Debemos pedir los
ojos espirituales para poder comprender el misterio que se hace presente en las
especies de pan y vino.
Por: Anwar Tapias Lakatt | Fuente: CatolicosFirmesEnSuFe.org
Muchos se preguntan si la palabra "Eucaristía" aparece en la Biblia, y la
respuesta es que sí pero no en español.
San
Lucas expresa:
Luego tomó el pan, dio
gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Esto es mi
Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". (Lc 22, 19)
Dice el Evangelista que Jesús dio gracias. Pues
precisamente ese "dar gracias" en
griego es εὐχαριστήσας (eucharistesas). De
ahí proviene la palabra Eucaristía.
Lo que Cristo instituyó ese día fue que en
adelante nosotros celebremos el mismo acontecimiento, actualizando ese único
sacrificio, en donde comemos su cuerpo y bebemos su sangre.
La Eucaristía es un acto de amor en donde el
mismo Cristo se dona a nosotros en un pedazo de pan.
La Eucaristía es el centro de nuestra fe, y
debemos pedir los ojos espirituales para poder comprender el misterio que se
hace presente en las especies de pan y vino.
La institución queda expresada en las palabras
de Jesús: Hagan esto en conmemoración mía. No fue un simple recordar, no es un simple
repetir, es volver a vivir ese único momento.
La palabra usada por San Lucas es ἀνάμνησιν (anamnesis) que tiene un sentido
sacrificial.
Existe otra palabra que traduce por memoria en sentido de
recuerdo. Incluso la misma Reina Valera la tiene así:
De cierto os digo que
dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se
contará lo que ésta ha hecho, para memoria (μνημόσυνον=mnēmosynon) de ella. (Mc 14, 9)
Si San Lucas hubiese tan sólo querido indicar
que la Eucaristía era sólo un recuerdo, hubiera usado esta palabra, pero usó ἀνάμνησιν (anamnesis).
Otro error es el pensar que la Eucaristía mata a
Cristo nuevamente, no lo hace,, ni tampoco hace que Jesús se vuelva a
sacrificar. Es el mismo sacrificio de la Cruz, porque ese memorial es como los
judíos vivían cada pascua. Ellos no volvían a salir de Egipto, pero vivían esa
salida, actualizaban esa salida. No era un simple recordar.
La
Carta a los Hebreos lo deja claro:
"Y no para ofrecerse a
sí mismo repetidas veces al modo como el Sumo Sacerdote entra cada año en el
santuario con sangre ajena Para ello habría tenido que sufrir muchas veces
desde la creación del mundo. Sino que se ha manifestado ahora una sola vez, en la plenitud de
los tiempos, para la destrucción del pecado mediante su sacrificio" (Heb 9, 25-26)
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