En una iglesia clandestina en la Unión Soviética en 1978, cantaban una canción para Jesús cuando los soldados entraron con rifles en las manos.
El culto
fue interrumpido inmediatamente por los soldados del ejército soviético, que
invadieron el lugar de la reunión con toda la ferocidad.
Nadie
sabía cómo habían localizado esa iglesia clandestina que se reunía en el mismo
lugar hace mucho tiempo.
"¿qué están haciendo aquí?" gritaron. "¿están adorando a su dios imaginario?
Los
miembros de la iglesia se asustaron pensando que probablemente habría más
soldados armados esperando afuera para que los llevaran a prisión. Pero lo que
iba a pasar era mucho peor que simplemente ser arrestado.
De
repente, el soldado al mando gritó:
"todos
aquellos que son fieles a Dios permanezcan en el lado derecho de la iglesia,
porque serán fusilados por su fe. Ustedes deciden si van a vivir o morir. Los
fieles a ese llamado "Dios", morirán. Pero los que lo nieguen saldrán
libres".
Cinco
minutos antes, todos cantaban alabanzas a Dios pero ahora era cuestión de vida
o muerte. Muchos se levantaron y se fueron a la izquierda, unos pocos,
valientemente, se pusieron a la derecha, mientras hacían rápidamente sus
últimas oraciones. Familias separadas querían estar unidas, pero algunos
estaban en un lado y otros del otro.
Uno de
los soldados dijo: "ustedes en el lado izquierdo
pueden salir".
Dejaron
el lugar sin poder mirar en la cara de sus hermanos y parientes que pronto
morirían. Estaban avergonzados de ellos.
Cuando
sólo los de la derecha se quedaron, los soldados pusieron sus armas en los
asientos y les dijeron: "¡nosotros también somos
cristianos! Pero queríamos adorar a Dios sin los hipócritas. Ahora, sigamos el
culto".
Hoy todos
se parecen mucho.
Cada día
es más difícil diferenciar cristianos reales de simples réplicas.
Convertidos
y convencidos se mezclan entre la multitud. Pero está llegando la hora de la
verdad, y quien no sea de verdad no va a soportar la verdad.
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