Hay paisajes soleados, áridos, húmedos, altos o bajos, también hay gente igual. Hay de todo en esta vida y cada uno termina donde pertenece.
Aprendí caminando que puedo sembrar mis propias flores en el desierto, mi propia lluvia en días secos y mi propia luz en la oscuridad, porque entonces contagio a la gente y luego cambia todo al derredor.
Aprendí que los ambientes se construyen desde adentro, que todo se le acomoda al agradecido y se le multiplica al que comparte sin esperar.
Y que donde hoy hay caminos y flores, antes no los había, hasta que alguien decidió... sembrar y cambiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario