lunes, 30 de marzo de 2020

EL PAPA: NO NOS AVERGONCEMOS DE ESTAR EN LA IGLESIA, AVERGONCÉMONOS DE SER PECADORES


En la Misa celebrada en la Casa Santa Marta este lunes 30 de marzo, el Papa Francisco animó a “no avergonzarnos de estar en la iglesia” que es “Santa, pero con hijos pecadores” y comparó la historia de dos mujeres para dar una enseñanza sobre qué hace el Señor ante los inocentes, los pecadores, los corruptos y los hipócritas.
Durante su homilía, el Santo Padre comentó las lecturas de la Liturgia del día y comenzó por el Salmo 23 que dice: “El Señor es mi pastor, nada me falta. Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre”.
En esta línea, el Pontífice explicó que esas palabras del Salmo son “la experiencia que han tenido dos mujeres”, al referirse a la primera lectura del libro del profeta Daniel capítulo 13 y al pasaje del Evangelio de San Juan (8:1-11). Luego, el Papa Francisco comparó la historia de estas dos mujeres para recordar que la Iglesia es “santa, pero con hijos pecadores” figura de la Iglesia de un Padre de la Iglesia.
“Una mujer inocente acusada falsamente, calumniada. Y una mujer pecadora. Ambas condenadas a muerte. La inocente y la pecadora. Algún Padre de la Iglesia veía en estas mujeres, una figura de la Iglesia: ‘Santa, pero con hijos pecadores’ decían en una bella expresión latina, la Iglesia es la ‘casta meretrix’, la santa con hijos pecadores”, dijo el Papa.
HISTORIA DE DOS MUJERES
En este sentido, el Santo Padre continuó a reflexionar en estas dos historias de las Sagradas Escrituras para dar una enseñanza: “Ambas mujeres estaban desesperadas, humanamente desesperadas. Susana confía en el Señor. Hay también dos grupos de personas, de hombres, los dos servían a la Iglesia: los jueces y los maestros de la ley. No eran eclesiásticos, sino que estaban al servicio de la Iglesia, en el tribunal y en la enseñanza de la ley. Diversos”.
“Los primeros, quienes acusaban a Susana, eran corruptos. El juez corrupto. La figura emblemática en la historia, que también Jesús retoma en el Evangelio en la parábola de la viuda insistente, los jueces que no creían en Dios y no les importaban nada los otros. Los corruptos. Los doctores de la ley no eran corruptos. Sino hipócritas”, advirtió.
De este modo, el Papa destacó que “estas dos mujeres cayeron, una en la mano de los corruptos y otra en la mano de los hipócritas. No existía salida” y citó un fragmento del Salmo 23: “Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan”.
“Las dos mujeres estaban en un valle obscuro, estaban allí, en un valle obscuro hacia la muerte. La primera explícitamente confía en Dios y el Señor interviene. La segunda, pobrecilla, sabe que es culpable, avergonzada delante a todo el pueblo, porque el pueblo estaba presente en ambas situaciones. No lo dice el Evangelio, pero seguramente rezaba por dentro, pedía alguna ayuda”.
¿QUÉ HACE EL SEÑOR CON ESTA GENTE?
En esta línea, el Papa Francisco explicó qué hizo el Señor con estas personas: “A la mujer inocente la salva, le hace justicia. A la mujer pecadora, la perdona. A los jueces corruptos los condena. A los hipócritas los ayuda a convertirse”.
Asimismo, el Santo Padre se detuvo en la última parte de la narración del Evangelio del día para subrayar que delante al pueblo Jesús dice: “si, el primero de ustedes que esté sin pecado, que arroje la primera piedra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro”.
Y el Papa agregó que el Evangelista Juan usó “un poco de ironía” al indicar que: “se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más ancianos” pero Jesús deja un poco de tiempo para arrepentirse.
De este modo, el Pontífice explicó: “Los corruptos no perdonan, sencillamente porque el corrupto es incapaz de pedir perdón, ha ido más allá. Se cansó, no se cansó, no es capaz. La corrupción le quitó incluso la capacidad que todos tenemos de avergonzarnos, de pedir perdón. No, el corrupto es seguro, va hacia adelante, explota a la gente, como a esta mujer, todo… va hacia adelante, se ha colocado en el lugar de Dios”.
“A las mujeres el Señor les responde. A Susana la libera de estos corruptos, la deja ir hacia adelante, y a la otra: ‘Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más’. La deja ir. Esto delante al pueblo. En el primer caso, el pueblo alaba al Señor, en el segundo caso el pueblo aprende, aprende cómo es la misericordia de Dios”.
De este modo, Francisco advirtió que cada uno de nosotros tiene sus propias historias, cada uno de nosotros tiene sus propios pecados. Sino se los recuerda, piensen un poco, los encontrarán. Agradece al Señor si los encuentras, porque si no los encuentras, eres un corrupto”.
“Cada uno de nosotros tiene sus propios pecados. Miremos al Señor que hace justicia, pero que es muy misericordioso, no nos avergoncemos de estar en la Iglesia, avergoncémonos de ser pecadores”. La Iglesia es madre de todos. Agradezcamos a Dios de no ser corruptos, de ser pecadores, y cada uno de nosotros mirando cómo actúa Jesús en estos casos, confíe en la misericordia de Dios y rece con confianza en la misericordia de Dios, pida perdón, porque ‘el Señor me guía por el justo camino".
Por último, el Papa señaló: "aunque pase por valle tenebroso, -en el valle del pecado- ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan”.
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

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