miércoles, 29 de septiembre de 2021

POEMA A LA VIDA

En recuerdo y por el entrañable amor que recibimos (hermanas, sobrinas, primas, ahijados, hijos, nueras, nietos, amigas, amigos y todas aquellas personas que fueron parte de esta preciosa vida.)

Memorias de Violeta Dagmar Clausen Encinas… mi Madre

¿A DÓNDE VA EL TIEMPO QUE PASA?

No creo que los años, días y horas que pasan vayan a parar a la nada o a un hoyo profundo donde quedan enterrados para siempre.

Mi fantasía me hace imaginar que el tiempo de cada persona, al ir pasando va formando un nuevo pequeño mundo, es decir, un mundo propio para cada uno de nosotros.

Todos tenemos horas muy felices, felices, muy tristes, tristes, disgustos, satisfacciones, días neutros. Ilusiones realizadas e ilusiones truncas, llanto, temor, días tempestuosos, sueños, amor, desilusiones, fantasías.

Formaremos un mundo individual, un mundo propio, inaccesible, único… a dónde va a parar todo nuestro tiempo, todas esas horas…

Y nuestro pequeño mundo tendrá de todo…

Con nuestros sueños y fantasías formamos castillos maravillosos… las horas o minutos de fantasía irán colocándose unas sobre otras a través de nuestra vida, formando las paredes tapizadas de terciopelo, las puertas de plata que aldabones de oro, los marcos de las ventanas en plata, los muebles muy tallados con incrustaciones de piedras preciosas, cortinas de encajes de valor inapreciable. Cubiertos de oro, vajilla de plata, ramas de plumas, perfumes puros de flores. Un hermoso carruaje de oro tirado por cisnes.

Con nuestro tiempo dedicado a soñar tejeremos un manto inmenso azul, azul ilusión… tachonadas de brillantes. Ese será el cielo de nuestro mundo aparte. El manto azul será tejido con horas y minutos de ilusiones con las agujas de la imaginación… y los brillantes son las estrellas de ese mundo formados por el tiempo que duraron más las más grandes ilusiones de nuestra vida, también el manto tendrá diamantes, zafiros, rubíes para soñar.

Con nuestras horas de amor formaremos la luz que alumbrará a este mundo, una luz refulgente, a veces enceguecedora, pero que iluminara esa existencia nueva porque el amor ilumina las horas que se vive aumenta el deseo de vivir de hacer algo bueno endulza la existencia, es brillante, ablanda corazones, hace sonreír, suspirar, reír.

Nuestros disgustos, molestias, malos momentos, irán acumulándose para formar volcanes, volcanes que en muchos casos tienen mucha lava.

Nuestras horas de llanto y dolor formarán los mares, los ríos, las lagunas, llenos de lágrimas de dolor, de desesperación, enorme pena.

Nuestras horas de cólera formarán los nubarrones que producirán tormentas.

Nuestras alegrías harán la música que invitará a bailar.

Nuestros ratos de miedo harán los temblores y nuestras desgracias…. los terremotos.

Nuestras esperanzas los campos verdes y fértiles que hasta tendrán árboles gigantescos llenos de ramas verdes, que al morir las esperanzas se secarán para hacer leña.

Nuestros minutos de ilusión harán brotar flores de múltiples colores, de diversas fragancias, de maravillosas formas, que perfumarán ese nuevo mundo, lo hará más vistoso, más alegre, más agradable, más acogedor, y habrá rosas rojas para el amor, y claveles y lirios y margaritas para el ensueño para culto al amor.

Para los niños y los enamorados habrá jardines de ensueño con lindas mariposas de brillantes colores, hasta luciérnagas refulgentes que irradian luz en la noche.

Con nuestras penas se formarán montañas inmensas, duras, petrosas, que se irán elevando deseando alcanzar el cielo… ese manto azul tejido con nuestros sueños.

Con nuestra tristeza haremos el viento que a veces soplará muy frío y que hará tiritar el alma.

Ahora me cabe asegurar que habrá millones de pequeños mundos diferentes. No habrá uno igual a otro.

Unos tendrán las montañas más altas, otros, los mares más pequeños, otros el castillo más amplio y mejor adornado, otros, campos más o menos fértiles, algunos, jardines cuajados de flores. Otros no tendrán en su cielo ni brillantes ni zafiros. Unos tendrán luz muy tenue, otros luz refulgente, y otros serán oscuros porque nunca sintieron amor…

En algunos, los nubarrones producirán tormentas, otros tendrán música de ensueño. Algunos tendrán ciclones, otros no podrán cortar ni una flor. En cambio, sus ríos serán caudalosos, sus mares muy bravos, capaces de arrastrar con su fuerza y sepultar seres en sus profundidades...

¿CÓMO ES MI MUNDO?

Mi mundo tiene un castillo no muy grande, ni muy alto, moderadamente elegante.

No tiene grandes espejos, ni incrustaciones de oro, ni piedras preciosas.

Pero sí mi dormitorio tiene las paredes tapizadas en terciopelo azul cielo, cortinas de encaje delicado, decorado de tul blanco y celeste tenue, alfombra dorada, puertas de nácar… ventanas de nácar.

El cielo de mi mundo es inmenso… inmenso… de un color muy azul brillante y lleno de estrellas refulgentes.

Mi mundo es iluminado por una luz muy intensa, casi enceguecedora, brillante con sombras de plata.

Hay muchos volcanes en mi pequeño mundo, y los mares son mansos… muy grandes profundos… interminables y los ríos muy largos y caudalosos.

Es una pena que no haya música en mi mundo, a pesar de que ella me gusta, pero no he tenido la suerte de escucharla mucho.

Pero, eso sí, en su mayor parte está cubierto por campos verdes, muy verdes, vivos, con árboles gigantescos que dan sombra, y muchos, pero muchos jardines con lindas flores, donde predominan las rosas rojas y las azucenas.

El viento de mi mundo es tan fuerte que hace peligrar las flores y los campos, siempre sopla así, pero las flores y las plantas son más fuertes que ese viento y resisten hasta los huracanes y ciclones con admirable valor, y así espero sobrevivan hasta el final de mis días.

Violeta.

Enviado por José Miguel Pajares Clausen

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