El famoso teólogo español José Antonio Fortea, hizo
una dura advertencia a los fieles en relación a los maleficios y recordó la
enseñanza de Jesús.
En un reciente sermón pronunciado en el convento de las franciscanas concepcionistas
de Santa Úrsula en Alcalá de Henares, en España, el P. Fortea explicó que nada
malo sucede a menos que Dios lo permita.
Esta enseñanza, precisó el teólogo, “vale
para tantas personas muy preocupadas con el tema de los maleficios: que si el demonio
me ha hecho esto o lo otro, si algún familiar habrá ido a un brujo”. El
mismo Jesús, recordó, es quien dice en el Evangelio que “nadie
puede arrebatar nada de la mano de mi Padre”.
Esto quiere decir, por ejemplo, que “cuando
Jesús muere es porque Dios lo permite. Cuando Jesús dice a sus seguidores
‘nadie os hará ningún daño’, es que es así, a no ser que llegue la hora en que
Dios llame o permita que participes en un sufrimiento como Jesús en la cruz”.
El P. Fortea precisó que creer en esto y vivir así no quiere decir negar
la existencia ni la acción del diablo.
“Es cierto que creemos en la existencia de esas
fuerzas oscuras pero también creemos en esta enseñanza de Jesús. Las dos cosas
son verdaderas. Pero la segunda enseñanza rige sobre la primera, con lo cual nunca
debemos preocuparnos por las cosas que la Palabra de Dios no nos dice que nos
preocupemos”.
El P. Fortea resaltó luego que “la Palabra
de Dios ya es perfecta al enseñarnos cuáles deben ser nuestras preocupaciones:
servir a Dios, glorificarlo, alabarlo, hacer bien al prójimo. Jesús añade que
al que busca el Reino de Dios por sobre todas las cosas, todo lo demás se le
dará por añadidura”.
El famoso teólogo hizo votos para que “tengamos
esta confianza en que todo lo malo tiene que ser expresamente permitido por el
que tiene todas las cosas en su mano, es decir, por Dios. Esta confianza debe
ser fuerte en cada fiel porque la duda puede aparecer y nos podemos encontrar
“en la prensa del sufrimiento como las uvas, diciendo: ‘Señor, ¿por qué callas?’”.
En esas situaciones, subrayó el P. Fortea, hace falta recordar que
siempre “todo guarda una armonía y un sentido
perfecto”.
“Que todos nosotros recordemos esta enseñanza
de nuestro maestro. Nadie puede
arrebatar nada, ni objetos ni vidas ni salud ni fama ni ilusión. ‘Nadie puede
arrebatar nada de la mano de mi Padre’”,
culminó.
Lo dicho por el P. Fortea tiene como uno de sus sustentos lo señalado en
el numeral 2117 del Catecismo de la Iglesia Católica donde se indica que “todas las prácticas de magia o de hechicería mediante
las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y
obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo —aunque sea para procurar la
salud—, son gravemente contrarias a la virtud de la religión”.
Estas prácticas, prosigue el Catecismo, “son
más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro,
recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también
reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o
mágicas”.
“Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se
guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni
la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del
prójimo”, concluye el texto.
POR WALTER SÁNCHEZ
SILVA | ACI Prensa
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