martes, 28 de abril de 2020

UN ENCUENTRO CON LA POLICÍA


Esta mañana he salido a la calle y un policía nacional me ha preguntado:
--¿Dónde va usted? ¿No sabe que estamos en confinamiento?
Y yo, con la mayor de las sonrisas, con la mejor de mis amabilidades, le he saludado con un alegre:
--Hola, don Pepito.
A lo que él me ha contestado con el mismo tono risueño:
--Hola, don José.
El agente, quizá aburrido de una sosa jornada, me siguió el juego y me preguntó:
--Pasó, usted, ya por casa.
A lo que respondí:
--Por su casa yo pasé
Aunque yo no tenía el gusto de conocerla, me preguntó:
--Vió, usted, a mi abuela.
Esta sí que era buena: yo controlando a las abuelas de los miembros de las fuerzas del orden público. Aun así, contesté:
--A su abuela yo la vi.
Pero por más que quisiésemos seguir con aquella complicidad, sabíamos que el juego estaba próximo a su fin. Así que resignado le tuve que decir:
--Adiós, don Pepito
Los dos sabíamos que solo cabía escuchar del agente:
--Adiós, don José.


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