Un obispo de Puerto Rico reconoció el derecho de los fieles católicos a la “objeción de conciencia” ante las vacunas contra el COVID-19, y anunció que los sacerdotes y diáconos podrán firmar exenciones para quienes las soliciten.
En un comunicado difundido este 17 de agosto, Mons. Daniel Fernández
Torres, Obispo de Arecibo (Puerto Rico), aseguró que “es
posible para un fiel católico tener objeción de conciencia ante la pretendida obligatoriedad de la vacuna contra el
Covid-19”.
“En coherencia con lo aquí expresado, en nuestra
Diócesis de Arecibo, si para hacer valer la objeción de conciencia fuese
legítimamente requerida la firma de un ministro ordenado, los sacerdotes y
diáconos permanentes que libremente estén dispuestos a firmarla al feligrés
católico, que con conciencia bien formada así lo pida, pueden hacerlo o
referirlo al Obispado de Arecibo”, señaló
el Prelado.
El gobernador de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, determinó que todos los
trabajadores del Gobierno y del sector Salud, tanto de instituciones públicas o
privadas, deben estar vacunados, así como los trabajadores del sector hotelero.
La vacunación será obligatoria además para los
estudiantes desde los 12 años.
El 11 de agosto, Pierluisi extendió la obligatoriedad de las vacunas
contra el COVID-19 para los trabajadores de las industrias de restaurantes y
entretenimiento.
En el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, un territorio no incorporado
de Estados Unidos, se aplican las vacunas de Pfizer BioNTech, Moderna y Johnson
& Johnson.
El Gobierno de Puerto Rico ha publicado
formularios de “exención médica o religiosa” que pueden
ser presentados tanto por estudiantes como por trabajadores de instituciones
públicas o privadas.
Mons. Daniel Fernández Torres recordó en su comunicado que “es legítimo que un fiel católico pueda tener
dudas sobre la seguridad y eficacia de una vacuna dado que lo que afirmen las farmacéuticas o las agencias
reguladoras de medicamentos no es de ninguna manera dogma de fe”.
“Y esa seguridad y eficacia son datos relevantes y
necesarios para el juicio moral”, precisó.
El Prelado recordó la nota de diciembre de 2020 de la Congregación para
la Doctrina de la Fe del Vaticano, sobre las vacunas contra el COVID-19.
La nota del dicasterio vaticano se publicó en el marco de la polémica,
porque en el desarrollo de algunas vacunas contra el COVID-19 se habrían utilizado
líneas celulares que provienen de tejidos obtenidos de dos abortos realizados
en el siglo pasado.
En ese documento, la Congregación
para la Doctrina de la Fe subrayó que “la vacunación debe ser voluntaria”.
El dicasterio señaló que “pueden utilizarse
todas las vacunas reconocidas como clínicamente seguras y eficaces con
conciencia cierta que el recurso a tales vacunas no significa una cooperación
formal con el aborto del que se obtuvieron las células con las que las vacunas
han sido producidas”.
“Sin embargo, se debe subrayar que el uso
moralmente lícito de este tipo de vacunas, debido a las condiciones especiales
que lo posibilitan, no puede constituir en sí mismo una legitimación, ni
siquiera indirecta, de la práctica del aborto, y presupone la oposición a esta
práctica por parte de quienes recurren a estas vacunas”, precisó.
Además, el dicasterio vaticano subrayó que “la
vacunación no es, por regla general, una obligación moral”.
El Obispo de Arecibo subrayó que “la
conciencia, y su libertad, no puede considerarse solo como un derecho civil
sino que es algo intrínseco a nuestra fe católica”.
El Prelado resaltó además que “siguiendo la
doctrina moral de la Iglesia, ante casos difíciles, repentinos y discutidos en
moral, los pastores de almas no deben imponer soluciones unívocas,
sino que, siguiendo a San Alfonso, debemos dejar a cada cual que actúe conforme
a su recta conciencia”.
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
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