EL PAPA FRANCISCO NOS INVITA ESTE MES DE ABRIL A REZAR POR LAS PERSONAS QUE LUCHAN POR LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LAS PERSONAS.
A pesar de la globalización,
sucede que muchas veces ignoramos realidades que incluso pasan cerca de
nosotros. Cuando no nos falta nada y vivimos una vida cómoda se nos pasa de
largo que tal vez el que vive al lado no goza de todo aquello que por derecho
le corresponde, y no necesariamente se trata de bienes materiales.
Los
derechos fundamentales de la persona son aquellos derechos que son
irrenunciables e inviolables. Que son de toda persona justo
por ser persona y por tener una dignidad
innegable.
ESTOS DERECHOS TIENEN UN CARÁCTER DE UNIVERSALIDAD
¿Qué significa
esto? Que tienen
validez aquí y en cualquier lugar del planeta, independientemente de la
cultura, o del régimen gubernamental, incluso de la religión. Son válidos para
todos.
Además son, irrenunciables (no
se puede renunciar a ellos), son inviolables (nadie puede transgredirlos), son
intransferibles (tus derechos fundamentales no se los puedes transferir a nadie
más porque son tuyos) y son interdependientes (además de estar relacionados
entre sí, dependen el uno del otro).
¿CONOCES CUÁLES SON LOS DERECHOS FUNDAMENTALES?
Siendo estos derechos tan
importantes, ¿conoces cuáles son? Te cito
algunos aquí. Los derechos fundamentales, entre otros, comprenden:
— Derecho a la
libertad ideológica, de credo y a la seguridad
— Derecho a la
dignidad humana, al honor y a la intimidad
— Derecho a la
tierra, al trabajo y a un techo
— Derecho a la
salud
— Derecho a la
educación
— Derecho a la
vida
ESTÁN BASADOS EN EL BIEN COMÚN Y NO EN EL DESEO DE
ALGUNOS O EN LA SATISFACCIÓN DE LOS DESEOS INDIVIDUALES.
Y además, muy importante, así
como son derechos, conllevan deberes fundamentales, como reconocer y respetar
estos derechos.
¿CÓMO PODEMOS APORTAR A ESTOS DERECHOS DESDE
NUESTRA REALIDAD DEL DÍA A DÍA?
En primer lugar,
respetándolos. Muchas veces ni siquiera nos damos cuenta que no los respetamos
cuando exigimos que alguien o que todos, piensen igual que nosotros.
En segundo lugar, exigiéndolos
cuando corresponda. Y en tercer lugar fomentando su conocimiento dentro de
nuestro entorno, empezando por interesarnos por ellos y conocerlos más a
fondo.
Y por supuesto, como nos los
pide el papa Francisco, rezando por todo
aquel que incluso se deja la vida luchando por ellos.
«Si se acepta el
gran principio de los derechos que brotan de solo el hecho de poseer la
inalienable dignidad humana es posible aceptar el desafío de soñar y pensar en
otra humanidad» (Papa Francisco, Fratelli Tutti 127).
Escrito por Silvana Ramos
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