Las imágenes del cuerpo de Carlo Acutis, el joven al que el papa Francisco beatificará en unos días, le han dado la vuelta al mundo en segundos. Muchos nos hemos quedado sorprendidos frente a lo que parece ser no el cuerpo sin vida de un joven, sino simplemente un durmiente.
Hoy queremos
compartir contigo cinco lecciones de fe que nos dio esta noticia y que sirven
para meditar.
1. LA SANTIDAD ES PARA TODOS
El cuerpo de Carlo, vestido
como lo estaría cualquier joven de nuestra época, es algo más que sorprendente.
Cuestiona y conmueve. Esto sumado a lo contemporánea de su existencia y al uso tan ejemplar que hizo de Internet hace
que cada detalle impresione aún más y hace que cualquiera de nosotros
reflexionemos en la posibilidad tan cercana y palpable, de ser santo.
Hablar de la santidad suele
parecernos algo lejano, pero ver a un joven en zapatillas y buzo, apenas con
los ojos cerrados y un rosario en mano, nos acerca de una manera dramática a la
posibilidad del encuentro real y la vuelta a la casa del Padre.
2. UN CUERPO INCORRUPTO NO NECESARIAMENTE ES SIGNO
DE SANTIDAD
Muchos de nosotros, quedamos
sorprendidos con estas imágenes y la frase: «cuerpo incorrupto». Nos suele
ganar la emoción y rápidamente compartimos algo tan inexplicable, tan
sorprendente.
Seguramente lo hacemos por ese
celo apostólico de querer mostrar al mundo las grandezas que Dios permite. Pero lo cierto es que el cuerpo de Carlo Acutis, no es un cuerpo
incorrupto tal como lo aclaró el obispo de Asís Doménico Sorrentino:
«Al acto de la
exhumación en el cementerio de Asís, ocurrida el 23 de enero de 2019 en vista
al traslado al santuario, este fue encontrado en el normal estado de
transformación propio de la condición post mortem.
No siendo sin
embargo muchos años desde la sepultura, el cuerpo, si bien transformado, pero
con varias partes todavía en su conexión anatómica, fue tratado con aquellas
técnicas de conservación y de integración normalmente practicadas para exponer
con dignidad a la veneración de los fieles los cuerpos de los beatos y de los
santos».
«Una operación
que fue hecha con arte y amor. Particularmente lograda fue la reconstrucción
del rostro con máscara en silicona. Con un específico tratamiento
fue posible recuperar la reliquia preciosa del corazón que será usada en el día
de la beatificación».
¿QUÉ SIGNIFICA ESTO PARA NOSOTROS COMO
CREYENTES?
Esto ha sucedido
históricamente con algunos de los santos que en la creencia popular se
consideraban incorruptos, entre ellos el cuerpo del Padre Pio. Entonces, ¿qué significa esto para nosotros?, ¿una decepción?
No debería serlo. Si bien los signos sobrenaturales pueden alimentar de alguna manera nuestra
fe, la incorruptibilidad no significa santidad.
De hecho no es necesaria la
condición de incorruptibilidad de cuerpo en una causa de
canonización. En
ninguno de los puntos se encuentra la incorruptibilidad de cuerpos como
requisito o aporte en el proceso.
3. LA NECESIDAD DE SIGNOS SOBRENATURALES Y LA
RESPONSABILIDAD POR LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD
Para algunos de nosotros los
signos sobrenaturales, es decir aquellos para los que se encuentra explicación
científica para su resolución, constituyen una corroboración de la existencia
del mundo celestial.
Con mucho respeto a las
necesidades de fe de cada uno de nosotros y siendo los milagros un detalle
palpable de la grandeza de Dios, es necesario entender que la fe
es un don de Dios que hay que pedir constantemente. Y que además se alimenta a través de esa relación cada vez más
cercana que necesitamos ir construyendo con Él día a día.
Es hermoso ser testigos de la
gracia de Dios en eventos inexplicables como los milagros en Fátima, las
numerosa curaciones en Lourdes, aquellos milagros que conocemos por la historia
de la vida de los santos.
Definitivamente todo eso es
hermoso. Pero no debemos olvidar buscar primero la verdad
para poder comunicarla y evitar confusiones que podrían
impactar incluso la fe en Dios. Es una responsabilidad no menor.
4. LOS RESTOS FÍSICOS Y NUESTRA NECESIDAD DE «PALPAR»
LA SANTIDAD
Ver los restos físicos de
cualquier santo, sus reliquias por ejemplo, conmueve mucho. Es la certeza de
saber que existió un santo, que es posible. Que tuvo un cuerpo físico como el
tuyo y como el mío.
Creo que es justo esta conexión
física la que hace que las reliquias cobren importancia en la vida de los
creyentes. Surge la imagen de poder tocar la santidad y sentir el «efecto» celestial en nuestras vidas.
ENTENDER QUE HAY UN MUNDO MÁS ALLÁ DE LO FÍSICO AL
QUE TODOS ESTAMOS DESTINADOS Y UNA ETERNIDAD DE FELICIDAD QUE ES POSIBLE.
Comprendiendo esta necesidad
del pueblo de Dios, la Iglesia con mucha reverencia trata los cuerpos de los
venerables, de los beatos y de los santos. Utilizando la tecnología de cada
época para preservarlos lo mejor posible y para tratarlos con la dignidad
debida.
Nosotros, los fieles,
deberíamos también aproximarnos al cuerpo de los santos primero con reverencia
y con dignidad. No se trata de obtener una pieza y hacer un escarnio de un
cadáver (¡qué duro!), en lo que sin
intención podríamos caer (y de hecho en alguna época de la historia sucedió),
ni tampoco se trata de maquillar y afirmar algo que no lo es creando confusión
y desconcierto.
5. NUESTRA FE Y LO SOBRENATURAL
¿Hay cuerpos
incorruptos? Los hay, un
ejemplo muy hermoso es el tan estudiado cuerpo de santa Bernardita de Soubirous que incluso así, su
rostro y manos están cubiertos de una delicada capa de cera para su protección.
La fe, amigos, es mucho más
que el sorprenderse por lo sobrenatural y por ese mundo más allá de la física
que nos atrae tanto. Y sin embargo, qué hermoso es tener esos pequeños
destellos de luz a través de tantos milagros.
Los considero un hermoso gesto
de Dios que comprende nuestra pequeñez y nuestra necesidad de tocar, ver y
sentir con ojos de hombres. La fe es un don de Dios, que se nos otorga de
distintas maneras, de acuerdo a nuestras sensibilidades y carismas, de acuerdo
a nuestra necesidad.
No basemos la fe solo en
signos visibles, son demasiado pequeños, casi insignificantes frente a la
majestuosidad que Dios es y que intuimos en nuestro interior cada vez que nos
habla con signos cotidianos imperceptibles a ojos de los demás.
¡Qué estás imágenes
de Carlo Acutis, tan bellamente expuestas, más allá del estado real de su
cuerpo, nos recuerden esa plenitud a la que todos tenemos la posibilidad de
llegar!
ESCRITO POR SILVANA RAMOS
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