Oraciones para cada
día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los
días previos a la festividad (14 al 22 de septiembre).
Por: n/a | Fuente: ACI Prensa
Por: n/a | Fuente: ACI Prensa
Por la señal de la Santa
Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto
de Contrición para todos los días
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.
Oración
introductoria para todos los días
Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor.
Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de
Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un
crucificado sin Cruz".
El amor te llevó a preocuparte por los enfermos,
a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y
del perdón.
Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu
vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.
Queremos contar con tu ayuda. Ruega por
nosotros. Amén.
Oración
a San Pío de Pietrelcina
Amadísimo Santo Padre Pío de Pietrelcina, tú que
has llevado sobre tu cuerpo los estigmas de Nuestro Dios Jesucristo. Tú que
también has llevado la cruz por todos nosotros, soportando los sufrimientos
físicos y morales que te flagelaron continuamente el alma y el cuerpo, en un
doloroso martirio. Te rogamos, intercedas ante Dios todopoderoso para que cada
uno de nosotros sepa aceptar las pequeñas y grandes cruces de la vida,
transformando cada individual sufrimiento en un seguro vínculo que nos ata a la
vida eterna.
(Se dicen las intenciones por las que se ofrece
la novena y se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria).
Oración
final para todos los días
San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes
la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio,
a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.
Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la
certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.
Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer
prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.
Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba
y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre
de Jesús y Madre nuestra.
Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la
patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar
eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA PRIMERO
Palabras
del Padre Pío
“Conviene acostumbrarse a
los sufrimientos que Jesús os manda. Jesús que no puede soportar veros sufrir,
vendrá a solicitaros y a confortaros, infundiendo nuevo ánimo en vuestro
espíritu”
Meditación
sobre el amor
Lo que llevó a Nuestro Señor Jesucristo a
ofrecerse a sí mismo por el perdón de nuestros pecados. Es el amor el que nos
debe también conducir a nosotros a agradecerle eternamente por tanto
sufrimiento inmerecido. El Santo P. Pío comprendió este Amor y quiso ser, humildemente,
otro Cristo para en estos tiempos, aplacar la ira divina. Así Dios Padre le “regala” el sufrimiento del mismo Jesucristo para
expiar en el dolor las faltas de tantos pecadores. P. Pío responde con amor a
este “regalo” haciendo vivas las palabras de
San Agustín cuando dice: “Vamos hacia Dios no
caminando, sino amando.” Pese a sus padecimientos durante 40 años de
tener estigmas sangrantes no deja de trabajar y servir a sus hijos espirituales
y sus hermanos con el más puro amor cristiano. Nos dijo el P. Pío: “No lo olvidéis: el eje de la perfección es el amor.
Quien está centrado en el amor, vive en Dios, porque Dios es Amor, como lo dice
el Apóstol”.
DÍA SEGUNDO
Palabras
del Padre Pío
"Ánimo y no temas la
ira de Lucifer. Recordad siempre que es una buena señal cuando el enemigo se
agita y ruge alrededor vuestro, ya que esto demuestra que él no está dentro de
ti".
Meditación
sobre la santidad
La santidad es un llamado para todos los seres
humanos. Por el solo hecho de haber nacido y ser hijos de Dios, creados a su
Imagen y Semejanza, tenemos la invitación amorosa a imitarlo. Es imposible que
Dios inspire deseos irrealizables, decía Santa Teresita, por lo que desde
nuestra pequeñez y poquedad, podemos ser santos, si lo deseamos ardientemente y
trabajamos lo suficiente para lograrlo. A este llamado obedeció con su sí pleno
el Santo Padre Pío y nos invita a todos sus hijos espirituales a responder como
él, para poder entrar al Paraíso y vivir eternamente en la presencia de Dios.
DÍA TERCERO
Palabras
del Padre Pío
"María sea la estrella
que os alumbre el camino, os enseñe la calle segura para ir al Padre Celestial;
Ella sea el asidero firme que tengáis, para que os conservéis cada vez más
unidos estrechamente en el tiempo de la prueba".
Meditación
sobre las virtudes
Para crecer como personas necesitamos, al igual
que un atleta, ejercitarnos todos los días en aquello que nos perfecciona. No
basta querer ser responsables, por ejemplo. Es necesario todos los días hacer
ejercicios de responsabilidad, hasta que lo logremos. El fruto será llegar a
serlo realmente: ser responsable. De la misma manera, si queremos ser
justos, sinceros, ordenados, es necesario que lo practiquemos con esfuerzo y
dedicación todos los días, hasta que formemos el hábito, es decir, la costumbre.
Ese hábito que desarrollamos, que nos hacer ser mejores personas, se llama
virtud.
El Santo Padre Pío amó y veneró a la Santísima
Virgen María toda su vida. Vio en Ella todas las virtudes posibles y fue su
permanente modelo. Ella es grande por su santidad porque supo imitar las
virtudes de Jesucristo. También a la Santísima Virgen le costó mucho,
pero lo hizo por amor a su hijo y por amor a nosotros.
DÍA CUARTO
Palabras
del Padre Pío
"Invoca a tu Ángel de
la Guarda, que te iluminará y te conducirá. Dios te lo ha dado por este motivo.
Por tanto válete de él".
Meditación
sobre la castidad
La castidad es la virtud por la cual se conserva
la pureza de mente y cuerpo necesarias para poder cultivar un alma limpia, como
la de un niño pequeño. Es uno de los votos realizados por el Santo Padre Pío al
ingresar a la vida religiosa, que con la ayuda de Dios, pudo cumplir fielmente
junto a la pobreza y la obediencia, representados visiblemente en los tres
nudos de su lazo alrededor de la cintura. Esta es, además, una virtud angélica.
DÍA QUINTO
Palabras
del Padre Pío
"Oh Señor, Padre
Jesucristo; te suplico viertas sobre mí, todos los castigos que son para los
pecadores y las ánimas benditas del purgatorio; multiplica sobre mí los
sufrimientos, con que conviertes y salvas a los pecadores, y líbralos pronto
del tormento del purgatorio".
Meditación
sobre la prudencia
La prudencia es una de las cuatro virtudes
cardinales, que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para
seguirlo o huir de ello. La prudencia es sinónimo de cautela, de moderación. Es
el motor del buen cristiano. Quien la ejerce sabe acallar su lengua, sus malos
pensamientos y evitar las malas obras. El santo Padre Pío fue una escuela viva
de prudencia, de sensatez y de amor. Decía nuestro Santo sobre la prudencia: “La prudencia tiene ojos. El amor piernas. El amor, que
tiene piernas, querría correr hacia Dios, pero su impulso es ciego, y uno
tropezaría, de no estar dirigido por los ojos de la prudencia…”
DÍA SEXTO
Palabras
del Padre Pío
"Si yo sé que una
persona está afligida, sea en el alma o en el cuerpo, suplicaría a Dios para
verla libre de sus males. De buena gana yo tomaría todos sus sufrimientos para
verla salvada y cedería los frutos de tales sufrimientos en su favor".
Meditación
sobre la obediencia
A través de la virtud de la obediencia se logra
realizar lo que nuestros superiores nos piden sin cuestionar las posibles
consecuencias y motivos de la orden que se nos da. Quien obedece se limita a
actuar según lo pedido. En la vida religiosa se dice que “quien obedece no se equivoca” y así actuó
nuestro santo a lo largo de toda su vida, aun cuando las órdenes que le dieron
eran evidentemente injustas, como suspenderlo e impedirle confesar o celebrar
la Santa Misa públicamente. Es uno de los votos realizados por el Santo Padre
Pío al ingresar a la vida religiosa, que con la ayuda de Dios, pudo cumplir
fielmente junto a la pobreza y la castidad, representados visiblemente en los
tres nudos de su lazo alrededor de la cintura.
Decía nuestro Santo: “Es
mediante una sumisión completa y ciega que os sentiréis guiado en medio de las
sombras, las perplejidades y las luchas de la vida. ‘El hombre obediente
cantará victoria’, nos dice la Escritura. Si Jesús se manifiesta a vosotros,
dadle también las gracias; si se oculta a vuestra vista, dadle también las
gracias. Todo esto compone el yugo del amor”.
Vivió la santa obediencia de modo exquisito,
incluso en la enfermedad o en el dolor provocado por los continuos ataques y
tentaciones del Maligno.
DÍA SÉPTIMO
Palabras
del Padre Pío
"Si el pobre mundo
pudiera ver la belleza del alma sin pecado, todos los pecadores, todos los
incrédulos se convertirían al instante".
Meditación
sobre la penitencia
Conocemos la penitencia como aquel “castigo” que nos impone el Confesor luego de
absolvernos de nuestras faltas en el Sacramento de la Confesión. Pero existe
también la Penitencia como una serie de diferentes ejercicios penosos que
podemos imponernos, con la debida autorización de nuestro director espiritual,
para procurar la mortificación de nuestras pasiones y sentidos, como modo de
expiación por nuestros pecados ya perdonados. El Santo Padre Pío fue muy
penitente y supo vivir en austeras penitencias toda su vida religiosa, sin
perder la alegría.
DÍA OCTAVO
Palabras
del Padre Pío
"Si me fuera posible,
querría conseguir de Dios solamente una cosa; si me dijera: "Vas al
Paraíso", querría conseguir esta gracia: "Señor, no me dejéis ir al
Paraíso hasta que el ultimo de mis hijos; la última de las personas que me han
sido confiadas, haya entrado antes que Yo".
Meditación
sobre la pureza
La pureza es algo con lo que nacemos pero a
medida que comenzamos a tomar conciencia, por la influencia del mundo, vamos
perdiendo. Es necesario ser puros de mente y cuerpo, para poder ser puros de
alma. No es una tarea sencilla, ni carente de obstáculos. La pureza de corazón,
como toda virtud, exige un entrenamiento diario de la voluntad y una disciplina
constante interior. Exige, ante todo, el asiduo recurso a Dios en la oración. Decía
el Santo Padre Pío a sus hijos espirituales: “Ten
por cierto que si a Dios un alma le es grata, más la pondrá a prueba. Por
tanto, ¡Coraje! y adelante siempre”. Pero hay una promesa a tanto
esfuerzo: “Felices los limpios de corazón, porque
verán a Dios” (Mt 5,8) El corazón limpio es el corazón abierto y
humilde. El corazón impuro es, por el contrario, el corazón presuntuoso y
cerrado, completamente lleno de sí mismo, incapaz de dar un lugar a la majestad
de la verdad.
DÍA NOVENO
Palabras
del Padre Pío
"Siempre mantente
unido a la Santa Iglesia Católica, porque sólo ella puede salvarte, porque sólo
ella posee a Jesús Sacramentado, que es el verdadero príncipe de la paz. Fuera
de la Iglesia Católica, no hay salvación, ella te da el bautismo, el perdón de
los pecados, el Cuerpo, la sangre, el Alma, y la Divinidad de Jesucristo,
concediéndote por tanto la vida eterna; y todos los santos sacramentos para
llevar una vida de santidad".
Meditación
sobre la humildad
La humildad es la virtud de asumir los defectos
y errores propios. Una de las más difíciles de cultivar para todos los hombres
y de la que han gozado, no sin esfuerzo, todos los santos.
El Santo padre Pío era muy consciente de sus
miserias y rogaba diariamente al Padre para poder combatirse y ayudar a todos
sus hijos a ser humildes.
En una oportunidad, como una señora admitiera
que tenía cierta inclinación a la vanidad, el Padre comentó: – “¿Ha observado usted un campo de trigo en sazón? Unas
espigas se mantienen erguidas, mientras otras se inclinan hacia la tierra.
Pongamos a pruebe a los más altivos, descubriremos que están vacíos, en tanto
los que se inclinan, los humildes, están cargados de granos”.
Originalmente publicado en ACI Prensa
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