La Diócesis de Roma ha adoptado una serie de
medidas para evitar posibles contagios del coronavirus COVID-19 entre fieles
durante la celebración de la Misa.
Las medidas adoptadas, anunciadas por el Vicario de la Diócesis,
Cardenal Angelo De Donatis, suponen, principalmente, no dar la paz y recibir la
Comunión en la mano, además de dejar secas las pilas de agua bendita.
Estas medidas están destinadas a evitar nuevos contagios de COVID-19,
que ya se han producido en la ciudad de Roma y en la región del Lazio. En el
conjunto de Italia, el número de contagiados asciende ya a más de 2000.
A pesar de la excepcionalidad de estas medidas preventivas, en la
Diócesis de Roma todavía no se ha llegado a una situación límite como la
experimentada en diócesis del norte de Italia, como Turín, Milán o Venecia,
donde incluso se han suspendido las Misas y limitado otras celebraciones
litúrgicas como bodas o bautizos.
En Roma, las embajadas de Francia ante el Estado Italiano y la Santa
Sede decidieron cerrar al público las iglesias nacionales francesas, entre
ellas la emblemática San Luis de los Franceses, después de que un sacerdote de
la Diócesis de París contrajera el virus durante su estancia en la capital
italiana.
Además, el Vaticano ha suspendido también la celebración de dos
importantes eventos promovidos por el Papa Francisco: El encuentro de Asís
sobre “La Economía de Francisco”, previsto
para finales de marzo, y el “Pacto Global para la
Educación”, previsto para el mes de mayo.
Redacción ACI Prensa
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