VATICANO, 17 Mar. 16 / 05:51 am (ACI).- La esperanza debe existir
siempre porque nunca defrauda. Es cuanto dijo el Papa Francisco esta mañana en
la Misa
de la Casa Santa Marta al hablar de la importancia de la esperanza para los
cristianos.
Francisco aseguró que hablar de fe y caridad es más fácil que hacerlo de
esperanza. “¿Tú tienes esperanza? ¿Tienes la alegría de la esperanza? ‘Pero
padre, no entiendo, explíqueme’. La esperanza, esa virtud humilde, esa virtud que fluye bajo el agua de la vida, pero que nos sostiene para no
ahogarnos en tantas dificultades, para no perder el deseo de encontrar a Dios, de encontrar ese rostro maravilloso que
todos veremos un día: la esperanza”.
El Pontífice señaló que hoy es un buen día para pensar que “el mismo
Dios, que ha llamado a Abraham y lo ha hecho salir de su tierra sin saber dónde
tenía que ir, es el mismo Dios que va a la cruz, para cumplir la
promesa que ha hecho”.
“Es el mimos Dios que en la plenitud de los tiempos hace que esta
promesa sea una realidad para todos nosotros. Aquello que une ese primer
momento a este último momento es el hilo de la esperanza; es aquello que une mi vida cristiana a nuestra vida
cristiana, de un momento a otro, para ir siempre adelante, pecadores
pero adelante, es la esperanza; y aquello que nos da paz en los malos momentos,
en los momentos más oscuros de la vida es la esperanza. La esperanza no
defrauda y está siempre ahí: silenciosa, humilde, pero fuerte”.
Al comentar las lecturas de la liturgia del día, Francisco explicó que
Jesús habla con los doctores de la ley y afirma que Abraham “exultó en la
esperanza” al ver aquel día, aunque “tuvo sus tentaciones sobre el camino de la
esperanza”, añadió.
“Hoy la Iglesia nos habla de la
alegría de la esperanza. En la primera oración de la Misa hemos pedido la
gracia a Dios de cuidar la esperanza de la Iglesia, para que no ‘falle’. Y
Pablo, hablando de nuestro padre Abraham, nos dice: crean contra toda esperanza”.
Porque “cuando no hay esperanza humana, existe
esa virtud que te lleva adelante, humilde, simple, pero te da una alegría, a
veces una gran alegría, a veces solo la paz, pero la seguridad que esta persona
no defrauda. La esperanza no
defrauda”.
El Papa indicó que esta alegría “crece en la
historia”: “A veces se esconde, no se ve; otras veces se manifiesta
abiertamente”.
“Cuando hay alegría hay paz. Esta es la virtud
de la esperanza: de la alegría a la paz” y “no defrauda nunca” ni siquiera “en
los momentos de la esclavitud” cuando el pueblo de Dios se encontraba en el
exilio.
LECTURAS
DEL DÍA:
Génesis 17:3-9
3 Cayó Abram rostro en tierra, y Dios le habló
así:
4 «Por mi parte he aquí mi alianza contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos.
5 No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, pues padre de muchedumbre de pueblos te he constituido.
6 Te haré fecundo sobremanera, te convertiré en pueblos, y reyes saldrán de ti.
7 Y estableceré mi alianza entre nosotros dos, y con tu descendencia después de ti, de generación en generación: una alianza eterna, de ser yo el Dios tuyo y el de tu posteridad.
8 Yo te daré a ti y a tu posteridad la tierra en que andas como peregrino, todo el país de Canaán, en posesión perpetua, y yo seré el Dios de los tuyos.»
9 Dijo Dios a Abraham: «Guarda, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación.
4 «Por mi parte he aquí mi alianza contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos.
5 No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, pues padre de muchedumbre de pueblos te he constituido.
6 Te haré fecundo sobremanera, te convertiré en pueblos, y reyes saldrán de ti.
7 Y estableceré mi alianza entre nosotros dos, y con tu descendencia después de ti, de generación en generación: una alianza eterna, de ser yo el Dios tuyo y el de tu posteridad.
8 Yo te daré a ti y a tu posteridad la tierra en que andas como peregrino, todo el país de Canaán, en posesión perpetua, y yo seré el Dios de los tuyos.»
9 Dijo Dios a Abraham: «Guarda, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación.
EVANGELIO
Juan 8:51-59
51 En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás.»
52 Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: "Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás."
53 ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?»
54 Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: "El es nuestro Dios",
55 y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su Palabra.
56 Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró.»
57 Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?»
58 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy.»
59 Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.
51 En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás.»
52 Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: "Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás."
53 ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?»
54 Jesús respondió: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: "El es nuestro Dios",
55 y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su Palabra.
56 Vuestro padre Abraham se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró.»
57 Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abraham?»
58 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy.»
59 Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.
Por Alvaro de Juana
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