POR CYNTHIA PÉREZ | ACI Prensa
Al igual que con la Virgen María, los católicos podemos rezar el Santo
Rosario a San José para meditar sobre la vida de Jesús bajo la paternal mirada
del Santo Custodio, pedirle su intercesión y encomendarnos a la protección del
patrono de la Iglesia universal.
San José es descrito como “justo” en las
Sagradas Escrituras y es considerado por los santos a lo largo de la historia
como un poderoso intercesor ante su hijo Jesús. Entre ellos están Santa Teresa
de Ávila, San Francisco de Sales, San Alfonso de Ligorio, San Pío de
Pietrelcina, el Papa San Pío X y otros.
Posiblemente, el padre adoptivo de Cristo es el santo más importante de
la Iglesia Católica, por eso existen diversas oraciones con las que los fieles
le expresan su profunda devoción, entre ellas está la Coronilla o Santo Rosario
a San José.
La devoción por el Rosario a San José inició en 1871, cuando a través
del Breve Inclytum Patriarcham, el
Papa Pío IX proclamó promover la devoción al Padre adoptivo de Cristo como
santo católico, y alentó al pueblo a acudir a él con piedad y “una confianza sin límites”.
El Beato Pío IX declaró a San José como patrono de la Iglesia universal
hace 150 años. Para conmemorar esta fecha, el Papa Francisco publicó la carta
apostólica Patris corde
y declaró el Año de San José desde el 8 de diciembre de 2020 al 8 de
diciembre de 2021.
Durante este tiempo de gracia, el Santo Padre animó a los católicos a
fortalecer su vida de fe a ejemplo del santo. En este periodo, los fieles que
se confiesen, comulguen y recen por las intenciones del Papa, pueden alcanzar
indulgencia plenaria de varias formas, entre ellas, está encomendarse al santo
en sus labores diarias, y rezar el Rosario en familia.
El Rosario a San José nos lleva “a rememorar
la vida de José, fiel esposo de nuestra Madre María y hombre de valor que de
manera perfecta asumió la protección y crianza de Jesús en sus etapas de
infante, además de ser el más fiel seguidor de un Cristo a quien reconoció como
su señor e hijo de Dios”, señaló la Arquidiócesis de Milwaukee,
Wisconsin (Estados Unidos).
Los fieles suelen rezar esta especial oración para pedir la intercesión
del patriarca de la Sagrada Familia al momento de afrontar situaciones
difíciles o que parecen imposibles. Además, se suelen encomendar a él los
trabajadores, padres, maestros y enfermos, de quien es santo patrono.
“Ya lo decía el Papa Pío IX y lo ratificaba Juan
Pablo II, que José en su vida superó muchas pruebas para ganarse siempre la
bendición de Dios, por lo que es capaz de ayudarnos con su poderosa gracia y
bendición a solucionar los casos más increíbles por lo que desde la Iglesia se
considera que para el rosario a San José casos imposibles no existen”, señaló la Arquidiócesis.
“También podemos pedir a San José por su
iluminación para poder ser ese guía de nuestra familia o tener la fortaleza
para poder ser el impulsor de nuestros allegados. San José, de la casa de
David, nos enseña el verdadero modelo de un padre ejemplar, pero también el de
hijo de Dios, responsable y bondadoso”, agregó.
El Rosario a San José suele rezarse en la forma de un septenario, que
son cinco o siete grupos de siete cuentas violetas, donde cada grupo representa
un misterio y están separados entre sí por una cuenta blanca donde se anuncia
el misterio. El color violeta simboliza la piedad de San José y el blanco su
castidad y pureza. En lugar de la cruz, suele llevar la medalla de San José.
En caso no se disponga de este rosario particular, es posible utilizar
el rosario mariano tradicional de cinco misterios y diez cuentas. Solo se debe
reemplazar el “Ave María” por el “Dios te salve José” y meditar un misterio por
decena desde la perspectiva del padre adoptivo de Cristo.
A continuación, te
presentamos los pasos para rezar el Rosario a San José:
1. Hacer la señal
de la Cruz:
“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amén”
2. Rezar la
Oración a San José:
“Oh San José, que con amor trabajaste la madera
para en esta vida, vida pasajera, a tu familia el pan de cada día proveer. Oh
San José, ahora en el Cielo con Cristo, que extendido en el madero en el que
vida eterna al hombre dio, enséñanos a reconocer en el quehacer de cada día el
camino hacia Dios”.
3. Presentar el
Misterio que corresponda:
A continuación los
siete Misterios de San José:
1. La anunciación a San José (Mateo 1:18-21)
2. El nacimiento de Jesús (Mateo 2:1-12; Lucas 2:1-20)
3. La circuncisión y la atribución del nombre de Jesús (Lucas 2:21, Mateo
1:20-21)
4. La presentación en el Templo (Lucas 2:22-38)
5. La huida a Egipto (Mateo 2:13-15)
6. El regreso a Nazaret (Mt 2:23)
7. El niño Jesús perdido y hallado en el Templo (Lucas 2:44-46)
4. Rezar un Padre
Nuestro
5. Rezar la
oración “Dios te salve, José” en cada cuenta del misterio:
“Dios te salve, José, lleno de la gracia divina. Entre
tus brazos descansó el Salvador y ante tus ojos creció. Bendito eres entre
todos los hombres, y bendito es Jesús, el hijo divino de tu virginal esposa. San
José, padre adoptivo de Jesús, ayúdanos en nuestras necesidades familiares, de
salud y de trabajo, hasta el fin de nuestros días, y socórrenos a la hora de
nuestra muerte. Amén”.
Otra opción es: “Salve, San José, hombre
justo, Dios te escogió como esposo de María y Jesús te honró con el nombre de
padre. Salve, custodio del Redentor y protector de la Iglesia universal,
protege nuestras familias y asístenos en la hora de la muerte. Amén”.
6. Al terminar
cada misterio, rezar un Gloria
7. Rezar la
oración “Acuérdate” a San José:
“Acuérdate, oh castísimo esposo de la Virgen María,
San José, mi amable protector, que nunca se oyó decir que alguno de aquellos
que invocaron tu protección e imploraran tu socorro, hubiese quedado sin
consuelo. Lleno de confianza, me presento ante ti y me encomiendo con fervor a
tu patrocinio. No desatiendas mis oraciones, oh padre adoptivo del Redentor,
más bien escúchalas y acógelas. Amén”
8. Rezar las Letanías a San José
9. Rezar esta
oración (opcional) y hacer la señal de la Cruz:
“¡Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste
elegir a San José para esposo de tu Santísima Madre; te rogamos nos concedas
tenerlo como intercesor en el Cielo, ya que lo veneramos como protector en la
tierra. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Gloria al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén”.
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