La
Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz celebra tres acontecimientos
históricos.
El
hallazgo del Vera Cruz por Santa Elena, madre del emperador Constantino.
La
dedicación de iglesias construidas por Constantino en el sitio del Santo
Sepulcro y Monte Calvario.
Y la
restauración de la Vera Cruz a Jerusalén por el emperador Heraclio II.
Pero en
un sentido más profundo, la fiesta celebra la Santa Cruz como el instrumento de
nuestra salvación.
Este instrumento de tortura, diseñado para degradar el peor de los
criminales, se convirtió en el árbol que da vida.
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Que invierte el pecado original de Adán y Eva cuando comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal en el Jardín del Edén.
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Que invierte el pecado original de Adán y Eva cuando comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal en el Jardín del Edén.
Nosotros recordamos con mucho cariño y veneración la Santa Cruz porque
en ella murió nuestro Redentor Jesucristo.
Y con las cinco heridas que allí padeció pagó Cristo nuestras inmensas
deudas con Dios y nos consiguió la salvación.
SUCESOS
SOBRENATURALES PARA EL DESCUBRIMIENTO DE LA SANTA CRUZ
Después de
la muerte y resurrección de Cristo, las autoridades judías y romanas en
Jerusalén hicieron esfuerzos para
oscurecer el Santo Sepulcro, la tumba de Cristo en el jardín cerca del lugar de
su crucifixión.
La tierra
había sido amontonada a lo largo del sitio, y templos paganos se había
construido en la parte superior de la misma.
La cruz en la que Cristo había muerto había estado oculta (dice la
tradición) por las autoridades judías en algún lugar de los alrededores.
Según la
tradición, mencionada por primera vez por San Cirilo de Jerusalén en el año
348, Santa Elena, llegando al final de
su vida, decidió bajo inspiración divina viajar a Jerusalén para excavar
el Santo Sepulcro y tratar de localizar la Vera Cruz.
Un judío de nombre Judas, consciente de la tradición relativa a la clandestinidad de la Cruz, los llevó a excavar al lugar en el que estaba
escondido el Santo Sepulcro.
Tres cruces fueron encontrados en el lugar.
Según una
tradición, la inscripción Iesus Nazarenus Rex
Iudaeorum (“Jesús de Nazaret, Rey de
los Judios”) permaneció unido a la Vera Cruz.
Pero de
acuerdo con una tradición más común, sin embargo, la inscripción faltaba, y
Santa Elena y San Macario, obispo de Jerusalén, suponiendo que se trataba de la Vera Cruz y de las que
pertenecían a los ladrones crucificados junto con Cristo, ideó un
experimento para determinar que era la Vera Cruz.
En una versión de esta última tradición, las tres cruces fueron llevados
a una mujer que estaba cerca de la muerte.
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Cuando tocó la Vera Cruz ella fue sanada.
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En otra, el cuerpo de un hombre muerto fue llevado al lugar donde se encontraron las tres cruces, y lo pusieron sobre cada cruz.
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La Vera Cruz restauró el muerto a la vida.
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Cuando tocó la Vera Cruz ella fue sanada.
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En otra, el cuerpo de un hombre muerto fue llevado al lugar donde se encontraron las tres cruces, y lo pusieron sobre cada cruz.
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La Vera Cruz restauró el muerto a la vida.
RECUPERACIÓN
DE LA SANTA CRUZ
Como dijimos, hacia el año 320 la Emperatriz Elena de Constantinopla
encontró la Vera Cruz, la cruz en que murió Nuestro Señor Jesucristo.
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La Emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el sitio del descubrimiento la Basílica del Santo Sepulcro, en el que guardaron la reliquia.
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La Emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el sitio del descubrimiento la Basílica del Santo Sepulcro, en el que guardaron la reliquia.
Le pusieron por nombre la basílica de la “Resurrección”.
La consagraron el 14 de septiembre.
Como consecuencia,
este día se eligió para celebrar la fiesta que se llama la “Exaltación de la preciosa y
vivificadora Cruz”.
El rey Cosroes II de Persia, en el año 614 invadió y conquistó Jerusalén
y se llevó la Cruz, poniéndola bajo los pies de su trono como signo de su desprecio por el
cristianismo.
Pero en el 628 el emperador Heraclio logró derrotarlo, recuperó la Cruz
y la llevó de nuevo a Jerusalén el 14 de septiembre de ese mismo año.
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Desde entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la Vera Cruz.
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Desde entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la Vera Cruz.
Al llegar de
nuevo la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador dispuso acompañarla en solemne
procesión, pero vestido con todos los
lujosos ornamentos reales.
Y de pronto se dio cuenta de que no era capaz de avanzar.
Entonces el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le
dijo: “Es que todo ese lujo de vestidos que
lleva están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando
iba cargando la cruz por estas calles”.
Entonces el emperador se despojó de su manto de lujo y de su corona de
oro, y descalzo, empezó a recorrer así las calles y pudo seguir en la piadosa procesión.
Los fragmentos de la santa Cruz se encontraban en el cofre de plata que
se habían llevado los persas.
Y cuando el
patriarca y los clérigos abrieron el cofre, todos los fieles veneraron las
reliquias con mucho fervor, incluso, se produjeron muchos milagros.
La Santa Cruz (para evitar nuevos robos) fue partida en varios pedazos.
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Uno fue llevado a Roma, otro a Constantinopla, un tercero se dejó en un hermoso cofre de plata en Jerusalén.
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Otro se partió en pequeñísimas astillas para repartirlas en diversas iglesias del mundo entero, que se llamaron “Veracruz” (verdadera cruz).
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Uno fue llevado a Roma, otro a Constantinopla, un tercero se dejó en un hermoso cofre de plata en Jerusalén.
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Otro se partió en pequeñísimas astillas para repartirlas en diversas iglesias del mundo entero, que se llamaron “Veracruz” (verdadera cruz).
LAS
FIESTAS DE LA SANTA CRUZ
La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz es de origen palestino y
tiene resabios de ese origen local.
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El 14 de septiembre, se exponía y veneraba la Santa Cruz para que los fieles pudieran satisfacer su devoción.
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El 14 de septiembre, se exponía y veneraba la Santa Cruz para que los fieles pudieran satisfacer su devoción.
Un obispo
subía a una tribuna ricamente adornada, y después de haber venerado el santo madero, lo levantaba (exaltaba) y lo
mostraba al pueblo arrodillado.
A esta
ceremonia se la denominó “Exaltación de la Santa
Cruz”.
Esta fiesta era ya celebrada en Constantinopla en tiempos de san Juan
Crisóstomo († 407).
Siendo el
primer testimonio de una reliquia de la cruz venerada en Jerusalén el que se
conserva de San Cirilo de Jerusalén en su primera catequesis mistagógica
pronunciada hacia el año 348.
Esta fiesta está enraizada con el día de la Expiación: ”El
décimo día de este séptimo mes será el día de la Expiación, en el que
ofreceréis durante siete días la fiesta de las Tiendas en honor del Señor. Durante
siete días habitaréis en cabañas” (Levítico
23).
En España el mayor trozo de la cruz de Cristo se conserva en el
santuario de Santo Toribio de Liébana, en plenos Picos de Europa.
Traído en
tiempos de don Alonso I el Católico, Rey de Asturias y yerno del Rey don
Pelayo, por el mismo Santo Toribio, obispo de Astorga, desde Jerusalén.
Y que fue
muy venerada por los peregrinos venidos de todas partes en los Años Santos
Lebaniegos.
En el siglo
XI y según los lugares, tenía la misma consideración que las fiestas
privilegiadas de algunos Apóstoles, la de san Miguel o la de la Circuncisión.
Las Iglesias galicanas no conocían esta fiesta, pero celebraban otra en
honor de la Santa Cruz, con idéntico fin, el día 3 de mayo.
Al principio
esta fiesta no era fija, pues caía en primavera entre la octava de Pascua y los
días de las Rogativas y se conocía con el nombre de “Invención de la Santa Cruz”.
Uno de los
testimonios más antiguos de esta fiesta, con el nombre de Dies Sanctae Crucis,
es el Leccionario de Silos, escrito hacia el año
650.
En España se celebra desde tiempo inmemorial, el día 3 de mayo, la
fiesta de la Invención de la Santa Cruz, con la denominación de La Cruz de
Mayo.
Es de
carácter popular, celebrándose en las distintas regiones con ritos especiales
en los que el elemento principal son las flores.
En los calendarios litúrgicos mozárabes sólo
aparece la fiesta del 3 de mayo con el título de “Inventio
Sanctae Crucis”.
ENTRE LOS ORTODOXOS
Los Ortodoxos festejan esta fiesta también el 14
de septiembre.
El tropario de la fiesta era, se podría decir,
como el himno nacional que se cantaba en todas ocasiones públicas de los
Imperios Cristianos de Bizancio y de Rusia.
Originalmente rogaba a Dios a salvar al pueblo, concederles
la victoria en las guerras, y a conservar el Imperio “por
el poder de la Santa Cruz.”
Sin embargo, hoy en día, este tropario tal como
todos los demás himnos del día son “espiritualizados”.
Los “enemigos” ahora se
refieren a los espiritualmente malos, incluyendo al demonio y todas las fuerzas
del mal.
Y en lugar de pedir por los gobernantes del estado
individualmente, se pide ahora por todos los “cristianos
ortodoxos,” y el mundo entero.
Himno de la Cruz –
Salva, oh Señor, a Tu Pueblo, y bendice a Tu Heredad. Concede a Tu Iglesia la
victoria sobre sus enemigos. Y protege al mundo por Tu Santa Cruz.
Kontakion – Oh
Tú que, por Tu propia Voluntad, fuiste levantado sobre la Cruz, concede Tu
Compasión a Tu pueblo nuevo, llamado por Tu Nombre, Oh Cristo Dios. Alegra Con
Tu Poder a nuestros files gobernantes, dándoles victoria sobre sus enemigos;
Que les sea Tu Cruz un arma de paz y una victoria invencible.
La fiesta de la Elevación de la Santa Cruz, a pesar de que
obviamente tuvo un origen político, goza hoy de gran significado en la Iglesia.
Es un día de ayuno y de oración.
TESTIMONIOS
A San Antonio Abad
(año 300, fiesta el 17 de enero) le sucedió que el demonio lo atacaba con
terribilísimas tentaciones y cuentan que un día, angustiado por tantos ataques,
se le ocurrió hacerse la señal de la
Cruz, y el demonio se alejó.
En adelante cada vez que le llegaban los ataques diabólicos,
el santo hacía la señal de la cruz y el enemigo huía.
Y dicen que entonces
empezó la costumbre de hacer la señal de la cruz para librarse de males.
De una gran santa
se narra que empezaron a llegarle espantosas tentaciones de tristeza. Por todo
se disgustaba.
Consultó con su director espiritual y este le dijo: “Si Usted no está enferma del cuerpo, ésta tristeza es
una tentación del demonio”.
Le recomendó la frase del libro del Eclesiástico en la S.
Biblia: “La tristeza no produce ningún fruto
bueno”.
Y le aconsejó: “Cada vez que le llegue la tristeza, haga muy devotamente la señal de la
cruz”.
La santa empezó a notar que con la señal de la cruz se le
alejaba el espíritu de tristeza.
Cuando Nuestra Señora se le apareció por primera
vez a Santa
Bernardita en Lourdes (Año 1859), la niña al ver a la Virgen quiso
hacerse la señal de la cruz.
Pero cuando llegó con los dedos frente a la cara, se le quedó
paralizada la mano.
La Virgen entonces hizo Ella la señal de la cruz
muy despacio desde la frente hasta el pecho, y desde el hombro izquierdo hasta
el derecho.
Y tan pronto como la Madre de Dios terminó de hacerse la
señal de la cruz, a la niña se le soltó la mano y ya pudo hacerla ella también.
Y con esto entendió que Nuestra Señora le había querido dar
una lección: que es necesario
santiguarnos más despacio y con más devoción.
EL SIGNO DE LA CRUZ
La cruz es la manifestación suprema del amor de
Dios que en ella murió para salvarnos.
La cruz es el poder de Dios para vencer el pecado, forma de
vida esencial para el verdadero cristiano.
Por amor, aplicamos el poder de la cruz, crucificando todo
pecado y tendencia contraria al amor de Dios.
La Cruz es el símbolo primordial de los cristianos
y es uno de los pocos símbolos generalmente aceptados por todas las confesiones
cristianas.
Durante los tres primeros siglos del
cristianismo quizás
no se utilizó mucho el signo visible de la cruz entre los cristianos.
Hay que entender que la Iglesia era perseguida y la cruz era
para la cultura pagana signo de castigo, de derrota y de mal.
Por eso los cristianos utilizaban otras figuras como la del Buen Pastor, el pez, el ancla, la
paloma, tal como vemos en las catacumbas de Roma.
Pero sería falso decir que los cristianos de los primeros
siglos rechazaban la cruz.
Al contrario, la llevaban siempre en su corazón.
Ya desde las Sagradas Escrituras era signo primordial del
cristiano.
A partir del siglo IV la cruz ha sido el símbolo por excelencia para
representar a Cristo y su misterio de Salvación.
Desde el sueño del emperador Constantino en el
año 312 (“con esta señal vencerás”), el
cual precedió a su victoria en el puente Milvio, y el descubrimiento de la
verdadera Cruz de Cristo, en Jerusalén, por la madre del mismo emperador, Santa
Elena, el signo de la cruz se propagó.
Las primeras representaciones pictóricas o
esculturales de la Cruz ofrecen a un Cristo Glorioso, con túnica larga, con
corona real.
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Está en la Cruz, pero como vencedor, el Resucitado.
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Era necesario que fuese así para enseñar que la cruz es la victoria.
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Está en la Cruz, pero como vencedor, el Resucitado.
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Era necesario que fuese así para enseñar que la cruz es la victoria.
En la Edad Media se
hizo necesario enseñar mas sobre la humanidad de Cristo y el valor de Su
sufrimiento y del nuestro unido a Él.
Se le representará en su estado de sufrimiento y dolor como
lo conocemos hoy día.
La Cruz resume toda la teología sobre Dios,
sobre el misterio de la salvación en Cristo, sobre la vida cristiana.
La Cruz nos representa a un Dios trascendente,
pero cercano.
Un Dios que ha querido vencer el mal con su
propio dolor.
Un Cristo que es Juez y Señor, pero a la vez
Siervo, que ha querido llegar a la total entrega de sí mismo, como imagen del
amor y de la condescendencia de Dios.
Un Cristo que en su Pascua ha dado al mundo la
reconciliación y la Nueva Alianza entre la humanidad y Dios.
La Cruz ilumina toda
nuestra vida. Nos da esperanza. Nos enseña el camino.
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Nos asegura la victoria de Cristo, a través de la renuncia a sí mismo.
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Y nos compromete a seguir el mismo estilo de vida para llegar a participar en el cielo de la vida del Resucitado.
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Nos asegura la victoria de Cristo, a través de la renuncia a sí mismo.
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Y nos compromete a seguir el mismo estilo de vida para llegar a participar en el cielo de la vida del Resucitado.
La Cruz, que para los Judíos era escándalo y
para los griegos necedad (Cf. 1Cor 1,18-23), que escandalizó también a
los discípulos de Jesús, se ha
convertido en nuestro mejor símbolo de victoria y esperanza, en nuestro más
seguro signo de salvación y de gloria.
Fuentes:
- http://www.americancatholic.org/features/saints/saint.aspx?id=1138
- http://catholicism.about.com/od/holydaysandholidays/p/Exaltation-Of-The-Holy-Cross.htm
- http://www.catholicculture.org/culture/liturgicalyear/calendar/day.cfm?date=2014-09-14
- https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Exaltaci%C3%B3n_de_la_Santa_Cruz.htm
- https://es.wikipedia.org/wiki/Exaltaci%C3%B3n_de_la_Santa_Cruz
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