ESCRITO POR ALBERTO BISSO SÁNCHEZ, DE SU LIBRO “UN SALTA PA'TRÁS”
¡Aurelia,
Aurelia! Te has quedado dormida amorcito.
El mozo sacudiéndola por los hombros la sentó sobre el serón, en los momentos
que una luz blanquísima seguida de explosiones alumbraba y retumbaba en la
huerta. Por entre las ramas de los árboles filtrábanse luces de colores que
parecían bajar del cielo. Momentos después volvió de nuevo la oscuridad y en lo
más profundo de la noche una solitaria guitarra se dejó escuchar nítida,
vibrante.
-Es .una serenata, y aquí en Canta Lachay, -exclamó
gozosa la muchacha- y debe ser por el cumpleaños de
don Merejo.
-¿Hoy cinco de marzo? la serenata es para su hijo Casimiro, "el
gran cañón".
La música
traída por el viento a través de los árboles venía como un trino de alegres
pajarillos.
-¡Qué linda melodía! ¿Quién la tocará?
-Es una bella marcha creada por el negro ''Tamalazo", le puso el
nombre de el "Son de los Camotes", lo toca su mejor discípulo:
"Ripio". Hoy por hoy el más
grande guitarrista que tenemos, con decirte China, que él solo arma una jarana
y toca tan bien el himno nacional con la guitarra que ni los propios limeños lo
pueden igualar.
-Pero, porqué el tal negro, a una melodía tan bella le puso el nombre
tan poco atractivo de: ¡El Son de los camotes!
-Eso lo creen muchos pero no es así, fue en homenaje a esa humilde papa
dulce que llamamos camote, pero al ser asoleado, asado y cuando comienza a
soltar su mielcita se convierte en el manjar más delicioso de la tierra.
Intrigada
quedó la muchacha preguntando luego: -¿En esta noche
tan sugestiva dónde hallar una delicia igual?
-Si
camote deseas es porque camote me tienes, le respondiò, y echando el
mozo nuevamente a Aurelia 'sobre el serón le dio gusto. Y donde "camotes se asaron cenizas quedaron".
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