El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana
(CEI), Cardenal Gualterio Bassetti, afirmó que ha llegado el tiempo de “retomar
la celebración de la Eucaristía dominical y de los funerales en las iglesias,
además de los bautismos y todos los demás sacramentos”; con todas las
precauciones necesarias y sentido de responsabilidad para evitar los contagios
de coronavirus.
El Cardenal escribió estas palabras en su carta del
23 de abril a la Arquidiócesis de Perugia, la cual dirige.
Sus palabras hacen eco a aquellas del Episcopado que el 16 de abril
anunciaron una conversación con el gobierno para un “acceso
menos condicionado a los lugares de culto”.
En declaraciones a ACI Stampa –agencia en italiano
del Grupo ACI–, el 18 de abril, el P. Ivan Maffeis, subsecretario de la CEI,
afirmó que el Episcopado había presentado al Gobierno algunas orientaciones
para retomar las celebraciones litúrgicas.
En su carta, el Cardenal Bassetti puso en evidencia la “situación inédita” que tiene que afrontar hoy la
Iglesia Católica, tal vez capaz de “poder decir
cómo se afronta una situación de persecución”, pero desorientada ante “esta prueba colectiva”.
El Purpurado indicó que apenas se vio la real peligrosidad de contagio
del coronavirus, “hemos debido suspender toda
actividad pública, incluso la celebración de la Eucaristía con la presencia de
los fieles”. Sin embargo, señaló, “esto nos
puso pronto en dificultad, desde el momento que la Eucaristía es para todos,
sacerdotes y fieles, fuente y culmen de toda la vida cristiana”.
El presidente de la CEI alabó la generosidad, la inventiva y el coraje
con que se multiplicaron las Misas online, comenzando por el Papa Francisco;
pero, añadió, “mirar la Misa no es celebrarla.
Misas sin pueblo, pueblo sin Misa”.
En este tiempo, dijo, se apuntó a la madurez del pueblo cristiano de
vivir la vida de la Iglesia rezando desde la casa, siguiendo la Liturgia de las
Horas. “Pero ahora lo digo en consciencia a todas
las instituciones, ha llegado el tiempo de retomar la celebración de la
Eucaristía dominical y de los funerales en la iglesia, además de los
bautizos y todos los demás sacramentos, naturalmente siguiendo las medidas
necesarias para garantizar la seguridad en presencia de más personas en los
lugares públicos”, afirmó.
El Cardenal Bassetti dijo que la Iglesia está viviendo “un desierto que no habíamos elegido, que se nos aparece
lleno de peligros mortales y del cual no se todavía el final”.
“En este momento de desierto que estamos viviendo,
la comunidad cristiana debe saber vivir esta pregunta, compartirla con tantos
seres humanos que hoy responden ‘no, el Señor no está en absoluto en medio de
nosotros, por tanto, no hay ningún Señor en el Cielo’”.
El Purpurado recordó que la tentación de Israel ante estas dudas fue “construir un dios a su medida”. Sin embargo,
afirmó que “el Dios bíblico es un Dios que
libera y que salva, que no tolera el mal. Es un Dios que apuesta por la
libertad del ser humano y que quiere que sea la humanidad misma la que realice
su proyecto en el mundo”.
El Cardenal Bassetti advirtió que el riesgo es que “una vez salidos de esta pandemia, el mundo occidental
quede aún más convencido que la verdadera salvación viene solo de la ciencia y
que la religión puede tener un rol subalterno, quizá consolador, al margen de
la racionalidad. Para las Iglesias cristianas es la hora de apostar por la
madurez de la fe”.
Una madurez necesaria en un tiempo de crisis y apocalíptico como este,
una hora de la historia en la cual “el Señor nos
revela para lo que verdaderamente somos, para lo cual realmente creemos”, indicó.
El presidente de la CEI expresó su deseo de que esta crisis se
transforme en una oportunidad “que nos ayude a
confiar menos en nuestras fuerzas, a abandonarnos a la ayuda que viene del
Señor y a ser más solidarios los unos con los otros”.
Traducido y adaptado por Eduardo
Berdejo. Publicado originalmente en ACI Stampa.
Redacción ACI Prensa
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