jueves, 21 de junio de 2012

PROVERBIO CHINO

La otra tarde asistí a una reunión de voluntarios de una Fundación que trabaja en Ciutat Vella con jóvenes en riesgo de exclusión social. Los había de todas las edades. Bastantes, jubilados. Todos tenían un denominador común: cara de alegría y de satisfacción.

Me acordé entonces de un proverbio chino:

"Si quieres una hora de felicidad, échate una siesta.

Si quieres un día de felicidad, vete a pescar.

Si quieres un año de felicidad, hereda una fortuna.

Si quieres una vida entera de felicidad, ayuda a alguien."

Luego pensé: ¿por qué un proverbio chino? ¿acaso no se trata del núcleo del Evangelio?

El jefe del comando Barcelona, responsable del atentado a Hipercor, dijo que lamentaba mucho lo ocurrido, que lo llevaría encima toda su vida, que..., pero que no pedía perdón, porque él era ateo y el perdón era cristiano. Supongo que también podemos encontrar un proverbio chino que hable de pedir perdón. Pero el pedir perdón está tan en el centro del Evangelio, que Jesús, al enseñarnos a rezar nos invitó a decir: "Perdónanos como nosotros perdonamos..."

Nos cuesta pedir perdón, porque nos cuesta perdonar. Y la verdad es, que seremos perdonados en la medida que perdonemos. Y no olvidemos que la única medicina que cierra nuestras heridas es el perdón.

Con todo mi respeto a los proverbios chinos, si leemos cada día un fragmento del Evangelio, encontraremos verdaderos tesoros.

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