El Partido Comunista Chino (PCC) está ofreciendo
recompensas monetarias a quienes informan la presencia de iglesias en sus
comunidades, informó el jueves 30 de julio la revista Bitter Winter.
Las recompensas parecen ser una expansión de un programa ya implementado
en la provincia de Heilongjiang, reportado a principios de este año. En la
ciudad de Nenjiang, a los residentes se les ofreció una recompensa de 5.000 RMB
(alrededor de 700 dólares americanos) si denunciaban sospechas de actividades
religiosas ilegales a las autoridades.
Ahora, según Bitter Winter, el programa de “incentivos”
se ha replicado en otras ciudades del país y las recompensas se han
incrementado a hasta 100.000 RMB, que son alrededor de 14.000 dólares.
El mes pasado, en la provincia de Hainan, el Departamento de Seguridad
Pública publicó un “aviso sobre recompensar a
quienes denuncien pistas sobre actividades ilegales y criminales de Xie Jiao”.
“Xie Jiao” es una frase china que significa “culto malvado”. En la
práctica, se refiere a cualquier actividad religiosa que no esté sancionada por
el gobierno.
Los funcionarios de Hainan están ofreciendo hasta 100.000 RMB,
dependiendo de cuán precisa y útil sea la “pista”.
En la ciudad de Zouping, en la provincia de Shandong, la identidad de
alguien que es miembro de la Iglesia del Dios Todopoderoso o practicante de
Falun Gong se recompensa con hasta 2.500 RMB, que son alrededor de 360 dólares.
Los funcionarios de la provincia de Guangdong también ofrecen una
recompensa de 100.000 RMB por información sobre los miembros de “Xie Jiao”.
Además de las recompensas monetarias, los funcionarios chinos también
publican propaganda antirreligiosa en todo el país. Carteles que dicen “No creas en ninguna otra religión que no sea el Partido
Comunista; o Basta con creer en el Partido y el Gobierno Popular de China”
fueron colgados en parques en el condado de Yucheng, que se encuentra en la
provincia de Heinan.
A pesar de un acuerdo provisional entre el Vaticano y China, firmado en
2018, muchos católicos en el país siguen siendo parte de la Iglesia
clandestina. Los obispos y los sacerdotes han denunciado acoso, arresto y
detención por negarse a hacer actos públicos de lealtad a la Asociación
Patriótica Católica China, la Iglesia estatal controlada por los comunistas.
A principios de esta semana, una audiencia en el Congreso sobre la
libertad religiosa en China destacó el caso del Obispo de Baoding, Mons. James
Su Zhimin, quien fue arrestado en 1997 y no ha sido visto desde 2003.
La noticia de las recompensas monetarias por entregar a practicantes
religiosos también se produce ya que se estima que entre 900.000 y 1.8 millones
de uigures en la provincia noroccidental del país de Xinjiang han sido
detenidos en un sistema de más de 1.300 campamentos.
Han surgido informes consistentes en la región, que detallan el
adoctrinamiento antirreligioso, la tortura, la esterilización forzada y otros
abusos cometidos contra las personas en los campos.
Según los informes, muchos uigures se han visto obligados a trabajar en
fábricas o en la agricultura dentro y fuera de los campos de detención, o las
autoridades los han trasladado a otras fábricas en toda China. Los ciudadanos
de Xinjiang fuera de los campamentos están sujetos a un sistema de vigilancia
masiva y vigilancia predictiva.
Redacción ACI Prensa
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