En los años setenta, cuando
muchas órdenes estaban abandonando el hábito, el teórico de la comunicación
Marshall McLuhan defendió su importancia creciente. Él pensaba que la
televisión había impulsado una cultura basada en la imagen donde la
comunicación visual era especialmente importante.
Cuando
recientemente un periodista me llamó para que comentase la investigación del
Vaticano sobre las religiosas norteamericanas, le dije que era demasiado poco y
demasiado tarde. Las emociones que rodean la investigación son intensas, pero
el interés es bastante pequeño. Las órdenes investigadas (las que han
renunciado al hábito, a la vida común y a la oración reglamentada, a menudo a
consecuencia de un laudable deseo de promover la justicia social) se hallan en
un penoso declive. Discutir sobre sus decisiones resulta cada día más
irrelevante. A otras órdenes que han abrazado antiguas disciplinas, como cantar
el Oficio Divino, realizar trabajos manuales y llevar hábito, les va mucho
mejor.
El hábito parece ser un factor especialmente importante para el éxito de las congregaciones religiosas. Un estudio de 2009 conducido por el Center for Applied Research of the Apostolate [Centro para la Investigación Aplicada del Apostolado] encontró que las dos terceras partes de los nuevos miembros habían ingresado en órdenes religiosas que llevan hábito.
Los autores concluían que "llevar hábito religioso fue un factor importante para un número significativo de nuevos miembros. Las entrevistas con los directores de vocaciones también sugieren que muchos de los que se interesan por la vida religiosa buscan la posibilidad de llevar hábito, incluso en aquellas congregaciones en las que pocos o ninguno lo hacen habitualmente".
En los años setenta, cuando muchas órdenes estaban abandonando el hábito, el teórico de la comunicación Marshall McLuhan defendió su importancia creciente. Él pensaba que la televisión había impulsado una cultura basada en la imagen donde la comunicación visual era especialmente importante. En varias entrevistas y ensayos incluidos en su libro The Medium and the Light. Reflections on Religion and Media [El medio y la Luz. Reflexiones sobre la religión y los medios] sostiene que, en consecuencia, los cristianos deben encontrar todos los días formas visuales de expresar su diferenciación respecto de la sociedad: "La necesidad de participación en grupos y en formas sociales siempre exige algún código, ya sea verbalizado o en forma de traje y vestidura, como medio de implicación en una acción común... Lo que los jóvenes obviamente nos están diciendo es esto: queremos barbas, queremos trajes y vestidos enormes para todo el mundo. No queremos cosas personales, sencillas y planas".
Si algo requiere nuestro tiempo, argüía McLuhan, son formas más diferenciadoras y más extremas del hábito religioso. "Los mismos jóvenes que detestan al policía vestido de calle admiran e imitan al policía motorizado con su uniforme más espectacular". Esto, decía McLuhan, "puede ofrecer una pista a todos los religiosos, en el sentido de que puede ser el momento equivocado para difuminar la vestimenta clerical, justo cuando puede ser necesario algo muy excéntrico y poco convencional".
El año pasado, The New York Times informaba sobre el crecimiento de vocaciones dominicas en Irlanda, y se lo atribuía al hábito: "Tal vez en algún momento su traje medieval puede haber desanimado a algunos. Pero hoy están convencidos de que el hábito es su mejor argumento de venta para reclutar nuevos sacerdotes. Otras órdenes religiosas abandonaron en los últimos años de forma masiva su vestimenta tradicional para intentar atraer nuevos seguidores en las sociedades secularizadas. Pero estos monjes continuaron llevando hábito deliberadamente y promoviendo los beneficios espirituales de la oración y la vida comunes".
La Iglesia no parece tener claro todavía cómo evangelizar mejor en las sociedades post-cristianas. ¿Deberíamos insistir en lo que nos distingue, o eliminarlo? Teniendo presente el testimonio del Papa Francisco contra el creciente poder del príncipe de este mundo, haríamos bien en prestar atención a la advertencia de McLuhan de que "no hay posibilidad de volver al vestido privado para aquellos que se dan cuenta de la necesidad de combatir los valores mundanos".
Artículo publicado originalmente en First Things.
Traducción de ReL.
El hábito parece ser un factor especialmente importante para el éxito de las congregaciones religiosas. Un estudio de 2009 conducido por el Center for Applied Research of the Apostolate [Centro para la Investigación Aplicada del Apostolado] encontró que las dos terceras partes de los nuevos miembros habían ingresado en órdenes religiosas que llevan hábito.
Los autores concluían que "llevar hábito religioso fue un factor importante para un número significativo de nuevos miembros. Las entrevistas con los directores de vocaciones también sugieren que muchos de los que se interesan por la vida religiosa buscan la posibilidad de llevar hábito, incluso en aquellas congregaciones en las que pocos o ninguno lo hacen habitualmente".
En los años setenta, cuando muchas órdenes estaban abandonando el hábito, el teórico de la comunicación Marshall McLuhan defendió su importancia creciente. Él pensaba que la televisión había impulsado una cultura basada en la imagen donde la comunicación visual era especialmente importante. En varias entrevistas y ensayos incluidos en su libro The Medium and the Light. Reflections on Religion and Media [El medio y la Luz. Reflexiones sobre la religión y los medios] sostiene que, en consecuencia, los cristianos deben encontrar todos los días formas visuales de expresar su diferenciación respecto de la sociedad: "La necesidad de participación en grupos y en formas sociales siempre exige algún código, ya sea verbalizado o en forma de traje y vestidura, como medio de implicación en una acción común... Lo que los jóvenes obviamente nos están diciendo es esto: queremos barbas, queremos trajes y vestidos enormes para todo el mundo. No queremos cosas personales, sencillas y planas".
Si algo requiere nuestro tiempo, argüía McLuhan, son formas más diferenciadoras y más extremas del hábito religioso. "Los mismos jóvenes que detestan al policía vestido de calle admiran e imitan al policía motorizado con su uniforme más espectacular". Esto, decía McLuhan, "puede ofrecer una pista a todos los religiosos, en el sentido de que puede ser el momento equivocado para difuminar la vestimenta clerical, justo cuando puede ser necesario algo muy excéntrico y poco convencional".
El año pasado, The New York Times informaba sobre el crecimiento de vocaciones dominicas en Irlanda, y se lo atribuía al hábito: "Tal vez en algún momento su traje medieval puede haber desanimado a algunos. Pero hoy están convencidos de que el hábito es su mejor argumento de venta para reclutar nuevos sacerdotes. Otras órdenes religiosas abandonaron en los últimos años de forma masiva su vestimenta tradicional para intentar atraer nuevos seguidores en las sociedades secularizadas. Pero estos monjes continuaron llevando hábito deliberadamente y promoviendo los beneficios espirituales de la oración y la vida comunes".
La Iglesia no parece tener claro todavía cómo evangelizar mejor en las sociedades post-cristianas. ¿Deberíamos insistir en lo que nos distingue, o eliminarlo? Teniendo presente el testimonio del Papa Francisco contra el creciente poder del príncipe de este mundo, haríamos bien en prestar atención a la advertencia de McLuhan de que "no hay posibilidad de volver al vestido privado para aquellos que se dan cuenta de la necesidad de combatir los valores mundanos".
Artículo publicado originalmente en First Things.
Traducción de ReL.
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