sábado, 28 de marzo de 2020

IGLESIA CATÓLICA ORIENTAL - RITO ARAMEO


DUNKERQUE-- “SOBRE ESTA BATALLA DEPENDE LA SUPERVIVENCIA DE LA CIVILIZACIÓN CRISTIANA." (WINSTON CHURCHILL).
Él dijo esto después de haber sido elegido Primer Ministro de Gran Bretaña el 10 de mayo de 1940. Aquella guerra continuaría otro año y medio antes de que los EE.UU. entraría en la guerra. La situación era agobiante. Los ejércitos nazis habían logrado vencer en Francia a las tropas británicos, franceses, holandés, polacos y belgas y los empujaron justamente a la ciudad porteña de Francia, Dunkerque. Los soldados aliados tenían ante sí dos ejércitos alemanes y a sus espaldas, el Canal de la Mancha. El ejército belga se rindió. Ahora, todo dependía de los soldados británicos en Dunkerque. Si ellos perdieran, Gran Bretaña sería obligada a aceptar las terribles condiciones de paz impuestas por el gobierno nazi de Adolfo Hitler.
El 24 de mayo, Hitler aprobó un orden de parar a las 800,000 tropas nazis durante tres días. Es posible que lo aprobó pensando en consolidar a sus soldados e enviar a la Luftwaffe (la fuerza aérea alemana) para aniquilar a los aliados en Dunkerque. El P.M. Churchill, el Rey Jorge VI y el pueblo británico oraron con fervor y el 27 de mayo, ellos pusieron en marcha la evacuación por mar los soldados encerrados en Dunkerque.
Los ciudadanos británicos estuvieron a la altura de ese reto. Los civiles fueron en sus botes de pesca, en sus yates, en buques comerciales, en cruceros, etc., y cruzaron el Canal de la Mancha hacia Dunkerque. Había un total de 861 buques de mar de todos los tamaños que participaron en este esfuerzo valiente durante un período de 9 días.
Milagrosamente, el mar fue muy tranquilo y al mismo tiempo, las nubes bajas les protegieron de la Luftwaffe nazi que todavía no tenía el radar. La evacuación fue un gran éxito y evacuaron a 338,226 soldados aliados, así permitiendo que el ejército británico hiciera una reorganización estratégica mientras esperaba la entrada de los EE.UU. en la guerra. El Decano de la Catedral de San Pablo lo llamó “El milagro de Dunkerque,” y notó que “el arzobispo de Canterbury había anunciado que el Día de la Oración Nacional bien pudiera haber sido un punto de inflexión, y que era obvio a muchos que Dios había contestado las oraciones colectivas de la nación con ‘el milagro de Dunkerque’… la evidencia de la intervención divina fue clara por los que querían verla; los periódicos escribieron artículos sobre los mares tranquilos y la niebla alta que interfirió con la exactitud de los bombarderos alemanes.”
De repente después de 5 días de las evacuaciones, el 1° de junio 1940, el cielo se hizo claro durante dos días y esto permitió que la artillería y los aviones nazis atacaran y hundieron 243 buques. Los aviones británicos respondieron con valentía y derribaron 240 aviones nazis pero los británicos perdieron 177 aviones. No obstante, el 3 de junio de 1940, el ejército británico estaba sano y salvo otra vez en Bretaña.
Winston Churchill de todas maneras insistió que los ciudadanos de Bretaña siguieran navegando a Dunkerque un día más para rescatar tantos soldados franceses, polacos, belgas y holandés que fuera posible.
Ante la Cámara de los Comunes el 18 de junio de 1940, Churchill advirtió que “Es muy posible que se comience ahora la Batalla de Bretaña. Sobre esta batalla depende la supervivencia de la civilización cristiana... Toda la furia y el poder del enemigo deben muy pronto volverse sobre nosotros. Hitler sabe que tendrá que rompernos en esta isla, o perderá esta guerra.”
Churchill continuó: “"Si podemos enfrentarnos a él, toda Europa puede ser libre y la vida del mundo puede avanzar hacia amplias tierras altas iluminadas por el sol, pero si fracasamos, entonces todo el mundo, incluidos los Estados Unidos, incluyendo todo lo que hemos conocido y cuidada, se hundirán en el abismo de una nueva Edad Oscura, más siniestra y quizá más prolongada por las luces de la ciencia pervertida…. Por lo tanto, nos apoyemos en nuestros deberes y nos comportemos de manera que, si el Imperio Británico y su Comunidad Británica duraran mil años, los hombres dirán: 'Esta fue su mejor hora.'"
Así fue el mensaje de Churchill aceptado por los británicos en 1940. El mismo sentimiento fue repetido a los norteamericanos el 1 de septiembre de 1941 cuando Franklin D. Roosevelt declaró: “La preservación de estos derechos es de importancia vital ahora, no únicamente a nosotros que los gozamos—sino a todo el futuro de la civilización cristiana.”
Así fue la mejor hora de Gran Bretaña hace 77 años. Y muchos norteamericanos y muchos otros creen que esa fue la generación más noble y valiente, que tuvieron que hacer frente al nazismo, el fascismo italiano y el imperialismo japonés al mismo tiempo.
Y, ¿cómo estamos respetando la maravillosa historia de nuestros antepasados que preservaron la civilización cristiana?
Debido a las confusiones producidas por el choque de cosmovisiones opuestas durante las nuevas generaciones en nuestros países occidentales, no hay el mismo respeto por nuestra historia y hegemonía Judía-Cristiana. Se olvidan que valores como las libertades de conciencia, de religión y de expresión, entre otros, son valores judío-cristianos. Muchas personas en países occidentales son influidas por las ideas de diversidad e inclusión y multiculturalismo que, a lo mejor, deben producir más apertura mental. No obstante, no infrecuentemente, se produce un tipo de menosprecio de nuestros valores históricos, sin haber hecho un análisis profundo.
Se llevó a cabo hace poco en Gran Bretaña una encuesta por Premier Christian Communications entre 12,000 cristianos que hablaron de prejuicios y discriminación contra ellos simplemente porque son cristianos.
Según estos encuestados:
• El 93% dicen que el cristianismo está siendo marginado en la sociedad
• 80% dicen que el cristianismo no recibe igual respeto
• 67% dicen que no pueden ser abiertos sobre su fe mientras están en el trabajo
• 50% dicen que han experimentado prejuicios debido a su fe cristiana.
• 26% dicen que temen que sean perseguidos por ser abiertos sobre su fe.
El Sr. Tim Farron quien recientemente renunció como líder de los demócratas liberales, dijo: "Estamos engañándonos si pensamos que vivimos en una sociedad liberal tolerante."
Asimismo en los EE.UU., hay organizaciones activistas anti-cristianas en el gobierno, en los medios de comunicaciones, en Hollywood, y en las escuelas y universidades. La ONG evangélica The Family Research Council, ha publicado un libro titulado Hostilidad a la religión: la creciente amenaza a la libertad religiosa en los Estados Unidos, donde se argumenta que ha habido un aumente de 76% de los ataques contra la libertad de religión a través de los últimos tres años. Otra ONG cristiana, First Liberty, declaró que ha habido un aumento de 133% de los ataques contra la libertad de religión a través de los últimos 5 años.
Tanto en los EE.UU. como en Bretaña, la gente se cree ser muy abierta y tolerante. Sin embargo, las instituciones de sus naciones son más intolerantes del cristianismo que del islam. ¿Por qué?
En gran parte, la animosidad contra los cristianos tiene que ver con la ética sexual cristiana. El cristianismo valora la moderación, pero la cultura progresista liberal dominante en ambas naciones valora el abandono de la ética sexual cristiana.
Es lamentable que los progresistas liberales tiendan a socavar las bases de la civilización occidental, la ética judeocristiana. En cierta medida, esta misma dinámica también está funcionando ahora en América Latina y en la mayor parte de Europa. En este momento de la historia, los cristianos dedicados de todas las denominaciones deben ser valientes y enfrentar educadamente el fanatismo anti-cristiano. Pero esto debe hacerse con mansedumbre y sensibilidad:
“No tengan miedo a nadie, ni se asusten, sino honren a Cristo como Señor en sus corazones. Estén siempre preparados a responder a todo el que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen, pero háganlo con humildad y respeto.” (1 Pedro 3:14-16).

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