El Papa Francisco afirmó este domingo 26 de abril
en la Misa celebrada en Casa Santa Marta que “nosotros nos encontramos con
Jesús en la oscuridad, en nuestras dudas. Incluso en la duda de nuestros
pecados, Él está ahí para ayudarnos, en nuestras inquietudes. Está siempre con
nosotros”.
El Santo Padre explicó que “muchas veces
hemos escuchado que el cristianismo no es sólo una doctrina, no es un modo de
comportase, no es una cultura. Sí, es todo esto, pero más importante, en primer
lugar, es un encuentro. Una persona es cristiana porque ha encontrado a
Jesucristo, se ha dejado encontrar por Él”.
“Hemos nacido con una semilla de inquietud. Dios lo
ha querido así: inquietud de encontrar la plenitud, inquietud de encontrar a
Dios, muchas veces incluso sin saber que tenemos esa inquietud”.
Por lo tanto, “nuestro corazón es inquieto,
nuestro corazón tiene sed: sed del encuentro con Dios. Lo busca muchas veces
por caminos equivocados: se pierde, luego regresa, lo busca… Por otra parte,
Dios tiene sed del encuentro, hasta tal punto que envió a Jesús para
encontrarnos, para venir al encuentro de esta inquietud”.
“¿Y cómo actúa Jesús?”, se preguntó el Pontífice: “Él respeta
nuestras propias situaciones, no se precipita”. “Va lentamente, respetuoso con
nuestros tiempos. Es el Señor de la paciencia. ¡Cuánta paciencia tiene el Señor
con cada uno de nosotros! El Señor camina a nuestro lado”.
El Señor “escucha nuestras inquietudes, las
conoce, y a cierto punto dice algo. Al Señor le gusta escuchar cómo hablamos,
para comprender bien y para dar la respuesta justa a esa inquietud. El Señor no
acelera el paso, siempre va a nuestro paso, muchas veces va lento, pero su
paciencia es así”.
Indicó que “hay una antigua regla de los
peregrinos que dice que el verdadero peregrino debe andar al paso de la persona
más lenta. Y Jesús es capaz de esto, lo hace, no acelera, espera a que nosotros
demos el primer paso. Y cuando llega el momento, nos hace la pregunta”.
En el caso del Evangelio de este domingo, donde se cuenta el episodio de
los discípulos de Emaús que se encuentran en el camino con Jesús resucitado sin
reconocerlo, el Señor les pregunta: “¿De qué
habláis?”.
El Señor “se hace el ignorante para hacernos
hablar. A Él le gusta que hablemos”. “Y luego responde, explica hasta donde sea
necesario”.
El Evangelio narra cómo Jesús acompañó a los discípulos de Emaús y cenó
con ellos, “pero el encuentro no se produce sólo en
el momento de partir el pan, sino en todo el camino”.
El Papa Francisco finalizó la homilía pidiendo “que
el Señor nos dé a todos esta gracia de encontrar a Jesús todos los días, de
saber, de saber que Él camina con nosotros en todos nuestros momentos. Él es
nuestro compañero de peregrinación”.
Redacción ACI Prensa
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