Un comité de la cámara alta del Parlamento de Australia Occidental, un estado de Australia, recomendó que no se le exija a los sacerdotes violar el secreto de confesión para denunciar casos de abuso sexual infantil.
“Recomendación 17: Los ministros de religión serán
eximidos de responsabilidad penal solo cuando el fundamento de sus creencias se
base únicamente en la información divulgada durante la confesión religiosa”, señala el reporte número
44 del Comité Permanente de Legislación, publicado el 10 de septiembre.
El reporte se publicó en relación al debate sobre el “Proyecto de Ley
de Enmienda para Niños y Servicios Comunitarios de 2019” que, en su forma actual, requeriría que los
sacerdotes violen el secreto de confesión para denunciar el abuso sexual
infantil, conocido o bajo sospecha.
El texto del comité también recomienda al Gobierno de Australia
Occidental que “consulte con los ministros de
religión sobre las disposiciones no legales que facilitarían el uso eficaz de
la información recibida durante la confesión”.
El proyecto de ley de 2019 está destinado a implementar algunas
recomendaciones hechas por el informe de 2017 de la Royal Commission - Comisión
Real sobre Respuestas Institucionales al Abuso Sexual Infantil. Buena parte del
proyecto de ley se centra en la protección infantil para los aborígenes y los
isleños del Estrecho de Torres.
Se presentó en noviembre de 2019 y completó una tercera lectura en la
Asamblea Legislativa (Cámara baja del Parlamento) en mayo, momento en el que
pasó al Consejo Legislativo de Australia Occidental (Cámara alta del
Parlamento).
Durante la investigación para el proyecto de ley, el Comité Permanente
de Legislación recibió 606
presentaciones públicas.
“El proyecto de ley especifica que los ministros de
religión estarán sujetos a requisitos obligatorios de presentación de informes
y que la información obtenida durante la confesión religiosa no debe
proporcionar una exención. Esto ha atraído la oposición de los interesados
católicos y ortodoxos en varios motivos, entre ellos que los sacerdotes corren
el riesgo de excomunión por romper el secreto de la confesión, y las víctimas
que acceden al confesionario valoran su absoluta confidencialidad”, indicó el comité en su reporte.
También se indica que si bien la confesión en la Iglesia Ortodoxa se
realiza cara a cara, la confesión anónima sigue siendo una práctica común
dentro de la Iglesia Católica, lo que significa que los sacerdotes no pueden
identificar fácilmente a los penitentes.
“Normalmente eso significa que habría algún tipo de
separación, lo que significa que el sacerdote y el penitente en realidad no se
ven, por lo que el único contacto es el de la voz”, comentó a la comisión el Arzobispo de Perth, Mons. Timothy de Costelloe.
Varios sacerdotes escribieron para decirle al comité que no violarían el
secreto de confesión, y numerosos sacerdotes señalaron que la ley no se haría
cumplir ya que las confesiones generalmente se hacen de forma anónima.
El P. Mark Baumgarten, de la Arquidiócesis de Perth, dijo a la comisión,
en julio de este año, que un efecto al tipo de legislación que se ha propuesto “sería que muchas parroquias probablemente eliminarían
por completo la confesión cara a cara para proteger al sacerdote”.
“Este tipo de legislación tampoco se puede hacer
cumplir (…) la única forma de atrapar a un sacerdote en esto sería intentar
atraparlo con penitentes falsos armados con dispositivos de grabación, lo que
sería un curso de acción particularmente malicioso”, agregó.
“Nosotros los sacerdotes hacemos compromisos
solemnes ante Dios, y estoy mucho más preocupado por cómo me juzgará Dios que
por cómo soy visto por los poderes de este mundo. Claro que iría a la cárcel o
enfrentaría cualquier otra sanción civil antes que romper el sigilo
sacramental, y sospecho que todos los sacerdotes, independientemente de su
ideología, dirían lo mismo”, concluyó el sacerdote.
El Arzobispo de Perth indicó al comité el 6
de agosto “que apoya la
introducción de informes obligatorios para los ministros de religión, con la excepción
de la confesión”.
“La ley propuesta haría que los sacerdotes que
permanezcan fieles a las obligaciones que asumieron en el momento de su
ordenación, es decir, que simplemente estuvieran ejerciendo un aspecto esencial
de la práctica de la fe católica, estarían sujetos a enjuiciamiento y condena
como criminales por ser fieles a sus compromisos. Hacer ilegal la práctica
libre de una parte esencial de la fe católica me parece algo que las sociedades
seculares modernas siempre han entendido que está más allá de los límites de su
autoridad”, precisó.
También dijo que en el caso de escuchar una confesión de abuso sexual
infantil “sería responsabilidad del sacerdote hacer
todo lo posible para convencer al perpetrador de que esto tiene que terminar,
que posiblemente la única manera de que esto termine es que el perpetrador se
entregue a las autoridades y le asegure a la persona que la acompañará para
ayudarla a hacerlo, todo eso”.
“No puede forzar a la persona, pero puede ejercer
mucha presión moral sobre la persona. Un sacerdote estaría fallando en sus
responsabilidades si no hiciera eso”, aseguró.
Finalmente dijo que “está muy claro que el
sacerdote tiene la responsabilidad fundamental de hacer todo lo que pueda sin
romper el secreto de la confesión para asegurar, en la medida de lo posible,
que este abuso cese, absolutamente”.
Victoria, Tasmania, Australia del Sur, Queensland y el Territorio de la
Capital Australiana han adoptado leyes que obligan a los sacerdotes a violar el
secreto de confesión, mientras que Nueva Gales del Sur lo ha mantenido.
La semana pasada, los obispos de Australia entregaron al
gobierno federal las observaciones del Vaticano a 12 de
las recomendaciones realizadas por la Royal Commission, tras el reporte que
esta publicó en 2017 sobre abusos sexuales en instituciones del país. En su
texto, la Santa Sede defendió el secreto de confesión y reiteró que este
es inviolable.
EXCOMUNIÓN AUTOMÁTICA
El Código de Derecho Canónico establece en el canon 983 que el sigilo
sacramental o secreto de confesión “es inviolable;
por lo cual está terminantemente prohibido al confesor descubrir al penitente,
de palabra o de cualquier otro modo, y por ningún motivo”.
Asimismo, el canon 1388 señala que “el
confesor que viola directamente el sigilo sacramental, incurre en excomunión latae
sententiae (automática) reservada a la Sede Apostólica”. Es decir
que solo el Papa puede levantar la pena de la excomunión en este caso.
Redacción ACI Prensa
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