En sentido estricto, se llama anamnesis a la parte de la plegaria eucarística que sigue inmediatamente a la consagración.
Por: Agustín Fabra | Fuente:
Religión en Libertad
INTRODUCCION
El término 'anamnesis’
proviene del griego y significa 'recuerdo', 'reminiscencia' y 'rememoración’. En
general 'anamnesis’ quiere decir 'traer al presente los recuerdos del pasado’.
En teología la palabra 'anamnesis’
significa la acción memorial o de recordación que tiene lugar en la
Eucaristía durante la Santa Misa en recuerdo de las palabras de Jesús en la
Ultima Cena: 'Haced esto en memoria mía’ (Lucas
22:19).
LA
ANAMNESIS Y LA SANTA MISA
En sentido estricto, se llama anamnesis a la
parte de la plegaria eucarística que sigue inmediatamente a la consagración. La
Iglesia cumple fielmente el mandato del Señor al repetir las palabras y los
gestos de la institución y, además, la anamnesis expresa el sentido profundo y
la actitud espiritual: 'Por eso, Señor, nosotros
tus siervos y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la pasión
gloriosa de Jesucristo…’ (Canon Romano).
En la parte de la Misa en que se hace anamnesis
la Iglesia proclama su recuerdo en la fe, del misterio salvador de Cristo. Ya
en la plegaria eucarística de la Tradición Apostólica, la anáfora, se le une la
mención de la Resurrección como expresión de la fe de la Iglesia en el misterio
que se celebra: la repetición de la Santa Cena y el memorial del misterio
salvador de la Cruz, de lo cual brota la anamnesis envuelta en la acción de
gracias.
ANAMNESIS
Y MEMORIAL
Es necesario tener en cuenta que el término 'recordar’ no debe entenderse como un proceso por
el cual evocamos un acontecimiento o una persona del pasado. La anamnesis hace
que el pasado sea traído hasta el presente. No se trata de trasladarnos al
pasado, sino trasladar el pasado al presente.
De hecho, cuando Cristo celebró la Santa Cena
con sus discípulos estaba realizando un memorial, y quiso que ellos repitieran
aquello como memorial suyo. De ahí que la palabra 'anamnesis’
se traduzca más correctamente por 'memorial’
que por 'recuerdo’, ya que así se evocan más
correctamente las particularidades del término, tanto en el sentido bíblico
como en el litúrgico.
ANAMNESIS
Y OFRENDA
La anamnesis contiene, junto con la proclamación
del memorial, la actualización de la ofrenda, ya que así la Iglesia expresa con
ello el sentido sacrificial más propio de la Cena del Señor,
Cristo, en efecto, ha dejado a la Iglesia un
sacrificio visible, tal como lo requiere la naturaleza humana. Pero este
sacrificio es el memorial del sacrificio definitivo al Padre en la Cruz, que se
hace presente aquí y ahora de forma incruenta, aplicándose sus frutos. El
propio Señor realizó por vez primera este memorial en la Santa Cena,
anticipando de esta forma el sacrificio incruento en la Cruz.
El Canon Romano es uno de los que mejor expresan
el carácter sacrificial de la celebración eucarística, subrayando la relación
con la anamnesis: '… te ofrecemos, de los mismos
bienes que nos has concedido, el sacrificio puro, inmaculado y santo, pan de
vida eterna y cáliz de salvación’.
ANAMNESIS
EN SENTIDO ESCATOLOGICO
Puesto que se recuerda el misterio de la
salvación 'hasta que el Señor vuelva’, la anamnesis encierra una referencia al
retorno del Señor en la gloria. De hecho,
el memorial litúrgico es, de por sí, un alimento para la esperanza del pueblo;
el recuerdo de las maravillas de Dios actualizadas en el hoy por la celebración
de la Santa Misa, lo cual asegura la total fidelidad de Dios a su promesa.
Recordarle algo a Dios es tanto como asegurar su
intervención. De ahí que el sentido original de 1ª. Corintios 11:26, donde
dice: 'Pues cada vez que coméis este pan y bebéis
esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga’, incluye un
elemento de finalidad. La traducción más exacta sería: 'hasta
que se realice su venida’, lo cual tendría un sentido más profético.
Al celebrar la Santa Cena en la Misa, anunciamos
la muerte del Señor. Esta proclamación se realiza por el mismo hecho de
celebrar la Eucaristía, pues cuando la comunidad se reúne en asamblea para
celebrar el memorial, constituye un signo o señal para toda la humanidad. En la
anamnesis se expresa la conciencia que tiene la Iglesia de constituir el signo
del misterio pascual de una manera que compromete a toda la humanidad, pues toda
ella está abocada, como destino final, a encontrarse con Cristo en su retorno.
LA
ANAMNESIS EN LAS PLEGARIAS EUCARISTICAS
Las tres Plegarias Eucarísticas aprobadas por la
Sagrada Congregación de Ritos, en el decreto de 23 de mayo de 1968, presentan
muestras variadas de anamnesis.
En la Plegaria Eucarística II se conservan
prácticamente los textos de la anáfora de la Tradición Apostólica con ligeras
adaptaciones, aunque la fórmula anamnética es la misma. Únicamente se la ha
añadido en la palabra 'pan’ la determinación
'de vida’, y la palabra 'cáliz’ se ha precisado con los términos 'de salvación’.
En la anamnesis de las
plegarias eucarísticas III y IV encontramos estas características:
a.- Se ha expresado de modo
explícito la espera en la última venida del Señor.
b.- Se ha hecho explícito
el carácter sacrificial de la Eucaristía, indicando que Cristo es el objetivo
directo y primordial de la ofrenda.
c.- Se ha añadido el
elemento de acción de gracias para completar el de memoria.
Como característica común de esas Plegarias
Eucarísticas tenemos la intervención del pueblo, en forma de aclamación,
después de la narración: 'Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!’. Esta aclamación es
propiamente una anamnesis con la cual el pueblo hace, como lo hará después el
celebrante, su memoria y acto de fe en el ministerio que celebra.
La Plegaria Eucarística I es del rico y
tradicional Canon Romano, la cual es la que debería usarse regularmente, y que
es superior a las otras.
BIBLIOGRAFIA
.- Anamnesis – F. Cabrol
.- Problemas de la
anamnesis – B. Botte
.- Haced esto en memoria
mía – O. Casel
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