¿Cuántas Cuaresmas
hemos vivido sin realmente entenderla a profundidad?
Por: María Verónica Vernaza | Fuente: CapsulasDeVerdad.com
¿Cuántas Cuaresmas hemos
vivido sin realmente entenderla a profundidad? La
Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua, la
espera de la Semana Mayor, como la conocemos. Son cuarenta días, época perfecta
para reflexionar sobre nuestra actitud como cristianos y demostrar también
nuestra fe. El Papa Benedicto XVI nos recordó que “la
Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquél que
es la fuente de la misericordia”.
La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza.
En este día las iglesias se desbordan con fieles. El sacerdote nos coloca una
cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el
Domingo de Ramos del año anterior. Las frases usadas por el sacerdote al
colocarnos este signo son: "Arrepiéntete y
cree en el Evangelio" y "Del polvo
eres y al polvo volverás". La Cuaresma es un tiempo penitencial por
excelencia, así que es el momento propicio para hacer una buena confesión.
Una práctica ya casi olvidada pero muy
importante en este tiempo es el ayuno y la abstinencia. El ayuno es obligación
los días Miércoles de Ceniza y Viernes Santo, cuando se pide hacer una sola
comida; es obligatorio para los mayores de edad hasta los 59 años. La
abstinencia se refiere a la prohibición de comer carnes rojas los viernes de
Cuaresma y es para todos los católicos desde los 14 años de edad hasta la
muerte, en honor a la Pasión de Jesús. La abstención también puede ser de
bebidas alcohólicas, cigarrillo y fiestas, o de cualquier cosa que te guste y
sea para ti un esfuerzo el dejar de consumirlo.
Recordemos que las tres grandes prácticas en
Cuaresma son la oración, la mortificación y la caridad. Una práctica importante
es la limosna. Has limosnas de acuerdo a tus posibilidades. Hay muchas
fundaciones caritativas que están necesitadas y recibirán felices tus
donaciones económicas. Como dijo el Papa Francisco en su mensaje para la
Cuaresma del 2014: “Desconfío de la limosna que no
cuesta y no duele”. Más todavía, Benedicto XVI dijo que “La limosna evangélica no es simple filantropía: es más
bien una expresión concreta de la caridad”. Otro ejercicio de piedad en
esta época es el Via Crucis, trata de hacerlo una vez a la semana, verás cómo
tu corazón se une más a Cristo.
Hay algunas cosas que cambian en la iglesia y
durante la misa en estos estos 40 días. Por ejemplo, date cuenta que a partir
de ahora se va a mantener una mayor austeridad dentro de la iglesia,
suprimiendo flores y elementos decorativos innecesarios. Pon atención cuando te
encuentres en misa y verás que se ha omitido el himno del "Gloria”. Además, antes de la proclamación
del evangelio, el canto del "Aleluya" se
substituye por alguna otra aclamación a Cristo.
La Cuaresma es también tiempo oportuno para
crecer en nuestro amor filial a la Madre de Dios, que al pie de la Cruz nos
entregó a su Hijo, es por eso que se promueven ciertas devociones marianas
propias de esta época: "Los siete dolores de
Santa María Virgen" es una de ellas. Como lo recuerda el Papa
Benedicto XVI “la Cuaresma es un tiempo propicio
para aprender a permanecer con María y Juan, el discípulo predilecto”.
Todo este tiempo de preparación y de reflexión
tiene como culmen la Semana Santa, que comienza el Domingo de Ramos, recordando
la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. El Jueves Santo conmemoramos la
Última Cena del Señor, antes de ser entregado por Judas en el Huerto de los
Olivos. Según la tradición, el lavatorio de los pies que se realiza este día,
se lo hace a 12 hombres representativos de la comunidad y significa el servicio
y el amor del Señor Jesús que ha venido "no
para ser servido, sino para servir". Luego de la oración de la
comunión, comienza una procesión en la que se lleva el Santísimo Sacramento
hacia un lugar de la reserva diferente al sagrario.
La tarde del Viernes Santo presenta el drama
inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. Este día es el único del año en
que no se celebra la eucarística. El altar luce sin mantel, sin cruz, sin
velas, ni adornos. El sacerdote va de rojo, color de los mártires, recordando
que Jesús es el primero en dar su vida por la Iglesia. Después de la
celebración se pasa a una acción simbólica muy expresiva: la veneración de la
Santa Cruz.
El Sábado Santo la comunidad cristiana vela
junto al sepulcro en silencio. El altar está despojado. El sagrario, abierto y
vacío. La celebración es el sábado por la noche con una vigilia en honor del
Señor de manera que los fieles se los encuentre en vela. La misa es en la
noche, el sacerdote ingresa con el cirio pascual a iluminar la iglesia que
permanece a oscuras.
El Domingo de Resurrección o Vigilia Pascual
celebramos del triunfo de Cristo sobre la muerte. Es la feliz conclusión de la
Pasión. La Pascua es victoria, es el hombre llamado a su dignidad más grande.
Es el día de la esperanza universal en torno al Resucitado. Ese día podemos
decir junto con San Pablo: “Si Cristo no hubiera
resucitado, vana seria nuestra fe”.
No dejemos que estos 40 días se pasen volando
sin hacer un verdadero examen de conciencia sobre lo que significa para cada
uno de nosotros ser cristianos en el mundo de hoy. Vivámosla a plenitud en
compañía de Nuestra querida Madre, la Virgen María.
Artículo publicado
originalmente en Cápsulas de Verdad








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