El Corán, libro sagrado de los
musulmanes, está dividido en 114 capítulos, “suras” o “azoras”
(palabra árabe españolizada), una cifra, curiosamente, idéntica a la de los
versículos del famoso Evangelio de
Tomás que hemos tenido ya ocasión de conocer en esta columna (pinche aquí si le interesa el tema).
Las suras o azoras se dividen a su vez en versículos llamados “ayas” o “aleyas” (palabra árabe igualmente españolizada).
La primera azora es la “fatyha” o “exordio”. Se define “exordio” como el principio de una obra literaria cuyo objeto es excitar la atención del oyente. Cualquier musulmán conoce el exordio coránico de memoria. Dice: “En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso. Alabado sea Dios Señor del universo, el Compasivo, el Misericordioso, dueño del día del juicio. A Ti solo servimos y a Ti solo imploramos ayuda. Dirígenos por la vía recta, la vía de los que Tú has agraciado, no de los que han incurrido en la ira, ni de los extraviados” (C. 1, 1-7).
El orden que siguen las 114 azoras no guarda ningún orden sistemático. Por no ser, ni siquiera es aquél en el que fueron escritas. De hecho las azoras se clasifican de larga a corta, de manera que la número dos es la más larga (la uno es el exordio), y la número ciento catorce es la más corta. Algo que no debe llamar la atención de nadie, pues se parece mucho al método utilizado para clasificar las epístolas paulinas (pinche aquí para conocer sobre el tema).
Cada azora tiene un título, pero dado que el Corán, como ya tuvimos ocasión de conocer cuando analizamos sus características (pinche aquí para conocerlas), es bastante disperso, dicho título no se corresponde con la totalidad de su contenido, sino sólo con una parte del mismo que, a menudo, ni siquiera abarca una décima parte de la totalidad. A modo de ejemplo, la azora 19, titulada “María”, dedica a la figura de la Virgen María y de su hijo, en realidad, apenas 25 aleyas de las 98 de las que consta. Otras veces el título es una palabra que ni siquiera existe o es enigmática, como es el caso de la sura 20 titulada Ta Ha.
Las suras o azoras se dividen a su vez en versículos llamados “ayas” o “aleyas” (palabra árabe igualmente españolizada).
La primera azora es la “fatyha” o “exordio”. Se define “exordio” como el principio de una obra literaria cuyo objeto es excitar la atención del oyente. Cualquier musulmán conoce el exordio coránico de memoria. Dice: “En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso. Alabado sea Dios Señor del universo, el Compasivo, el Misericordioso, dueño del día del juicio. A Ti solo servimos y a Ti solo imploramos ayuda. Dirígenos por la vía recta, la vía de los que Tú has agraciado, no de los que han incurrido en la ira, ni de los extraviados” (C. 1, 1-7).
El orden que siguen las 114 azoras no guarda ningún orden sistemático. Por no ser, ni siquiera es aquél en el que fueron escritas. De hecho las azoras se clasifican de larga a corta, de manera que la número dos es la más larga (la uno es el exordio), y la número ciento catorce es la más corta. Algo que no debe llamar la atención de nadie, pues se parece mucho al método utilizado para clasificar las epístolas paulinas (pinche aquí para conocer sobre el tema).
Cada azora tiene un título, pero dado que el Corán, como ya tuvimos ocasión de conocer cuando analizamos sus características (pinche aquí para conocerlas), es bastante disperso, dicho título no se corresponde con la totalidad de su contenido, sino sólo con una parte del mismo que, a menudo, ni siquiera abarca una décima parte de la totalidad. A modo de ejemplo, la azora 19, titulada “María”, dedica a la figura de la Virgen María y de su hijo, en realidad, apenas 25 aleyas de las 98 de las que consta. Otras veces el título es una palabra que ni siquiera existe o es enigmática, como es el caso de la sura 20 titulada Ta Ha.
Luis
Antequera
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