el fruto de mi
oración, que no termine nunca de llorarlos, hasta poder bendecir eternamente
aquel purísimo fruto de tu vientre. Amén.
Súplica a la Virgen
Madre, una gracia te pido, que me
sanes en cuerpo y alma. Sé que debo despojarme de mi orgullo y de todos mis
pecados, que lejos estaba de ti, que un negro velo cubría mi alma. Hoy te
descubro y quiero vivir. Detén tu mano y pósala en mi corazón. Amén.
Se dicen las intenciones de la
novena y se rezan tres padrenuestros, avemarías y glorias.
Consagración
a la Virgen
¡Oh Madre, quiero consagrarme a
ti! Virgen María, hoy consagro mi vida a ti. Siento necesidad constante de tu
presencia en mi vida para que me protejas, me guíes y me consueles. Sé que en
ti mi alma encontrará reposo y la angustia en mí no entrará. Mi derrota se
convertirá en victoria, mi fatiga en ti fortaleza es. Amén.
Oración
final
¡Oh Santísima Virgen, Madre de
Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella
confianza y autoridad de Madre con que puedes presentar nuestros ruegos al que
es árbitro soberano de nuestro bien, intercede una y otra en favor nuestro.
Consíguenos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan
dulce libro la fiel imitación de tu Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y
amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Se sugiere también rezar el Santo
Rosario o al menos una decena, correspondiente al día.
En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
SÉPTIMO DÍA DE LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL
ROSARIO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto
de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y
Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad
infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de
haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración
inicial
¡Oh Madre y clementísima Virgen
del Rosario! Tú que plantaste en la Iglesia, por medio de tu privilegiado hijo
Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haz que abracemos todos tu santa
devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas
sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos
aumento de gracia.
Séptimo
día
"Santa María, Madre de
Dios". No permitas se pierda mi alma comprada con el inestimable precio de
la sangre de Jesús. Dame un corazón digno de ti, para que amando el recogimiento,
sean mis delicias obsequiártelo con el santo Rosario, adorando con él a tu
Hijo, por lo mucho que hizo para nuestra redención, y por lo que te ensalzó,
haciéndote Madre suya. Amén.
Súplica a la Virgen
Madre, una gracia te pido, que me
sanes en cuerpo y alma. Sé que debo despojarme de mi orgullo y de todos mis
pecados, que lejos estaba de ti, que un negro velo cubría mi alma. Hoy te
descubro y quiero vivir. Detén tu mano y pósala en mi corazón. Amén.
Se dicen las intenciones de la
novena y se rezan tres padrenuestros, avemarías y glorias.
Consagración
a la Virgen
¡Oh Madre, quiero consagrarme a
ti! Virgen María, hoy consagro mi vida a ti. Siento necesidad constante de tu
presencia en mi vida para que me protejas, me guíes y me consueles. Sé que en
ti mi alma encontrará reposo y la angustia en mí no entrará. Mi derrota se
convertirá en victoria, mi fatiga en ti fortaleza es. Amén.
Oración
final
¡Oh Santísima Virgen, Madre de
Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella
confianza y autoridad de Madre con que puedes presentar nuestros ruegos al que
es árbitro soberano de nuestro bien, intercede una y otra en favor nuestro.
Consíguenos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan
dulce libro la fiel imitación de tu Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y
amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Se sugiere también rezar el Santo
Rosario o al menos una decena, correspondiente al día.
En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
OCTAVO DÍA DE LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL
ROSARIO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto
de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y
Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad
infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de
haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración
inicial
¡Oh Madre y clementísima Virgen
del Rosario! Tú que plantaste en la Iglesia, por medio de tu privilegiado hijo
Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haz que abracemos todos tu santa
devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas
sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos
aumento de gracia.
Octavo
día
"Ruega por nosotros
pecadores". ¡Madre de piedad! A ti solo dijo aquel Rey soberano de la
gloria: Tú eres mi Madre. Alcánzame humildad y plena confianza, dispuesto de
este modo, con el auxilio de Dios, a recibir los favores de la Divina
misericordia, por los méritos de tu Hijo y Redentor nuestro. Amén.
Súplica a la Virgen
Madre, una gracia te pido, que me
sanes en cuerpo y alma. Sé que debo despojarme de mi orgullo y de todos mis
pecados, que lejos estaba de ti, que un negro velo cubría mi alma. Hoy te
descubro y quiero vivir. Detén tu mano y pósala en mi corazón. Amén.
Se dicen las intenciones de la
novena y se rezan tres padrenuestros, avemarías y glorias.
Consagración
a la Virgen
¡Oh Madre, quiero consagrarme a
ti! Virgen María, hoy consagro mi vida a ti. Siento necesidad constante de tu
presencia en mi vida para que me protejas, me guíes y me consueles. Sé que en
ti mi alma encontrará reposo y la angustia en mí no entrará. Mi derrota se
convertirá en victoria, mi fatiga en ti fortaleza es. Amén.
Oración
final
¡Oh Santísima Virgen, Madre de
Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella
confianza y autoridad de Madre con que puedes presentar nuestros ruegos al que
es árbitro soberano de nuestro bien, intercede una y otra en favor nuestro.
Consíguenos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan
dulce libro la fiel imitación de tu Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y
amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Se sugiere también rezar el Santo
Rosario o al menos una decena, correspondiente al día.
En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
NOVENO DÍA DE LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL
ROSARIO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto
de contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y
Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad
infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de
haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Oración
inicial
¡Oh Madre y clementísima Virgen
del Rosario! Tú que plantaste en la Iglesia, por medio de tu privilegiado hijo
Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haz que abracemos todos tu santa
devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas
sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos
aumento de gracia.
Noveno
día
"Ahora, y en la hora de
nuestra muerte", estamos siempre expuestos a perder la gracia de Dios. Haz
que no se aparte de mi memoria al último momento de la vida, que habrá de ser
decisivo de mi eterna suerte. ¡Oh Madre de piedad! concédeme el consuelo de
morir bajo tu protección y en el amor de mi Jesús. Amén.
Súplica a la Virgen
Madre, una gracia te pido, que me
sanes en cuerpo y alma. Sé que debo despojarme de mi orgullo y de todos mis pecados,
que lejos estaba de ti, que un negro velo cubría mi alma. Hoy te descubro y
quiero vivir. Detén tu mano y pósala en mi corazón. Amén.
Se dicen las intenciones de la
novena y se rezan tres padrenuestros, avemarías y glorias.
Consagración
a la Virgen
¡Oh Madre, quiero consagrarme a
ti! Virgen María, hoy consagro mi vida a ti. Siento necesidad constante de tu
presencia en mi vida para que me protejas, me guíes y me consueles. Sé que en
ti mi alma encontrará reposo y la angustia en mí no entrará. Mi derrota se
convertirá en victoria, mi fatiga en ti fortaleza es. Amén.
Oración
final
¡Oh Santísima Virgen, Madre de
Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella
confianza y autoridad de Madre con que puedes presentar nuestros ruegos al que
es árbitro soberano de nuestro bien, intercede una y otra en favor nuestro.
Consíguenos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan
dulce libro la fiel imitación de tu Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y
amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
Se sugiere también rezar el Santo
Rosario o al menos una decena, correspondiente al día.
En el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Redacción ACI Prensa
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