El Papa Francisco ofreció la Misa celebrada en Casa
Santa Marta este Quinto Domingo de Cuaresma 29 de marzo por “tanta gente que
llora” por la epidemia de coronavirus COVID 19 y aseguró que Jesús también
habría llorado con todos los que están sufriendo.
“Pienso en tanta gente que llora: gente aislada,
gente en cuarentena, los ancianos solos, gente hospitalizada y las personas en
terapia, los padres que ven que, como no reciben la paga, no darán de comer a
los hijos. Tanta gente que llora. También nosotros, en nuestro corazón, los
acompañamos. Y no nos hará mal llorar un poco con el llanto del Señor por todo
su pueblo”, señaló el Pontífice.
El Santo Padre invitó, “ante un mundo que sufre
tanto, ante tanta gente que sufre las consecuencias de esta pandemia”, a
preguntarse: ¿soy capaz de llorar como,
seguramente, lo habría hecho Jesús y lo hace el mismo Jesús?”.
Insistió en que “muchos lloran hoy. Y
nosotros, desde este altar, desde este sacrificio de Jesús, de Jesús que no se
avergüenza de llorar, pidamos la gracia de llorar. Que hoy sea para todos
nosotros como el domingo de las lágrimas”.
En su homilía, el Papa Francisco reflexionó sobre el fragmento
evangélico en el que se narra la resurrección de Lázaro.
Recordó que “Jesús tenía amigos. Los amaba a
todos, pero tenía amigos con los cuales tenía una relación especial, como se
hace con los amigos, de un amor mayor, de una confianza mayor. Y muchas, muchas
veces se quedaba en casa de estos amigos: Lázaro, Marta, María… Y Jesús sentía
dolor por la enfermedad y la muerte de su amigo” Lázaro.
Jesús “llegó al sepulcro y se conmocionó
profundamente y, muy turbado, preguntó: ‘¿Dónde lo habéis puesto?’. Y Jesús
rompió en llanto. Jesús, Dios, pero hombre, llora”.
Explicó que también “en otra ocasión en el
Evangelio se dice que Jesús lloró: cuando piensa en Jerusalén. ¡Y con cuánta
ternura llora Jesús! Llora desde el corazón, llora con amor, llora con los
suyos que lloran. El llanto de Jesús. Quizás ha llorado otras veces en la vida,
no lo sabemos; seguramente en el Huerto de los Olivos. Pero Jesús llora de
amor, siempre”.
“Se conmociona profundamente y, muy turbado, llora.
Cuántas veces hemos escuchado en el Evangelio esta conmoción de Jesús, con esa
frase que se repite: ‘Viéndolo tuvo compasión’. Jesús no puede mirar a la gente
y no sentir compasión. Sus ojos están con el corazón; Jesús ve con los ojos,
pero mira con el corazón y es capaz de llorar”.
El Papa Francisco terminó la homilía preguntándose: “¿Mi corazón se parece al de Jesús? Y si es demasiado
duro, si soy capaz de hablar, de hacer el bien, de ayudar, pero en el corazón
no entra. No soy capaz de llorar, pide esa gracia al Señor: Señor, yo llore
contigo, llore con tu pueblo que, en este momento, sufre”.
Redacción ACI Prensa
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