(Entrevista que le hizo Sor Emmanuel a la Mística María Simma quien hablaba y veía a las Almas del Purgatorio...)
Sor Emmanuel: María, ¿por qué ir al purgatorio? ¿Cuáles son los pecados que causan las almas van allí más a menudo?
María:
Estos son los pecados contra la
caridad, contra el amor al prójimo, la dureza de corazón, la hostilidad, la calumnia,
sí, todas estas cosas... Sin embargo, la murmuración y la calumnia son las más
graves, que requieren una purificación larga.
Aquí María, en ese sentido, nos da un ejemplo que nos dice muy emocionado, y es un testimonio de que quiere volver a contar. Se trata de un hombre y una mujer de quien la familia había solicitado información, si estuvieran en el purgatorio.
Para la gran alegría de los que habían pedido, la mujer ya estaba en el cielo y el hombre en el purgatorio. Pero, en realidad, la mujer murió después de un aborto, y el hombre acudía mucho a la Iglesia y llevó una vida digna y piadosa. Ambos murieron por casualidad, contemporáneamente, pero la mujer se había arrepentido sinceramente de lo que había hecho, y muy humilde, por el contrario, el hombre a pesar de ser muy religioso, criticaba todo y de todo el mundo se quejaba siempre, y hablaba mal de las personas. Por eso su purgatorio era muy largo. Así que llegué a la conclusión: "no debemos juzgar por las apariencias" Otros pecados contra la caridad son sin duda toda nuestro rechazo a ciertas personas que nos caen mal, negarnos a hacer la paz, a perdonar, la soledad y la amargura que cultivamos en nuestros corazones.
María nos dio un testimonio que nos hace reflexionar. Es la historia de una persona que ella conocía muy bien. Esta persona murió. Ella era una mujer que había muerto y se encontraba en el purgatorio con sufrimientos terribles verdaderamente horribles. Y cuando vino a ver a María Simma le preguntó por qué, y que el alma, dijo, "fue porque yo tenía un amigo, sí, un amigo, con quien tuvo una gran enemistad, y fue causada por esta misma enemistad y que ha mantenido esta rencor por años y años, y cuando su amigo le pidió que hiciera las paces con ella, reconciliarse, cada vez que ella negó, y cuando cayó gravemente enfermo, continuó con el corazón cerrado, negándose a ser reconciliados con su amiga, y en su lecho de muerte que su amiga llegó a rogarle a hacer la paz, sino también en el lecho de muerte ella había negado. Y es por eso que ahora en el purgatorio, era muy doloroso y que vino a pedir ayuda a María Simma”
Este testimonio es muy importante en la gravedad de guardar rencor. Nunca destacaremos lo suficiente cuanto puede realmente matar una palabra de crítica o mal intencionado y por el contrario cuanto puede sanar una palabra benévola
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