Los documentos que se guardan en el Archivo Secreto del Vaticano permitieron a un estudioso italiano relatar la historia poco conocida sobre el origen de la encíclica Humanae Vitae del Papa San Pablo VI, el profético texto publicado el 25 de julio de 1968 y que fue rechazado por muchos dentro de la Iglesia Católica.
En esa fecha, el Papa Pablo VI –canonizado por el Papa Francisco junto a Mons. Óscar Romero en octubre de
2018– publicó la encíclica Humanae Vitae sobre la regulación de
la natalidad.
El texto alertó sobre las consecuencias del uso de anticonceptivos: la
degradación moral, la infidelidad conyugal, la pérdida del respeto a la mujer y
el uso de estos métodos artificiales como políticas de Estado.
Para publicar “Humanae vitae: El nacimiento de una encíclica a la luz de los Archivos
Vaticanos”, Mons. Gilfredo Marengo recibió la autorización del
Papa Francisco para investigar los documentos del Archivo Secreto del Vaticano
y de los Archivos de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, antes
de que se cumplan los 70 años que establece la norma para la revisión de estos
textos.
En el libro, el también profesor de antropología del Instituto Teológico
Juan Pablo II explica que Pablo VI detuvo la publicación de una encíclica que
ya estaba impresa en latín con el título De nascendae prolis, porque
consideró que era muy densa en la doctrina y que no era pastoralmente adecuada.
El diario Avvenire, de los obispos
italianos, señaló que el texto debió publicarse el 23 de mayo de 1968. Era el
resultado del trabajo realizado por el sacerdote dominico Mario Luigi Ciappi,
entonces teólogo de la Casa Pontificia, que luego fue cardenal.
Mons. Ciappi trabajó sobre la base de un proyecto preparado por la
Congregación para la Doctrina de la Fe en 1967, luego que en 1966 Pablo VI
considerara insuficiente el documento conclusivo de la Comisión Pontificia que
estudió el tema y que se mostró a favor de los anticonceptivos.
El libro explica que el texto de Mons. Ciappi, “desde el punto de vista
general” elevaba “el perfil doctrinal ya dominante en el proyecto de la
Congregación”. De ese modo se configuraba “como un riguroso pronunciamiento de
doctrina moral”.
El documento de Mons. Ciappi también introducía los temas del celibato y
la virginidad consagrada, que lo hacían más denso aún.
Cuando el documento llegó a los traductores, fueron los teólogos
franceses y españoles –entre ellos los cardenales Paul Poupard y Eduardo
Martínez Somalo– quienes alertaron sobre las dificultades.
El Cardenal Giovanni Benelli, entonces Sustituto de la Secretaría de
Estado, explicó el problema al Papa, que decidió no publicar la encíclica y
dársela a otro sacerdote dominico, el P. Benoit Duroux, consultor de la
Congregación para la Doctrina de la Fe.
Avvenire indica que el nuevo texto tampoco fue del todo adecuado y
entonces Pablo VI “tomó toda la sección pastoral y agregó una serie de señalamientos de
gran delicadeza que todavía hoy revelan su impronta”.
El Papa también cambió el nuevo título que se le había dado al texto, y
de Vitae tradendae munus, pasó a llamarse Humanae vitae.
El libro de Mons. Marengo publica todas las correcciones hechas a mano
por el santo.
LA CONSULTA DE SAN PABLO VI A LOS
OBISPOS
Algunos acusan al Papa
San Pablo VI de haber publicado la encíclica Humanae vitae sin haber
consultado a los obispos. La investigación de Mons. Marengo revela todo lo
contrario.
Durante el Sínodo de los Obispos de 1967, el Papa pidió a todos los
prelados que compartieran con él su postura sobre el tema.
“La voluntad del Papa de consultar a todos los
miembros de la asamblea sinodal es muy importante, porque una de las acusaciones más
comunes, después de la publicación de la Humanae
vitae, es que tomó la decisión de manera no colegial”, afirma Mons. Marengo.
De los casi 200 obispos participantes del Sínodo, solo 26 respondieron
en el lapso de tiempo, del 9 de octubre de 1967 al 31 de mayo de 1968.
De este grupo, 19 se expresaron a favor de los
anticonceptivos y solo siete en contra.
De estos siete, los más conocidos e importantes fueron el venerable
Arzobispo estadounidense Fulton Sheen; y el entonces Arzobispo de Cracovia
(Polonia), Karol Wojtyla, hoy San Juan Pablo II, que siempre quiso ser
recordado como “el Papa de la familia”,
según afirmó el Papa Francisco durante la canonización del Papa polaco en 2014.
Como consecuencia de la reacción contestaría que recibió la Humanae vitae a
nivel mundial, incluso de importantes teólogos católicos, el Papa Pablo VI no volvió a escribir una encíclica en los 10 años restantes de su
pontificado, que concluyó en 1978. En los cinco años anteriores
había escrito siete encíclicas.
El entonces Secretario de Estado, Cardenal Agostino Casaroli, dijo que
“la mañana del 25 de julio de 1968 Pablo VI celebró la Misa del Espíritu Santo,
pidió luz de lo Alto y firmó: firmó su firma más difícil, una
de sus firmas más gloriosas. Firmó su propia pasión”.
Publicado originalmente el 14 de
julio de 2018.
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