Aquello en lo cual pongo mi atención y mi tiempo es
lo que determina el tipo de vida que llevo. Las personas, las actividades y los
pensamientos que llenan mi ser es lo que producen lo que soy y hacia dónde voy.
Contemplar es observar detenidamente, meditar, analizar, visualizar.
Lo que contemplo es lo que capta mi atención, y
por efecto lo que nos llena, afecta e influye. Jesús nos dejó un modelo a seguir,
un estilo de vida que es el que Dios quiere.
La Biblia está llena de buenos y malos ejemplos.
A cada uno de nosotros nos rodean ejemplos y no se trata solo de amigos o
familiares, sino personas que son reconocidas y destacadas, que también pueden
ser una gran influencia, pero que de todos ellos solo debemos retener lo bueno
y desechar lo malo.
Piensa un momento en que ocupas tu tiempo, en
que personas o cosas dedicas tu mente a funcionar. Todo aquello que contemples
es en lo que te transformarás, por eso la Biblia dice, puesta nuestra mirada en
Jesús el autor y consumador de la fe.
Hay muchos modelos a seguir, referentes, pero a
Jesús nadie lo puede superar, Jesús venció todo y es Rey de Reyes y Señor de
Señores, por lo tanto, si lo contemplo a él seré un ganador y más que vencedor
en todo lo que haga, si contemplo al más grande de los ganadores llegaré a ser
semejante a Él. El apóstol Pablo dijo: “Sean
imitadores de mi como yo de Cristo” (1 Cor. 11:1). Está bien tomar de
ejemplo a personas las cuales lograron cosas que nosotros queremos lograr y
recibir, pero quién encabeza nuestra lista para imitar es el Señor.
La verdad es como dice la Biblia “el que anda con sabios, sabio será” Pr. 13:20
todo nos afecta. Lo que nos rodea nos influye en la manera de ser y de actuar.
Por eso debes siempre levantar la mirada y observar los mayores ejemplos, a
quienes lograron las mejores cosas, para emprender y triunfar.
Si te la pasas el día mirando farándula y
chusmerio no habrá muchas esperanzas de éxito en tu vida, si inviertes
demasiado tiempo en ver problemas y defectos ajenos habrás perdido (para nunca
más volver a recuperar) una invalorable cantidad de tiempo que te ha llenado de
desperdicio. Si queremos hacer algo fuera de lo común, tendremos que invertir
nuestro tiempo y atención de forma fuera de lo común en aquello que queremos
lograr. Hay cosas que debemos resignar, hay cosas que debemos modificar si
queremos ver un cambio.
Alcanzar una meta o recibir un milagro de Dios
requiere desarrollar la fe y tenacidad necesaria hasta lograrlo o recibirlo.
Tu entorno tiene la capacidad de aplastarte o de
inspirarte a ir por más. Los malos ejemplos nos sirven para decir “Así no quiero estar”, y los grandes deseos de
nuestro corazón llegarán cuando los creamos e invirtamos nuestro tiempo y
atención para lograrlo.
Nuestra mente y alma fue hecha para que sea
llena “de todo lo bueno” para que nos
aferremos a las cosas trascendentes y bellas de la vida, no para malgastar
pensando en lo que no conviene. Todo lo que inviertas en cosas valiosas y en
cosas de Dios hoy, es una semilla para cosechar en tu futuro.
«El que anda con sabios, sabio
será; Mas el que se junta con necios será quebrantado». Proverbios
13:20
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