"Un
hombre plantó una viña, la cercó de un muro, cavó un lagar y edificó una
torre..." Jesús, como los que te escuchan, también yo veo que la
"viña" es el pueblo de Israel. Amenizas la narración con detalles
cargados de significado: la cerca es tu protección, el lagar (donde se recoge
la uva para prensarla) es para mí una imagen de cómo darás la vida por nosotros
y te ofreces en la Eucaristía, la torre es el reposo y vivienda… todo se
refiere al cuidado de Dios por nosotros, que nos ama. También hoy me examino
con tus palabras, Señor, para revisar si soy coherente con la verdad: ¿Soy viña
que da los frutos que tú esperas? ¿Acudo a los medios de salvación:
Sacramentos, oración, perdón, amor?
Evangelio
del día. Novena Semana del tiempo Ordinario
Somos la viña del Señor, que en Jesús nos salva, y cuida de nosotros para que demos fruto según su corazón.
« Y se puso a hablarles en parábolas:
«Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una
torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó. Envió un siervo a los
labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de
la viña. Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos
vacías. De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y le
insultaron. Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos,
hiriendo a unos, matando a otros.
Todavía le quedaba un hijo querido;
les envió a éste, el último, diciendo: "A mi hijo le respetarán".
Pero aquellos labradores dijeron
entre sí: "Este es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la
herencia." Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña. ¿Qué
hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la
viña a otros. ¿No habéis leído esta Escritura: La piedra que los constructores
desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y
es maravilloso a nuestros ojos?» Trataban de detenerle - pero tuvieron miedo a
la gente - porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos.
Y dejándole, se fueron"
(Marcos
12,1-12).
Reflexión
por Llucià Pou Sabaté
I.
En esta parábola Jesús resume la historia de la salvación y su propia vida. Los
judíos están acostumbrados a las viñas, comprenden muy bien la imagen que les
pone el Señor, para mostrar las atenciones de Dios para que su pueblo diera
frutos, y también muestra la malicia de los hombres, especialmente los jefes de
Israel. Los del Gran Sanedrín le están espiando, y buscaban una ocasión para
prenderle y matarle; esto da mucho más significado a toda la parábola:
"Un
hombre plantó una viña, la cercó de un muro, cavó un lagar y edificó una
torre..." Jesús, como los que te escuchan, también yo veo que la
"viña" es el pueblo de Israel. Amenizas la narración con detalles
cargados de significado: la cerca es tu protección, el lagar (donde se recoge
la uva para prensarla) es para mí una imagen de cómo darás la vida por nosotros
y te ofreces en la Eucaristía, la torre es el reposo y vivienda… todo se
refiere al cuidado de Dios por nosotros, que nos ama.
-"Arrendó
"su" viña y partió lejos de allí... Yo soy "tu" viña,
Señor. Qué gran misterio... que me ames hasta considerarme tuyo... Misterio de
amor escondido, porque a no te veo, ¡pero te siento tan próximo! "Jesús,
has hecho conmigo lo mismo que con la viña: has plantado la semilla de la fe en
mi alma; me has rodeado de familiares y amigos que me ayudan a vivir
cristianamente; has excavado lo necesario para quitarme defectos; y has
edificado poco a poco algunas virtudes que me facilitan la lucha por la santidad"
(Pablo Cardona).
«Ha
de hacer cuenta el que comienza, que comienza a hacer un huerto en tierra muy
infructuosa, que lleva muy malas hierbas, para que se deleite el Señor Su
majestad arranca las malas hierbas, y ha de plantar las buenas. Pues hagamos
cuenta de que está ya hecho esto cuando se determina a tener oración un alma, y
lo ha comenzado a usar.
Y,
con la ayuda de Dios, hemos de procurar, como buenos hortelanos, que crezcan
estas plantas y tener cuidado de regarlas, para que no se pierdan, sino que
vengan a echar flores que den de sí gran olor para dar recreación a este Señor
nuestro, y así se venga a deleitar muchas veces a esta huerta y a holgarse
entre estas virtudes» (Santa Teresa).
Maltrataron
a tus enviados, Señor. Al acercarse la Pasión, recuerdas que ahora eres tú, el
Hijo, que viene como Salvador: -Le quedaba todavía uno, su Hijo "muy
amado" y se lo envió también a ellos... Es un derroche de amor el que
haces con nosotros, Jesús, cuando te nos das hasta la muerte, y cambias todo,
para que incluso la ignorancia sea motivo de salvación, cuando rezas por los
que te matarán, para que se salven también ellos. Pones la primera piedra para
una forma nueva de vivir, por el amor: "La piedra que desecharon los
constructores vino a ser la principal piedra angular. ¡El Señor es el que hizo
esto y estamos viendo con nuestros ojos tal maravilla!"
Jesús
sabe que quieren eliminarlo, pero proclama sin miedo la verdad, acepta su
martirio y sabe que la Pasión nos salvará. Desde Isaías el pueblo judío sabe que
está representado por la imagen de la viña, que cuida Dios, a pesar de que no
daba los frutos que Dios esperaba de ella (Is 5). Por eso usas este ejemplo,
Jesús, para mostrar el drama de lo que sucederá cuando te rechazan y te matan,
cuando desprecian la piedra clave de la salvación. También hoy me examino con
tus palabras, Señor, para revisar si soy coherente con la verdad: ¿Soy viña que
da los frutos que tú esperas? ¿Acudo a los medios de salvación: Sacramentos,
oración, perdón, amor?
Vemos
a los jefes de los judíos que acosan contra Jesús, hasta mentir y juzgarle
luego, y matarlo. Jesús les muestra esto que está por pasar, como una evolución
del rechazo de los arrendatarios hacia el amo de la viña: "Aquellos
viñadores se dijeron: Este es el heredero. Matémoslo y será nuestra la
herencia." Jesús, nos haces ver otra realidad, distinta del fracaso
humano: que tu Pasión está unida a la resurrección y la gloria, y que esta
realidad es más completa que ver solo logros humanos. Nos haces ver que ser
rechazado por los hombres, muchas veces, es señal de elección divina como nos
resumes en las bienaventuranzas, tu retrato vivo.
Nos
muestras quiénes son los nuevos arrendatarios (que ya son hijos), y –dice S.
Ireneo- son los miembros de la Iglesia: "El Señor Dios la consignó – no ya
cercada, sino dilatada por todo el mundo - a otros colonos que den fruto a sus
tiempos, con la torre de elección levantada en alto por todas partes y hermosa.
Porque en todas partes resplandece la Iglesia, y en todas partes está cavado en
torno al lagar, porque en todas partes hay quienes reciben el Espíritu";
le pedimos a Él, que con sus dones nos ayude a dar frutos de gozo y de entrega,
de trabajo y de amor, de sacrificios y de autenticidad y amor a la Verdad.
iI.
En la primera lectura nos da S. Pedro el deseo de "«gracia y paz» por el
conocimiento exacto de Dios y de nuestro Señor Jesucristo". La «gracia» es
el don que nos hace partícipes de la naturaleza divina (la fe, ser hijos, el
amor…). La «paz» es el sentido de plenitud que deja Dios con sus dones, es el
deseo de los primeros cristianos: "la paz esté contigo/con vosotros".
Señor, ¡danos tu paz! ¡Haz que la llevemos a los demás!
Se
nos habla también de «Vida y piedad». "Piedad" era «la veneración, el
respeto, el amor filial y sagrado», lo que nos da esta vida plena: -"Para
que os hicierais partícipes de la naturaleza divina, huyendo de la corrupción
que reina en el mundo". Me gusta esta expresión, que es la definición más
cariñosa de "gracia de Dios": lo que nos hace "partícipes de la
naturaleza divina", que no depende tanto de lo que hacemos bien, sino de
dejar hacer a Dios en nosotros. Jesús, ¿ayúdame a preguntarme si estoy en
comunión contigo.
Pienso
que no hemos de hacer oración cuando nos sentimos perfectos, sino que la
perfección está en estar contigo, en oración, comunión, participar de tu amor…
que se despliega en un actuar bien, como sigue el Apóstol: -"Por esa misma
razón, añadid «a vuestra fe la honradez, a la honradez el criterio, al criterio
el dominio propio, al dominio propio la constancia, a la constancia la piedad,
a la piedad el cariño fraterno, al cariño fraterno el amor».
Hay
aquí siete virtudes en las que "habla el amor", que es el resumen de
todas ellas. Ayúdame, Jesús, a entender que la fe y participar de Dios en Ti, es
lo fundamental de mi vida, pero esto va unido a vivir con las obras de esta
gracia y paz, de hijos de Dios.
III.
Te lo pedimos con el Salmo (90), pidiéndote lo que resume todo nuestro actuar,
la confianza: "Tú que habitas al amparo del Altísimo, / que vives a la
sombra del Omnipotente, / di al Señor: "Refugio mío, alcázar mío, / Dios
mío, confío en ti."
Quiero
meterme en este abandono en tus manos, Señor, entrar en tus sentimientos,
sentirme partícipe de tu naturaleza y sentir que me acompañas siempre, pues
dices: "Se puso junto a mí: lo libraré; / lo protegeré porque conoce mi
nombre, / me invocará y lo escucharé. / Con él estaré en la tribulación."
Y
terminas asegurándome tu gloria, pues sigues diciendo de cada uno: "Lo
defenderé, lo glorificaré, / lo saciaré de largos días / y le haré ver mi
salvación."
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