Cada 29 de julio la Iglesia universal recuerda la figura de Santa Marta de Betania, hermana de María y Lázaro, amigos y discípulos de Jesús. Santa Marta es patrona de los imposibles, del hogar, de las cocineras, amas de casa, sirvientas, casas de huéspedes, hoteleros y lavanderas.
Es a ella a quien el Señor le dijo -tal y como consta en el Evangelio de
Lucas (10, 41-42)-: “Marta, Marta, te preocupas y
te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola.
María ha elegido la parte buena, que no le será quitada”.
A Santa Marta recurren los fieles para pedir su protección y ayuda en
medio de las urgencias y dificultades más grandes, pues fue ella quien conmovió
a Jesús con su gran fe: “Señor, si hubieras estado
aquí, no habría muerto mi hermano”, refiriéndose a Lázaro, que había fallecido
solo unos días antes. Marta le pide al Maestro con fe indudable que lo devuelva
a la vida: “Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a
Dios, Dios te lo concederá”, a lo que Jesús responde: “Tu hermano resucitará” (ver: Juan 11).
Marta, que siempre mostró su deseo de servir, es también ejemplo para
todo cristiano que quiera cumplir sus deberes con diligencia y responsabilidad.
En el arte religioso, a Santa Marta se le suele representar vestida de
azul o verde, con una cruz, un delantal y portando unas llaves, siempre en
actitud de servicio. También es común representarla siendo amenazada por un
dragón a sus pies, símbolo de que su actitud de amor y servicio son escudos
contra el maligno.
Redacción ACI Prensa
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