José Ignacio Aguaded Gómez habla de los roles que pueden desempeñar los medios de comunicación en el proceso educativo.
Por: José Ignacio Aguaded Gómez | Fuente: Grupo
Comunicar - Network-press.org
La educación en la sociedad audiovisual debe
contemplar la específica situación que hemos tratado de exponer, y, partiendo
de su análisis, concretarse en un proyecto educativo concreto, con una
filosofía educativa, que adecue las prácticas y actuaciones escolares a las
nuevas demandas sociales (Creel y Orozco, 1993).
En virtud de esas coordenadas sociales y educativas, los medios adquieren roles
específicos en sus relaciones con los procesos de enseñanza-aprendizaje. Así,
los medios, en un contexto de pedagogía transmisiva, como la que hasta ahora ha
impregnado prácticamente el quehacer educativo en casi todas las regiones del
mundo, pueden no ser más que meros auxiliares que complementan la función
informativa de los profesores, ampliando sin el campo de conocimientos
conceptuales a través del apoyo del lenguaje audiovisual.
Éste es un primer paso, sin duda, pero muy limitado, porque donde realmente
cobra sentido la dimensión comunicativa es cuando se convierte en el eje de una
nueva conceptualización de la educación en la sociedad audiovisual en que nos
ha tocado vivir. «La educación emancipadora tiene
una epistemología alternativa que, en contraposición al conocimiento objetivo,
se basa en el conocimiento comunicado. Este conocimiento es generador y no
consumidor; se preocupa de la percepción y no de la recepción... En un sistema
así la inteligencia constituye un proceso y no un producto» (Criticos,
1993, citando a Stanton).
De esta manera la sociedad audiovisual demanda, frente a los estilos
tecnicistas y pragmáticos que han imperado como modelos educativos, el «aprendizaje experiencial reflexivo», que supere
la educación bancaria (Freire) de depositar conocimientos dentro de las cabezas
de los alumnos y que promueva alumnos más críticos y creativos con su entorno,
conscientes de su realidad y capaces de actuar libre, autónoma y juiciosamente.
Pensamos, que el papel de los medios de comunicación en esta enseñanza crítica
y de valores tiene que ser necesariamente crucial.
En este sentido, se pueden citar como estrategias más válidas «el pensamiento crítico, los modelos indagadores, los
enfoques de estudios culturales, la educación de los valores, las estrategias
interdisciplinarias, las experiencias creativas y la pedagogía democrática y
centrada en el alumno» (Tyner, 1993). Una sociedad cada vez más
consumidora de medios –que de forma paradójica, apenas si se preocupa por
fomentar aptitudes para el conocimiento racional de los códigos y lenguajes de
éstos–, ha de poner en funcionamiento propuestas didácticas que permitan una
intervención consciente del sistema educativo para «alfabetizar»
a los chicos y chicas de hoy como consumidores y usuarios de los nuevos
lenguajes de la comunicación y la información, con plena conciencia de uso y
con potencialidad para su utilización crítica y creativa.
La importancia social y personal de la comunicación audiovisual en el marco de
la vida moderna y la necesidad de desarrollar propuestas críticas y creativas
en el ámbito educativo para saber comprender, interpretar y utilizar los
medios, requiere la presencia de éstos en los diferentes ámbitos del saber,
puesto que no se trata sólo de adquirir conocimientos, ni de promover
actitudes, sino de fomentar técnicas y procedimientos que permitan al alumnado
su análisis y uso como lenguajes
propios.
Los medios de comunicación no sólo presentan adecuadas estrategias para
favorecer los objetivos del sistema educativo, sino que al mismo tiempo ofrecen
propuestas metodológicas, al hilo de las corrientes didácticas en boga. En este
sentido, el aprendizaje significativo, la globalización de los contenidos, la
actividad del discente, la fundamentación en el entorno, la diversidad de los
recursos, el inicio de los procesos a partir de las ideas previas, el carácter
formativo de los procedimientos de valoración y evaluación, el rol de orientador
y estimulador de los docentes, la flexibilidad organizativa, la adaptación
curricular a las necesidades particulares del alumnado, la
interdisciplinariedad curricular, la importancia de valores y actitudes...
encuentran en los medios de comunicación unos recursos variados y de fuerte
impacto y valor didáctico. Los medios, en este contexto didáctico, acercan el
proceso de aprendizaje al modelo investigador.
Frente al estilo transmisivo y centrado en los contenidos, que hemos visto que
no responde a las exigencias de la sociedad audiovisual, los medios favorecen
la investigación y exploración de la realidad por parte de los alumnos y
alumnas, que pueden aprender en un proceso de descubrimiento, al tiempo que son
protagonistas de su aprendizaje. Los medios tanto como auxiliares didácticos,
como técnicas de trabajo o ámbitos de conocimiento diversifican las fuentes de
información, partiendo de la «actualidad» y
del entorno, ofreciendo informaciones globales que afectan integralmente a
todas las áreas curriculares.
Definitivamente, permiten cambiar la dinámica tradicional del aula, reduciendo
la función informativa del profesor y reservándole competencias didácticas más
genuinas, como la de planificación, motivación y evaluación. Coincidimos,
finalmente, con Len Masterman (1993) en que exigen nuevas formas de trabajar,
en la línea de una enseñanza no jerárquica, «que
fomente la reflexión y el pensamiento crítico y que, al mismo tiempo, sea lo
más viva, democrática, centrada en el grupo y orientada a la acción que el
profesor pueda conseguir».
La sociedad audiovisual reclama un contexto educativo en el que los medios han
de jugar un papel crucial. McLuhan afirmaba que la pedagogía actual no se
corresponde con la era de la electricidad, sino que se quedó en la era de la
escritura. Vallet, por otra parte, proclamaba nuestro analfabetismo de cara a
los medios de comunicación. Si nuestra escuela ha de preparar a los alumnos de
hoy a vivir en la sociedad de forma autónoma y libre, no puede seguir ignorando
los medios. No queda otra alternativa que integrarlos didácticamente y sacar de
ellos todo lo positivo que puedan ofrecernos La pedagogía audiovisual tiene que
entrar en la institución escolar, si se quiere potenciar las dimensiones
lúdicas, críticas y creativas
de las nuevas generaciones para su adecuada inserción en la sociedad
audiovisual.
Se trata de que la educación establezca sistemas de comunicación con su entorno
y procese la información del contexto de un modo útil a sus fines y proyecte
sus mensajes hacia fuera.
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