viernes, 2 de agosto de 2019

QUE MARÍA REINE SOBRE ÁNGELES Y TICOS POR IGUAL


La Madre de Dios es celebrada en mi tierra este año en medio de un clima político, económico y social bastante tenso; sin embargo, los ticos de fiesta han inundado las principales calles que para esta ocasión y molestia de la progresía las autoridades cierran para mayor seguridad y comodidad de los romeros.  
Por todas partes, parroquias enteras, están de fiesta celebrando la novena para lo que se trasladan desde lugares lejanos hasta la Basílica de Cartago, hogar de Nuestra Señora.

Sin número de manifestaciones de la devoción a María se ven por todos lados, jóvenes que se reúnen, universitarios que toman espacios públicos para celebrar la vida, otros que izan banderas en el campus con la misma intención, familias enteras, abuelitas y niños de brazos se les ve participando en actividades o caminando hasta aquella ciudad.

Luces, colores, cantos iluminan la noche y la oscuridad del alma que llega a los pies de la Madre a suplicar el perdón de Dios y su cuidado en tiempos que nos traen demasiado preocupados por el porvenir.
Ninguno se ha quedado en casa, salvo aquellos que están viejos o enfermos; muchos de los que, sin embargo, rezan su rosario y siguen con devoción las celebraciones por la televisión.

Es una fiesta grande, bella y auténtica la de mi gente por la Madre de Dios en su advocación de Reina de los Ángeles la que este año se ha vestido de blanco en defensa de la vida y la familia según el plan de Dios.
Muy amenazadas están ya que el gobierno de turno ha prometido la firma de proyectos del ley que atentan contra la vida humana y no parece tener reparo en reducir al mínimo el valor de la familia dando opción a la existencia legal de otro tipo de vínculos en los que la progenie se obtiene mediante el dinero a través de la fecundación in vitro.
Ha sido en muy poco tiempo que esta cultura moderna ha avanzado dentro de la legislación de mi amada Costa Rica la que, nunca como ahora, valoro en lo que su historia fue construida por católicos y se conserva gracias a ellos y, recientemente también gracias a muchos evangélicos que, con ayuda de Dios, luchan por mantenerla intacta obteniendo pequeñas victorias pero más que todo, logrando despertar en sí mismos y en otros, conciencia sobre el valor de aquello que nos hizo grandes entre lo que se cuenta muy en primerísimo lugar: la devoción a María Santísima. 
Feliz está Costa Rica de salir en dura jornada hasta Cartago en donde curas y obispos los reciben en confesión y en la santa misa diaria.
Muchas almas recibirán salud y con ello la oportunidad de seguir sosteniendo por gracia lo que con gratuidad y sin mérito alguno hemos recibido de Dios.
Dios es grande, su gracia inmensa y quien no quiera darse cuenta de lo que hace por los ciudadanos de este pequeño país, es un necio que merece lo que anda buscando.

El Señor nos perdone y perdone a sus detractores pero que, sobre todo, conserve con la ayuda del pueblo tan grande devoción para que María Santísima siga reinando sobre ángeles y ticos por igual.
Amen
Maricruz Tasies

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