"Al orar, no os perdáis en palabras como hacen
los paganos, creyendo que Dios los va a escuchar por hablar mucho." (Mt 6,
7)
Jesús nos dice que orar no es hablar. Orar es vivir
unidos a Dios. A continuación les enseña el Padrenuestro, que nos son palabras,
sino vida.
Nos dice que digamos Padre "nuestro", no
Padre "mío". La oración nunca debe apartarnos de los demás. Debo
dirigirme a Dios unido a mis hermanos los hombres. Deseando que Dios se alabado
en todas partes y luchando para que el Reino venga a nosotros. Hemos de buscar
hacer, en todo momento, su voluntad. Pedimos el pan de cada día, el físico y el
pan de la Palabra. Pedimos perdón, porque nosotros perdonamos. Y pedimos su
protección frente al mal.
Palabras que sólo tienen sentido si soy solidario,
si busco la alabanza de Dios, si lucho por el Reino, si hago su voluntad, si
medito su Palabra, si perdonamos a todos. Una oración que debe traducirse en la
vida; que ha de ser Vida.
Enviat per Joan Josep Tamburini
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