Mientras estaba en Skolimow, casi al final de su Postulantado, Santa Faustina le preguntó al Señor por quién más debía orar y la noche siguiente tuvo esta visión. "Esa noche vi a mi ángel de la Guarda, quien me pidió que lo siguiera. En un momento me vi en un lugar lleno de fuego y de almas sufrientes. Estaban orando fervientemente por si mismas pero no era válido, solamente nosotras podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban no podían tocarme. Mi ángel de la guarda no me dejó sola ni un momento. Yo pregunté a las almas que es lo que más las hacía sufrir. Ellas me contestaron que era el sentirse abandonadas por Dios...Vi a Nuestra Señora visitando a las almas del Purgatorio, la llamaban Estrella del Mar. Luego mi ángel guardián me pidió que regresáramos, al salir de esta prisión de sufrimiento, escuché la voz interior del Señor que decía: ‘Mi Misericordia no quiere esto, pero lo pide mi Justicia’".
Durante un retiro de ocho días en octubre de 1936, se le mostró a Sor
Faustina el abismo del infierno con sus varios tormentos, y por pedido de Jesús
ella dejó una descripción de lo que se le permitió ver: "Hoy día fui llevada por un Ángel al abismo del infierno. Es un
sitio de gran tormento. ¡Cuán terriblemente grande y, extenso es! Las clases de torturas que vi:
La primera es la
privación de Dios; la segunda es el perpetuo
remordimiento de conciencia; la tercera es que
la condición de uno nunca cambiará; la cuarta es
el fuego que penetra en el alma sin destruirla -un sufrimiento terrible, ya que
es puramente fuego espiritual,-prendido por la ira de Dios. La quinta es una oscuridad continua y un olor
sofocante terrible. A pesar de la oscuridad, las almas de los condenados se ven
entre ellos; la sexta es la compañía constante
de Satanás; la séptima es una angustia horrible, odio a Dios, palabras indecentes y blasfemia.
Estos son los tormentos que sufren los condenados,
pero no es el fin de los sufrimientos. Existen tormentos especiales destinados
para almas en particular. Estos son los tormentos de los sentidos. Cada alma
pasa por sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionado con el tipo de
pecado que ha cometido.
Existen cavernas y fosas de tortura donde cada
forma de agonía difiere de la otra. Yo hubiera fallecido a cada vista de las
torturas si la Omnipotencia de Dios no me hubiera sostenido. Estoy escribiendo
esto por orden de Dios, para que ninguna alma encuentre una excusa diciendo que
no existe el infierno, o que nadie ha estado ahí y por lo tanto, nadie puede
describirlo."
El Señor fue preparando de esta forma el corazón de
Santa Faustina para que por medio de su intercesión se salvaran muchas almas.
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