martes, 13 de octubre de 2020

FRATELLI TUTTI. UNA PRIMERA IMPRESIÓN

Si es que no puede ser, si no hay manera… Pero es que se empeñan en meter el dedo en la boquita y al final tienes que decir alguna cosa. Lo comprendo. Son muchos los lectores que pasan por este blog y entiendo que quieran conocer mi opinión al respecto.

Vaya por delante que la lectura que he hecho de la encíclica no me es suficiente. Tendré que hacer una segunda lectura más pausada. 

Dicho esto, así, y en principio, hay cosas que no me entusiasman.

- Es una encíclica que ha pasado desapercibida en los grandes medios de comunicación. No digo ofrecer el texto, que tampoco, sino que ni una mínima alusión al hecho. Resulta curioso que sean tan solo “El País” uno de los diarios de tirada nacional en España de ideología, digamos, de izquierda, y “La Vanguardia” los que hayan sacado un cuadrito en portada. 

- Tampoco se sabe de grandes presentaciones en otros ámbitos, incluidos los eclesiales.

- No deja de ser interesante constatar apoyos y reticencias. En medios eclesiales medio serios, no digo RD, porque escriba el papa lo que escriba lo van a jalear, silencio o salir del paso. Curioso el entusiasmo de la gente de izquierdas, como Pablo Iglesias, Alberto Garzón o el mismísimo Pedro Sánchez, sin olvidar el incondicional apoyo de la masonería.

- Me gusta jugar a las palabras que más se repiten. O menos. Conversión, por ejemplo, sale tan solo una vez. Pecado, cinco. Evangelio, siete. Fraternidad, 46. Solidaridad, 20. Estructura, 14.

- En esta encíclica observo, una vez más, que se habla mucho de cosas que no entendemos demasiado y que necesitan una reflexión muy seria por parte de grandes expertos: economía, ecología, inmigración, fronteras, medios digitales…

¿Hay cosas positivas? Claro…

A todos nos impulsa la llamada al amor y la solidaridad. El hecho de que el papa nos recuerde que somos hermanos es de agradecer en este mundo de hienas. Por eso creo que la intención es buena y es bueno no olvidar que somos hermanos y que como tales nada del prójimo no es ajeno. 

Dicho esto, tendremos que estar de acuerdo en que una encíclica papal que habla de justicia y solidaridad sin combatir la raíz de sus causas que es el pecado, es una encíclica que queda coja sin más remedio. Y tendremos que estar de acuerdo en que una encíclica que produce un gran entusiasmo entre podemitas y socialistas y extraordinario alborozo en la masonería, a la vez que cosecha elocuentes silencios en católicos bien formados, es cuando menos preocupante.

Jorge González

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