¿Existe
realmente el diablo? ¿Quién o qué es el diablo? ¿Qué dice la relevación
cristiana? ¿Cuáles son las actitudes con que debe comportarse un cristiano
delante de esta realidad?
Por: DR. Joseph Tham | Fuente: Escuela de la Fe
Por: DR. Joseph Tham | Fuente: Escuela de la Fe
Hace unos días, vino una señora que me pregunto
sobre la existencia del diablo. Tenía
dudas porque leyó un artículo en el que el
autor afirma la no-existencia del demonio, diciendo que es un invento de los hombres y sirve como un escape.
Para responderle a esta señora, primero quiero
plantear algunas preguntas: ¿Existe realmente el diablo? ¿Quién o que es el diablo? ¿Qué dice la relevación cristiana?
¿Cuáles son las actitudes con que debe comportarse un cristiano delante de esta
realidad?
LOS
DEMONIOS EN LA REVELACIÓN CRISTIANA
ANTIGUO
TESTAMENTO
La sagrada escritura nos presenta los demonios
como algo muy real y presente. Descubrimos que tienen una fuerza superior de
los hombres. Y el diablo es algo o alguien personal que
atribuye la biblia, varios hombres. Ellos son aquellos que desobedecieron a
Dios y fueron condenados eternamente al infierno. Su caída fue irrevocable y,
por eso, están eternamente separados de Dios (cfr. 2 Pe 2, 4; 1 Jn 3, 8; Jn 8,
44; CIC 391-393) Desde entonces, sus obras consisten en tentar a los hombres
incitándoles a rebelarse contra Dios, como ellos mismos han hecho.
El libro del génesis, nos cuenta del pecado
original cuando Adán y Eva cayeron bajo la influencia y el engaño del diablo
apareciendo como una serpiente. (Gen 3, 1-5 Sab 2, 24)
EVANGELIO
El señor Jesucristo se encarnó precisamente para salvaron de la triste situación, de los
hombres después de la caída. El tomo muy seriamente la existencia de los
demonios en su misión. Al inicio de su ministerio, tenía que confrontar al diablo en el desierto por 40 días. (MT 4, 1-11, Mc 1, 12, Lc 4, 1-13)
“Acabando todo género de tentaciones”, dice
el Evangelio de San Lucas, “el diablo se retiró de El hasta el tiempo
determinado”.
Jesús decía que “el
diablo es homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad, porque la
verdad no estaba en él”. (Jn 8,44)
cuando volvieron los 72 discípulos
diciendo: “Señor, en tu nombre sometimos hasta a
los demonios”, contesto Jesús, “yo veía a Satanás caer de Cielo como un rayo. Sepan que les di poder para
andar sobre serpientes y escorpiones y sobre todo enemigo”. (Lc 10, 17-18) es obvio que el diablo no es una figura metafórica para Jesús, y el
manifestaba su poder sobre los demonios en sus curaciones de los posesos.
CARTAS
DE LOS APÓSTOLES
En las cartas de los apóstoles, fácilmente vemos
que el diablo es una fuerza personal que nos confronta. “sean sobrios y estén despiertos, porque su enemigo, el diablo, ronda
como león rugiente, buscando a quien devorar. Resístanle firmes en la fe”. (1
Pe 5, 8-9) Por esta razón, San Pablo nos aconsejó, “revestíos de las armas de Dios
para poder resistir a las asechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no es
contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas”. (Ef 6, 11-12)
PADRES
DE LA IGLESIA
Desde los primeros pasos de la iglesia, los
padres en sus cartas y sermones nos alertan sobre la realidad del diablo
y sus engaños. Veamos algunos de estos. Dice San Atanasio, “Nuestro enemigo el diablo nos rodea siempre, tratando de
quitarnos la semilla de la palabra que ha sido puesta en nosotros” (Catena
Aurea, VI) “El lobo roba y dispersa las ovejas, porque a unos los arrastra a la
impureza, a otros inflama con la avaricia, a otros los separa por medio de la
ira, a este le estimula con la envidia, al otro le incita con el engaño. De la
misma manera que el lobo dispersa las ovejas de un rebaño y las mata, así también hace el diablo con las almas de los fieles por medio
de las tentaciones! (San Gregorio Magno, Homilía 14 sobre los Evangelios) El doctor angélico, Santo tomas de
Aquino decía, “Dos pasos del diablo: el primero
engaña, y después de engañar intenta retener en el pecado cometido”. (Sobre
el Padrenuestro)Catequesis de la Iglesia
Nos dejó
una doctrina cristiana sobre los demonios en el Magisterio ordinario de la Iglesia: siguiendo la Escritura y la Tradición de la Iglesia, afirma que existe el infierno y el diablo. El concilio
ecuménico Letrán IC (años 1215) definió que “el diablo y otros demonios
fueron creados por Dios con una naturaleza buena, pero se hicieron a sí mismos malos” (DS 800, CIC 391) Podemos encontrar esta enseñanza muy
sintéticamente en el nuevo catecismo de la Iglesia Católica en los números 391 – 395. Y en resumen, “Satanás o el diablo y los otros demonios son ángeles caídos por haber
rechazado libremente servir a Dios y su designio. Su opción contra Dios es
definitiva. Intentan asociar al hombre su rebelión contra dios” (CIC 414).
EXPERIENCIA
DE LOS DEMONIOS Y DEL MAL
TESTIMONIOS
DE LOS SANTOS
En las vidas de muchos santos y santas, nos revelan su relación íntima con Dios. Curiosamente, ellos mismo hablan de experiencias
fuertes de los demonios que les molestaban con tentaciones y manifestaciones.
Parece que a las personas que están más
cerca de Dios, los demonios no les dejan, las asechan con mayor insistencia. Por ejemplo, San Francisco tenía en sus escritos
diálogos muy reales y a veces chistoso con el demonio que vino a tentarle.
Otros místicos
como Santa Teres de Ávila, San Juan de la
Cruz, santa Catalina de Siena nos hablan de los engaños y tácticas de los
demonios que ellos mismos tuvieron que contrarrestar.
San Juan Maria Vianney, el Cura de Ars, tenía experiencias muy fuertes del demonio. Fue confesor
extraordinario y quedaba en el confesionario a lo largo de los días. Decía que
cuando le atacaba el demonio, a veces con golpes (una vez quemo su cama), el sabía que esperaba le llegara un gran pecador al día siguiente que venía a
pedir el sacramento de la reconciliación. Y por eso le molestaba el
demonio.
POSESOS
Y EXORCISMOS
Gracias a la redención de cristo, en el
cristianismo son raros los casos de posesión diabólica. Pero todavía, la
iglesia católica tiene el poder, recibido de Cristo, de arrojar al demonio de
una persona posesa, de un lugar o de un objetivo, por medio del exorcismo. La
iglesia siempre es muy prudente antes los casos de los posesos.
Pide, primero, el diagnostico de los médicos y psicólogos
para cerciorarse de que no son casos físicos o enfermedades mentales antes que
proceder.
Recientemente, el Vaticano dio a conocer un
nuevo manual de exorcismo en enero de 1999 que reemplaza al antiguo ritual
romano de 1614 (De Exorcismis et supplicationibus Quibusdam). Decía que todavía
, en ocasiones excepcionales, necesita una ayuda de un sacerdote piadoso,
santo, prudente y entendido para practicar los exorcismos.
EXPERIENCIAS
DE LA MALDAD
Todos nosotros tenemos la experiencia del mal.
Vemos y escuchamos todos los días hechos en el mundo: guerras, desastres
naturales, robos, homicidios, violencias, accidentes, etc.
Todo esto no tiene origen en Dios, sino en el
maligno. Además, experimentamos a veces nosotros mismo la tendencia al mal y en
muchas ocasiones constatamos el consentimiento de este: mentiras, injusticias,
falta de caridad… aunque no lo deseemos hacer. Sentimos que el mal es algo
fuera de nosotros, algo o alguien que nos empuja hacer lo que no queremos.
San Pablo lo resume “De
hecho, no hago bien que quiero, sino el mal que no quiero”. (Rm 7, 19)
Surge la pregunta ¿de dónde viene el mal? No puede venir de nosotros mismo por dos razones. Si el mal
proviniera de nosotros mismo, podríamos dominarlo eventualmente con nuestros
propios esfuerzos. Además, si el mal viniera de nuestra decisión, hubiéramos
podido entonces decidir que el mal no es tan mal, seria ¡un bien! Pero no podemos justificar nunca el mal
como un bien.
Por eso, reconozcamos que el mal no es solo una
proyección de lo que tenemos dentro. Existe el mal porque existe el pecado y
las tentaciones de los demonios que son una fuerza espiritual contra de
nosotros “Por lo tanto, si hago lo que no quiero,
no soy yo quien está haciendo el mal, sino el pecado que está dentro de mi” concluye
San Pablo (Rm 7, 20)
ACTITUD
DE UN CRISTIANO ANTE EL DIABLO
¿Cuál sería la actitud de los cristianos delante de esta realidad
de los demonios? No tengamos miedo, porque Cristo ha vencido la muerte (el demonio) por su cruz y
resurrección. Si vivimos en un estado de gracia, comportándonos de acuerdo a
una nueva vida que Cristo con su victoria sobre el diablo nos mereció, o tenemos nada que temer.
Dice en la catequesis del Papa de este verano, “Los buenos católicos no tienen nada que temer, ni caer en psicosis y angustias,
para ellos el pensamiento del infierno (añado los demonios) es una saludable
advertencia a la libertad”.
El catecismo dice <<
sin embargo, el poder de Satanás no es infinito. No es más
que una criatura, poderosa por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre
criatura: no puede impedir la edificación del Reino de dios>>
Aunque Satanás
actúe en el mundo por odio contra Dios y
su Reino en Jesucristo, y aunque su acción cause graves daños – de naturaleza
espiritual e indirectamente incluso de naturaleza física – en cada hombre y en
la sociedad, esta acción es permitida por la divina providencia que con fuerza
y dulzura dirige la historia del hombre del mundo.
El que Dios permita la actividad diabólica es un
gran misterio, pero nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios
para bien de los que le aman (Rm 8,28).
Pues, en el mundo, vamos a
tener tentaciones todavía por la consecuencia del pecado original. <
El pecado original entraña
la servidumbre bajo el poder del que poseía el imperio de la muerte, es decir,
del diablo (Cc, de Trento: DS1511, cfr. Hb 2, 14; (CIC 407)>>.
El consejo de San Pablo fue: “Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, mantenernos firmes.
¡En pie! Pues ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia
como coraza, calzaos los pies con el Celo por el Evangelio de la paz, tengan
siempre el escudo de la Fe, para que podáis detener con el todos los encendidos
dardos del maligno. Tomad también el yelmo de la salvación y la espada del
espíritu, que es la palabra de dios; siempre en oración y suplica, orando en
toda ocasión…” (Ef 6, 13-18)
CONCLUSIÓN
El diablo existe y está muy activo en el mundo de hoy, quizá uno de sus engaños es
que pongamos en duda su existencia. El C, S, Lewis, en su libro Cartas a
Screwtape, presento como una serie de cartas del demonio mayor a un demonio
joven dándole los trucos para tentar a su víctima: un cristiano. En una de
las cartas, el consejo del demonio mayor fue engañar a su víctima convenciéndole de la no existencia de los demonios. Si los
demonios no existieran, si fuera un invento como fruto del espanto de la gente “poco inteligente”, él tiene a su favor el campo para actuar con mayor libertad. Así, explico
el demonio mayor a su súbdito: “tendrá más éxito en sus tentaciones”.
Nosotros no podemos caer en el engaño de pensar
que los demonios no existen, sino tenemos que conocer las tácticas de los
malvados para superarlos en nuestra vida de santificación.
EL DIABLO ¿CÓMO VENCERLO?
La vida terrena
es un tiempo de prueba, durante el cual Dios consiente al demonio que tiente y
pruebe al ser humano, pero nunca por encima de sus fuerzas.
Por: Mons. Rafaello Martinelli | Fuente: Catholic.net
Por: Mons. Rafaello Martinelli | Fuente: Catholic.net
¿QUIÉN
ES EL DIABLO?
- La Iglesia enseña que al comienzo los diablos
eran ángeles buenos, creados por Dios, pero que después por sí mismos, por su
libre e irrevocable decisión, se transformaron en malvados, rebelándose,
rechazando a Dios.
- El Evangelio de San Juan llama al
diablo-Satanás "el príncipe de este
mundo" (Jn 12, 31). "El
diablo es pecador desde el principio" (1 Jn 3, 8), y se
opone personalmente a Dios y a su plan de salvación.
¿QUÉ
PODERES TIENE EL DIABLO SOBRE NOSOTROS?
- En la Primera Carta del mismo San Juan se lee:
"Todo el mundo yace bajo el poder del
Maligno" (5, 19). San Pablo habla de nuestra batalla contra las
potencias espirituales (cfr. Ef 6, 10-17). Es también por causa de él
que el pecado y sus consecuencias (enfermedad, sufrimiento, cataclismos y sobretodo
la muerte) entraron en el mundo.
- El diablo obra generalmente mediante la
tentación y el engaño; es mentiroso, "padre de
la mentira" (Jn 8, 44). Puede engañar, inducir al error,
ilusionar. Como Jesús es la Verdad (cfr. Jn 8, 44), así el diablo es el
mentiroso por excelencia. El escritor francés Charles Baudelaire decía que la
astucia más perfecta de Satanás consiste en convencernos de que no existe.
- EL DIABLO POSEE UN
INMENSO PODER DE SEDUCCIÓN:
· sedujo a Adam y a
Eva: de todas las obras realizadas por el diablo
"La más grave en consecuencias de estas obras ha sido la seducción
mentirosa que ha inducido al hombre a desobedecer a Dios" (CIC,
394);
· ha tratado de
seducir también a Cristo directamente (cfr. Lc
4,1-13) o sirviéndose de Pedro (cfr. Mt
16,23);
· trata de seducir a
los discípulos de Cristo. La estrategia que sigue para obtener este
resultado es la de convencer al ser humano de que una vida vivida en la
desobediencia a la voluntad divina es mejor que aquella vivida en la
obediencia. Engaña a los seres humanos persuadiéndolos de que no hay necesidad
de Dios y de que son autosuficientes, sin necesidad de la Gracia y de la
Salvación. Incluso engaña a los seres humanos disminuyendo, más aún haciendo
desaparecer el sentido del pecado.
- "El poder de
Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho
de ser espíritu puro, pero siempre criatura: no
puede impedir la edificación del Reino de Dios" (CIC, 395).
- Su acción, además de ser limitada, "es permitida por la divina providencia que con
fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita
la actividad diabólica es un gran misterio, pero "nosotros sabemos que en
todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm
8,28)" (CIC, 395)
¿POR
QUÉ DIOS "PERMITE" A SATANÁS QUE "ATORMENTE" AL SER HUMANO?
La vida terrena es un tiempo de prueba, durante
el cual Dios consiente al demonio que tiente y "pruebe"
al ser humano, pero nunca por encima de sus fuerzas. Sabemos, sin
embargo, por la Fe que de este mal Dios saca un bien más grande porque, con su
gracia, el corazón sale purificado de la prueba y la Fe se hace más sólida.
¿EN
QUÉ MODO JESÚS SE COMPORTA CON LOS DEMONIOS?
- Él, antes que nada, habla
frecuentemente del diablo (cfr. p. ej.: Mt 4, 10; Mc 4, 15; Lc
10, 18; Jn 8, 44).
-
Además, Él actúa contra el demonio:
· por ejemplo cuando
en la tentaciones en el desierto Jesús reacciona con fuerza (cfr. Lc
4, 1-13). "La tentación en el desierto muestra a Jesús, humilde Mesías que
triunfa de Satanás mediante su total adhesión al designio de salvación querido
por el Padre" (CIC, 566).
· en el Evangelio de
San Lucas, leemos que Jesús manda a los demonios, que lo reconocen como el Hijo
de Dios (cfr. Lc 4, 41; 8, 28...);
· entre los milagros
que realiza Jesús, hay liberaciones de posesiones diabólicas (cfr. Mc
1, 25; 5, 2-20): realizando esas curaciones, él "tomó
nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades." (Mt
8, 17);
· diversas veces los
Evangelistas nos cuentan que Jesús practica varios exorcismos, con los
que libera a algunas personas de los tormentos de los demonios, anticipando así
la gran victoria que El actuaría sobre el príncipe de este mundo (cfr. Mc
1, 25-26), con Su Muerte y Resurrección;
· Jesús predica la
venida del reino de Dios, la cual constituye la derrota del reino de
Satanás: "Pero si expulso a los demonios con
el poder del Espíritu de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a
ustedes" (Mt 12, 28);
· confía el poder de
expulsar los demonios también a sus Apóstoles (cfr. Mc
3, 15; 6, 7.13; 16, 17);
· vence todo el mundo
del mal con Su Muerte y Resurrección.
Jesucristo ha vencido a Satanás y ha definitivamente roto el dominio del
espíritu maligno (cfr. Col 2, 15; Ef 1, 21; Ap 12, 7-12),
él es "el más fuerte" que ha vencido al "fuerte" (cfr. Lc
11, 22). "Tengan confianza -dice el Señor- ¡Yo he vencido al mundo!"
(Jn 16, 33).
· justo cuando,
después de su muerte, desciende a los infiernos,
Jesús reduce "a la impotencia, mediante la
muerte, a aquel que de la muerte tenía el poder, es decir al diablo" (Hb
2, 14).
¿CÓMO
SE VENCE AL DIABLO?
De
varias maneras complementarias:
- Primero que nada
con una genuina vida de Fe, caracterizada por un confiado abandono en el amor
paterno y providente de Dios (cfr. Lc
12, 22-31), y de obediencia a su voluntad (cfr. Mt 6, 10),
imitando a Cristo Señor. Esta es la protección más
segura. La más bella victoria sobre el influjo de Satanás es la continua
conversión de nuestra vida, que tiene una propia actuación especial y continua
en el Sacramento de la Reconciliación, mediante el cual Dios nos libera de los
pecados cometidos después de nuestro bautismo, nos dona nuevamente Su amistad,
y nos confirma con su gracia para resistir a los ataques del Maligno.
- Con una permanente
vigilancia; "Estad alertas.
Vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente va buscando a quien
devorar" (1 Pe 5, 8).
- Acogiendo y
testimoniando, cada vez más, con la palabra y con las obras, el Evangelio. Para ello es necesario un anuncio integral y valiente del Evangelio:
no se debe tener miedo de hablar del demonio, y sobre todo de la victoria que Cristo ya ha obtenido sobre él y
continúa a obtener en la persona de sus fieles.
- Luchando contra sus
seducciones y tentaciones. "A través de toda la
historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas, que,
iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día
final. Enzarzado en esta pelea, el hombre ha de luchar continuamente para
acatar el bien, y sólo a costa de grandes esfuerzos, con la ayuda de la gracia
de Dios, es capaz de establecer la unidad en sí mismo." (Concilio Vaticano
ii, Gaudium et Spes, n. 37, 2).
- Huyendo, evitando
el pecado, que es una ofensa a Dios: "Contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus ojos
cometí" (Sal 51,6). El pecado se levanta contra el amor que Dios
nos tiene y aparta de él nuestros corazones. Como el primer pecado, es una
desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse "como
dioses", pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Gn
3,5). El pecado es así "amor de sí hasta el desprecio de Dios"."
(CIC, 1850)
- Utilizando el
discernimiento. "El Espíritu Santo nos
hace discernir entre la prueba, necesaria para el crecimiento del hombre
interior (cf Lc 8, 13-15; Hch 14, 22; 2 Tm 3, 12) en orden
a una "virtud probada" (Rm 5, 3-5), y la tentación que conduce al
pecado y a la muerte (cf St 1, 14-15). También debemos distinguir entre
"ser tentado" y "consentir" en la tentación. Por último, el
discernimiento desenmascara la mentira de la tentación: aparentemente su objeto
es "bueno, seductor a la vista, deseable" (Gn 3, 6), mientras
que, en realidad, su fruto es la muerte." (CIC, 2847).
- Orando. "Si Dios está de nuestra parte, ¿quién estará contra
nosotros?" (Rm 8, 31). El mismo Señor, en la oración del Padre
nuestro, nos ha enseñado a pedir a Dios Padre: "Líbranos del mal".
"Al pedir ser liberados del Maligno, oramos igualmente para ser liberados
de todos los males, presentes, pasados y futuros de los que él es autor o instigador.
En esta última petición, la Iglesia presenta al Padre todas las desdichas del
mundo. Con la liberación de todos los males que abruman a la humanidad, implora
el don precioso de la paz y la gracia de la espera perseverante en el retorno
de Cristo. Orando así, anticipa en la humildad de la fe la recapitulación de
todos y de todo en Aquél que "tiene las llaves de la Muerte y del
Hades" (Ap 1,18), "el Dueño de todo, Aquél que es, que era y
que ha de venir" (Ap 1,8; cf Ap 1, 4)" (CIC,
2854).
- Recurriendo cuando
sea necesario al exorcismo.
¿QUÉ COSA ES UN EXORCISMO?
- El exorcismo es un tipo de oración particular, que la Iglesia adopta
contra el poder del diablo.
- Se da un exorcismo
"Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo,
que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y
sustraída a su dominio" (CIC, 1673).
- Es "una oración del
tipo de los sacramentales" (Rito de los exorcismos, Praenotanda, n.
11). Los sacramentales "son signos sagrados instituidos por la Iglesia,
por medio de los cuales se santifican algunas circunstancias de la vida.
Comprenden siempre una oración acompañada de la señal de la cruz o de otros
signos" (Compendio, 351). Entre los Sacramentales, ocupan un puesto
relevante la bendiciones (de personas, de los alimentos, objetos, lugares), la
consagración de personas, la dedicación de objetos para el culto divino, la
bendición de los santos óleos, los exorcismos.
¿DE QUÉ MANERA SE PRACTICA EL EXORCISMO?
En
dos formas: simple y solemne:
- La forma simple-ordinaria es aquella en la
cual el exorcismo se realiza durante la celebración del Bautismo.
"Puesto que el Bautismo significa la liberación del pecado y de su
instigador, el diablo, se pronuncian uno o varios exorcismos sobre el
candidato. Este es ungido con el óleo de los catecúmenos o bien el
celebrante le impone la mano y el candidato renuncia explícitamente a
Satanás. Así preparado, puede confesar la fe de la Iglesia, a la cual será
"confiado" por el Bautismo" (CIC, 1237).
- "El exorcismo solemne sólo puede ser
practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es
preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas
establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios
o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que
Jesús ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las
enfermedades, sobre todo síquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia
médica. Por tanto, es importante, asegurarse, antes de celebrar el
exorcismo, de que se trata de un presencia del Maligno y no de una
enfermedad (cfr. CDC, can. 1172)" (CIC, 1673).
¿QUÉ
OTRAS CARACTERÍSTICAS TIENE EL EXORCISMO SOLEMNE?
- "El exorcismo debe
realizarse en un clima de Fe y de oración humilde y confiada, de manera de
evitar cualquier impresión de eficacia automática: la liberación del influjo
diabólico se da si y cuando Dios quiere. Si, como se indica en el n. 35 de las
Prenotanda, están también presentes algunos fieles, sean éstos exhortados a orar
intensamente según está previsto en el Rito.
- No obstante la reserva
con la cual es celebrado, el Rito del exorcismo non es un hecho privado, sino
un evento que concierne a toda la comunidad. El exorcista de hecho es un
miembro de la comunidad, actúa en nombre de Cristo y, en nombre de la Iglesia,
ejercita un ministerio específico. También el fiel que pide el exorcismo es un
miembro de la comunidad, uno de aquellos miembros que la comunidad debe amar
con un amor preferencial; cuando está en poder del Maligno, de hecho, él es el
más pobre de los pobres, necesitado de ayuda, de comprensión y de
consolación" (Rito de los exorcismos, Presentación CEI, nn. 13;
16).
- Todo acto de exorcismo es
ciertamente una oración para la liberación de la persona endemoniada por el
maligno, pero al mismo tiempo es anuncio:
· del Reino de Dios y
de Cristo, que asume nuestras enfermedades y que, como único liberador y
salvador, nos libra del Mal;
· de liberación total
(espiritual y física) y mediada (por medio de la Iglesia) del influjo
diabólico;
· de la realidad
escatológica: signo que anticipa la victoria final de Cristo sobre Satanás,
sobre la enfermedad, sobre la muerte.
¿CÓMO
SE LLEGA A SER EXORCISTA?
- El exorcista (término
ligado al verbo griego exorkízein = conjurar) es un hombre de oración,
que actúa en nombre de la Iglesia con la fuerza del Espíritu Santo. Un
ministerio que es don de Dios, conferido por el Obispo exclusivamente a
sacerdotes al interno de la diócesis y, por eso, por ellos ejercido por medio
de la Iglesia. Piedad, ciencia, integridad de vida, equilibrio, discernimiento,
preparación teológica y experiencia espiritual, capacidad de escucha, son
imprescindibles requisitos para un ministerio que es también un camino de santidad
particular porque lleva al enfrentamiento directo con el demonio. En
particular al exorcista se le pide la prudencia tanto para acertar la presencia
del maligno, como para observar las normas establecidas por la Iglesia.
- El ministerio del
exorcista, además de liberación, es también un ministerio
de consolación.
¿CÓMO
SE RECONOCE UNA POSESIÓN DIABÓLICA?
- Los fenómenos diabólicos
extraordinarios de la posesión, de la obsesión, de la vejación y de la
infestación son posibles, pero de hecho, al parecer de los expertos, son
raros" (Rito de los exorcismos, Presentación CEI,
n. 7).
- El Ritual del exorcismo señala
diversos criterios e indicios que permiten llegar, con prudente certeza, a la
convicción de que uno se encuentra ante una posesión diabólica. Es entonces
cuando el exorcista está autorizado a realizar el solemne rito del exorcismo.
- Algunos de estos
criterios son:
· hablar con muchas
palabras de lenguas desconocidas o entenderlas;
· hacer conocidas
cosas distantes o escondidas;
· demostrar fuerzas
más allá de las propias posibilidades;
· aversión vehemente
hacia Dios, la Santísima Virgen María, los Santos, la Cruz y las Imágenes
sagradas.
¿EXISTEN
ORACIONES PARA SER RECITADAS EN CASOS DE INFLUJOS MENORES DEL DEMONIO?
Ciertamente.
En el Rito de los exorcismos se encuentran también:
· las oraciones que
deben ser recitadas públicamente por un
sacerdote, con el permiso del Obispo, cuando se juzga prudentemente que hay de
hecho un influjo de Satanás sobre lugares, objetos o personas, sin llegar, sin
embargo, al estado de una posesión verdadera y propia;
· una colección de
oraciones para ser recitadas privadamente por parte de los fieles, cuando ellos
sospechan que están sujetos a los influjos diabólicos (cfr. Rito de los
exorcismos, Apéndice II, Oraciones para uso privado de los fieles).
¿QUÉ
OTROS CONSEJOS ÚTILES DA LA IGLESIA EN RELACIÓN AL INFLUJO DEL MALIGNO?
He
aquí algunos:
- "No buscar las
cosas sensacionales y evitar tanto la ingenua
credulidad que ve interventos del diabólicos en cualquier anomalía y
dificultad, como el racionalismo prefijado que excluye a priori cualquier forma
de intervención del maligno en el mundo;
- estar atentos en
relación a libros, programas televisivos, informaciones de los medios de
comunicación, que con fines de lucro se
aprovechan el interés generalizado por fenómenos insólitos o malsanos;
- no recurrir nunca a
quienes practican la magia o se profesan detentores de poderes ocultos o de
medium o presumen de haber recibido poderes particulares. En la duda sobre la presencia de un influjo diabólico es
necesario dirigirse antes que nada al discernimiento de los sacerdotes
exorcistas y a las ayudas de la gracia ofrecidos por la Iglesia sobre
todo en los Sacramentos;
- conocer el
significado auténtico del lenguaje usado por la Sagrada Escritura y por la
Tradición de la Iglesia y madurar una actitud
correcta en relación a la presencia y a la acción de Satanás en el mundo;
- recordar que la
superstición, la magia y, con mayor razón, el satanismo son contrarios a la
dignidad y racionalidad del ser humano y a la Fe en Dios Padre omnipotente y en Jesucristo nuestro Salvador"
(Rito de los exorcismos, Presentación de la CEI, n. 8).
El Primicerio
de la Basílica de San Ambrosio y San Carlos en
Roma
Monsignor Raffaello
Martinelli
EL DIABLO ¿CÓMO VENCERLO?
La vida terrena
es un tiempo de prueba, durante el cual Dios consiente al demonio que tiente y
pruebe al ser humano, pero nunca por encima de sus fuerzas.
Por: Mons. Rafaello Martinelli | Fuente: Catholic.net
Por: Mons. Rafaello Martinelli | Fuente: Catholic.net
QUIÉN
ES EL DIABLO?
- La Iglesia enseña que al
comienzo los diablos eran ángeles buenos, creados por Dios, pero que después
por sí mismos, por su libre e irrevocable decisión, se transformaron en
malvados, rebelándose, rechazando a Dios.
- El Evangelio de San Juan llama al
diablo-Satanás "el príncipe de este
mundo" (Jn 12, 31). "El
diablo es pecador desde el principio" (1 Jn 3, 8), y se
opone personalmente a Dios y a su plan de salvación.
¿QUÉ
PODERES TIENE EL DIABLO SOBRE NOSOTROS?
-
En la Primera Carta del mismo San Juan se lee:
"Todo el mundo yace bajo el poder del Maligno" (5,
19). San Pablo habla de nuestra batalla contra las potencias espirituales (cfr.
Ef 6, 10-17). Es también por causa de él que el pecado y sus
consecuencias (enfermedad, sufrimiento, cataclismos y sobretodo la muerte)
entraron en el mundo.
-
El diablo obra generalmente mediante la tentación y el engaño; es mentiroso, "padre de la mentira" (Jn 8, 44).
Puede engañar, inducir al error, ilusionar. Como Jesús es la Verdad (cfr. Jn
8, 44), así el diablo es el mentiroso por excelencia. El escritor francés
Charles Baudelaire decía que la astucia más perfecta de Satanás consiste en
convencernos de que no existe.
-
El diablo posee un inmenso poder de seducción:
· sedujo a Adam y a
Eva: de todas las obras realizadas por el diablo "La más grave en
consecuencias de estas obras ha sido la seducción mentirosa que ha inducido al
hombre a desobedecer a Dios" (CIC, 394);
· ha tratado de
seducir también a Cristo directamente (cfr. Lc 4,1-13) o sirviéndose de
Pedro (cfr. Mt 16,23);
· trata de seducir a los
discípulos de Cristo. La estrategia que sigue para obtener este resultado es la
de convencer al ser humano de que una vida vivida en la desobediencia a la
voluntad divina es mejor que aquella vivida en la obediencia. Engaña a los
seres humanos persuadiéndolos de que no hay necesidad de Dios y de que son
autosuficientes, sin necesidad de la Gracia y de la Salvación. Incluso engaña a
los seres humanos disminuyendo, más aún haciendo desaparecer el sentido del
pecado.
- "El poder de Satán
no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser
espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino
de Dios" (CIC, 395).
- Su acción, además de ser
limitada, "es permitida por la divina providencia que con fuerza y dulzura
dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita la actividad
diabólica es un gran misterio, pero "nosotros sabemos que en todas las
cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8,28)"
(CIC, 395)
¿POR
QUÉ DIOS "PERMITE" A SATANÁS QUE "ATORMENTE" AL SER HUMANO?
La vida terrena es un tiempo de prueba, durante
el cual Dios consiente al demonio que tiente y "pruebe"
al ser humano, pero nunca por encima de sus fuerzas. Sabemos, sin
embargo, por la Fe que de este mal Dios saca un bien más grande porque, con su
gracia, el corazón sale purificado de la prueba y la Fe se hace más sólida.
¿EN
QUÉ MODO JESÚS SE COMPORTA CON LOS DEMONIOS?
- Él, antes que nada, habla
frecuentemente del diablo (cfr. p. ej.: Mt 4, 10; Mc 4, 15; Lc
10, 18; Jn 8, 44).
-
Además, Él actúa contra el demonio:
· por ejemplo cuando
en la tentaciones en el desierto Jesús reacciona con fuerza (cfr. Lc 4,
1-13). "La tentación en el desierto muestra a Jesús, humilde Mesías que
triunfa de Satanás mediante su total adhesión al designio de salvación querido
por el Padre" (CIC, 566).
· en el Evangelio de
San Lucas, leemos que Jesús manda a los demonios, que lo reconocen como el Hijo
de Dios (cfr. Lc 4, 41; 8, 28...);
· entre los milagros
que realiza Jesús, hay liberaciones de posesiones diabólicas (cfr. Mc 1,
25; 5, 2-20): realizando esas curaciones, él "tomó nuestras debilidades y
cargó sobre sí nuestras enfermedades." (Mt 8, 17);
· diversas veces los
Evangelistas nos cuentan que Jesús practica varios exorcismos, con los
que libera a algunas personas de los tormentos de los demonios, anticipando así
la gran victoria que El actuaría sobre el príncipe de este mundo (cfr. Mc
1, 25-26), con Su Muerte y Resurrección;
· Jesús predica la
venida del reino de Dios, la cual constituye la derrota del reino de Satanás:
"Pero si expulso a los demonios con el poder del Espíritu de Dios, quiere
decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes" (Mt 12, 28);
· confía el poder de
expulsar los demonios también a sus Apóstoles (cfr. Mc 3, 15; 6, 7.13;
16, 17);
· vence todo el mundo
del mal con Su Muerte y Resurrección. Jesucristo ha vencido a Satanás y ha
definitivamente roto el dominio del espíritu maligno (cfr. Col 2, 15; Ef
1, 21; Ap 12, 7-12), él es "el más fuerte" que ha vencido al
"fuerte" (cfr. Lc 11, 22). "Tengan confianza -dice el
Señor- ¡Yo he vencido al mundo!" (Jn 16, 33).
· justo cuando,
después de su muerte, desciende a los infiernos, Jesús reduce "a la
impotencia, mediante la muerte, a aquel que de la muerte tenía el poder, es
decir al diablo" (Hb 2, 14).
¿CÓMO
SE VENCE AL DIABLO?
De
varias maneras complementarias:
- Primero que nada
con una genuina vida de Fe, caracterizada por un confiado abandono en el amor
paterno y providente de Dios (cfr. Lc
12, 22-31), y de obediencia a su voluntad (cfr. Mt 6, 10), imitando a Cristo Señor. Esta es la protección más segura. La más bella victoria sobre
el influjo de Satanás es la continua conversión de nuestra vida, que tiene una
propia actuación especial y continua en el Sacramento de la Reconciliación,
mediante el cual Dios nos libera de los pecados cometidos después de nuestro
bautismo, nos dona nuevamente Su amistad, y nos confirma con su gracia para
resistir a los ataques del Maligno.
- Con una permanente
vigilancia; "Estad alertas.
Vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente va buscando a quien
devorar" (1 Pe 5, 8).
- Acogiendo y
testimoniando, cada vez más, con la palabra y con las obras, el Evangelio. Para ello es necesario un anuncio integral y valiente del
Evangelio: no se debe tener miedo de hablar del demonio, y sobre todo de la victoria que Cristo ya ha obtenido sobre él y
continúa a obtener en la persona de sus fieles.
- Luchando contra sus
seducciones y tentaciones. "A través de toda la
historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas, que,
iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día
final. Enzarzado en esta pelea, el hombre ha de luchar continuamente para
acatar el bien, y sólo a costa de grandes esfuerzos, con la ayuda de la gracia
de Dios, es capaz de establecer la unidad en sí mismo." (Concilio Vaticano
ii, Gaudium et Spes, n. 37, 2).
- Huyendo, evitando
el pecado, que es una ofensa a Dios: "Contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus
ojos cometí" (Sal 51,6). El pecado se levanta contra el amor que
Dios nos tiene y aparta de él nuestros corazones. Como el primer pecado, es una
desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse "como
dioses", pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Gn
3,5). El pecado es así "amor de sí hasta el desprecio de Dios"."
(CIC, 1850)
- Utilizando el
discernimiento. "El Espíritu Santo
nos hace discernir entre la prueba, necesaria para el crecimiento del
hombre interior (cf Lc 8, 13-15; Hch 14, 22; 2 Tm 3, 12)
en orden a una "virtud probada" (Rm 5, 3-5), y la tentación que
conduce al pecado y a la muerte (cf St 1, 14-15). También debemos
distinguir entre "ser tentado" y "consentir" en la
tentación. Por último, el discernimiento desenmascara la mentira de la
tentación: aparentemente su objeto es "bueno, seductor a la vista,
deseable" (Gn 3, 6), mientras que, en realidad, su fruto es la
muerte." (CIC, 2847).
- Orando. "Si Dios está de nuestra parte, ¿quién estará contra
nosotros?" (Rm 8, 31). El mismo Señor, en la oración del Padre
nuestro, nos ha enseñado a pedir a Dios Padre: "Líbranos del mal".
"Al pedir ser liberados del Maligno, oramos igualmente para ser liberados
de todos los males, presentes, pasados y futuros de los que él es autor o
instigador. En esta última petición, la Iglesia presenta al Padre todas las
desdichas del mundo. Con la liberación de todos los males que abruman a la
humanidad, implora el don precioso de la paz y la gracia de la espera
perseverante en el retorno de Cristo. Orando así, anticipa en la humildad de la
fe la recapitulación de todos y de todo en Aquél que "tiene las llaves de
la Muerte y del Hades" (Ap 1,18), "el Dueño de todo, Aquél que
es, que era y que ha de venir" (Ap 1,8; cf Ap 1, 4)" (CIC,
2854).
- RECURRIENDO CUANDO SEA NECESARIO AL EXORCISMO.
¿QUÉ
COSA ES UN EXORCISMO?
- El exorcismo es un tipo de oración particular, que la Iglesia adopta
contra el poder del diablo.
- Se da un exorcismo
"Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de
Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del
maligno y sustraída a su dominio" (CIC, 1673).
- Es "una oración del
tipo de los sacramentales" (Rito de los exorcismos, Praenotanda, n.
11). Los sacramentales "son signos sagrados instituidos por la Iglesia, por
medio de los cuales se santifican algunas circunstancias de la vida. Comprenden
siempre una oración acompañada de la señal de la cruz o de otros signos" (Compendio,
351). Entre los Sacramentales, ocupan un puesto relevante las
bendiciones (de personas, de los alimentos, objetos,
lugares), la consagración de personas, la dedicación de objetos para el culto
divino, la bendición de los santos óleos, los exorcismos.
¿DE QUÉ MANERA SE PRACTICA EL EXORCISMO?
En
dos formas: simple y solemne:
- La forma simple-ordinaria es aquella en la
cual el exorcismo se realiza durante la celebración del Bautismo.
"Puesto que el Bautismo significa la liberación del pecado y de su
instigador, el diablo, se pronuncian uno o varios exorcismos sobre el
candidato. Este es ungido con el óleo de los catecúmenos o bien el
celebrante le impone la mano y el candidato renuncia explícitamente a
Satanás. Así preparado, puede confesar la fe de la Iglesia, a la cual será
"confiado" por el Bautismo" (CIC, 1237).
- "El exorcismo solemne sólo puede ser
practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es
preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas
establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios
o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que
Jesús ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las
enfermedades, sobre todo síquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia
médica. Por tanto, es importante, asegurarse, antes de celebrar el
exorcismo, de que se trata de un presencia del Maligno y no de una
enfermedad (cfr. CDC, can. 1172)" (CIC, 1673).
¿QUÉ
OTRAS CARACTERÍSTICAS TIENE EL EXORCISMO SOLEMNE?
- "El exorcismo debe
realizarse en un clima de Fe y de oración humilde y confiada, de manera de
evitar cualquier impresión de eficacia automática: la liberación del influjo
diabólico se da si y cuando Dios quiere. Si, como se indica en el n. 35 de las
Prenotanda, están también presentes algunos fieles, sean éstos exhortados a
orar intensamente según está previsto en el Rito.
- No obstante la reserva
con la cual es celebrado, el Rito del exorcismo non es un hecho privado, sino
un evento que concierne a toda la comunidad. El exorcista de hecho es un
miembro de la comunidad, actúa en nombre de Cristo y, en nombre de la Iglesia,
ejercita un ministerio específico. También el fiel que pide el exorcismo es un
miembro de la comunidad, uno de aquellos miembros que la comunidad debe amar
con un amor preferencial; cuando está en poder del Maligno, de hecho, él es el más
pobre de los pobres, necesitado de ayuda, de comprensión y de consolación"
(Rito de los exorcismos, Presentación CEI, nn. 13; 16).
- Todo acto de exorcismo es
ciertamente una oración para la liberación de la persona endemoniada por el
maligno, pero al mismo tiempo es anuncio:
· del Reino de Dios y
de Cristo, que asume nuestras enfermedades y que, como único liberador y
salvador, nos libra del Mal;
· de liberación total
(espiritual y física) y mediada (por medio de la Iglesia) del influjo
diabólico;
· de la realidad
escatológica: signo que anticipa la victoria final de Cristo sobre Satanás,
sobre la enfermedad, sobre la muerte.
¿CÓMO
SE LLEGA A SER EXORCISTA?
- El exorcista (término
ligado al verbo griego exorkízein = conjurar) es un hombre de oración,
que actúa en nombre de la Iglesia con la fuerza del Espíritu Santo. Un
ministerio que es don de Dios, conferido por el Obispo exclusivamente a
sacerdotes al interno de la diócesis y, por eso, por ellos ejercido por medio
de la Iglesia. Piedad, ciencia, integridad de vida, equilibrio, discernimiento,
preparación teológica y experiencia espiritual, capacidad de escucha, son
imprescindibles requisitos para un ministerio que es también un camino de
santidad particular porque lleva al enfrentamiento directo con el demonio.
En particular al exorcista se le pide la prudencia tanto para acertar la
presencia del maligno, como para observar las normas establecidas por la
Iglesia.
- El ministerio del
exorcista, además de liberación, es también un ministerio de consolación.
¿CÓMO
SE RECONOCE UNA POSESIÓN DIABÓLICA?
- Los fenómenos diabólicos
extraordinarios de la posesión, de la obsesión, de la vejación y de la
infestación son posibles, pero de hecho, al parecer de los expertos, son
raros" (Rito de los exorcismos, Presentación CEI, n. 7).
- El Ritual del exorcismo
señala diversos criterios e indicios que permiten llegar, con prudente certeza,
a la convicción de que uno se encuentra ante una posesión diabólica. Es
entonces cuando el exorcista está autorizado a realizar el solemne rito del
exorcismo.
-
Algunos de estos criterios son:
· hablar con muchas
palabras de lenguas desconocidas o entenderlas;
· hacer conocidas
cosas distantes o escondidas;
· demostrar fuerzas
más allá de las propias posibilidades;
· aversión vehemente
hacia Dios, la Santísima Virgen María, los Santos, la Cruz y las Imágenes
sagradas.
¿EXISTEN
ORACIONES PARA SER RECITADAS EN CASOS DE INFLUJOS MENORES DEL DEMONIO?
Ciertamente.
En el Rito de los exorcismos se encuentran también:
· las oraciones que
deben ser recitadas públicamente por un
sacerdote, con el permiso del Obispo, cuando se juzga prudentemente que hay de
hecho un influjo de Satanás sobre lugares, objetos o personas, sin llegar, sin
embargo, al estado de una posesión verdadera y propia;
· una colección de
oraciones para ser recitadas privadamente por parte de los fieles, cuando ellos
sospechan que están sujetos a los influjos diabólicos (cfr. Rito de los
exorcismos, Apéndice II, Oraciones para uso privado de los fieles).
¿QUÉ
OTROS CONSEJOS ÚTILES DA LA IGLESIA EN RELACIÓN AL INFLUJO DEL MALIGNO?
He aquí algunos:
- "No buscar las
cosas sensacionales y evitar tanto la ingenua
credulidad que ve interventos del diabólicos en cualquier anomalía y
dificultad, como el racionalismo prefijado que excluye a priori cualquier forma
de intervención del maligno en el mundo;
- estar atentos en
relación a libros, programas televisivos, informaciones de los medios de
comunicación, que con fines de lucro se
aprovechan el interés generalizado por fenómenos insólitos o malsanos;
- no recurrir nunca a
quienes practican la magia o se profesan detentores de poderes ocultos o de
medium o presumen de haber recibido poderes particulares. En la duda sobre la presencia de un influjo diabólico es
necesario dirigirse antes que nada al discernimiento de los sacerdotes
exorcistas y a las ayudas de la gracia ofrecidos por la Iglesia sobre
todo en los Sacramentos;
- conocer el
significado auténtico del lenguaje usado por la Sagrada Escritura y por la
Tradición de la Iglesia y madurar una actitud
correcta en relación a la presencia y a la acción de Satanás en el mundo;
- recordar que la
superstición, la magia y, con mayor razón, el satanismo son contrarios a la
dignidad y racionalidad del ser humano y a la Fe en Dios Padre omnipotente y en Jesucristo nuestro Salvador"
(Rito de los exorcismos, Presentación de la CEI, n. 8).
El Primicerio
de la Basílica de San Ambrosio y San Carlos en
Roma
Monsignor Raffaello
Martinelli
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