VATICANO, 15 Nov. 15 / 07:38 am (ACI).- El Papa Francisco afirmó
esta mañana desde el Vaticano que “el triunfo de Jesús al final de los
tiempos será el triunfo de la Cruz" y
recordó a los fieles que "el problema no es
cuándo llegarán los signos premonitorios de los últimos tiempos, sino el estar
preparados para el encuentro" con Dios.
Al presidir el rezo del Ángelus, el Santo Padre explicó que “el triunfo de
Jesús al final de los tiempos será el triunfo de la Cruz, la
demostración de que el sacrificio de sí mismo por amor al prójimo, a imitación
de Cristo, es la única potencia victoriosa y el único punto seguro en medio de
los acontecimientos y las tragedias del mundo. El problema no es ‘cuándo’
llegarán los signos premonitorios de los últimos tiempos, sino el estar preparados para el encuentro”, explicó
el Papa.
La esperanza del hombre tiene un rostro: “el
rostro del Señor resucitado que viene ‘con gran potencia y gloria’, es decir,
que manifiesta su amor crucificado transformado
en la resurrección”. Por tanto, “nuestra
meta final es el encuentro con el Señor resucitado. No esperamos un tiempo o un
lugar, sino que vamos al encuentro con una persona: Jesús”.
El Papa también dijo que Jesús “no es solo
el punto de llegada de la peregrinación terrena, sino una presencia constante
en nuestra vida; por eso cuando habla
del futuro, y nos proyecta hacia él, es siempre para reconducirnos al
presente”.
Por todo ello, “estamos llamados a vivir el presente, construyendo nuestro futuro
con serenidad y confianza en Dios”.
“El Evangelio de este penúltimo domingo del año
litúrgico propone una parte del discurso de Jesús sobre los acontecimientos
últimos de la historia humana, orientada hacia el pleno cumplimiento del reino
de Dios”, afirmó el Papa.
“Contiene algunos elementos apocalípticos, como
guerras, carestías, catástrofes cósmicas: El sol se oscurecerá, la luna no dará
más su luz, las estrellas caerán del cielo y las potencias que
están en el cielo serán conmovidas”, recordó
Francisco sobre lo que narra el Libro del Apocalipsis.
Pero “estos elementos no son lo esencial del
mensaje”, “El núcleo en torno al que se mueve el discurso de Jesús es Él mismo,
el misterio de su persona y de su muerte y resurrección, su retorno al final de los tiempos”, sostuvo
el Papa.
Francisco explicó que “no se trata de saber
‘cómo’ sucederán estas cosas, sino de ‘como’ debemos comportarnos, hoy, en la
espera de ellas”.
Explicando la parábola de la higuera del Evangelio, el Santo Padre
señaló que al germinar indica que “el verano está
cerca” y dice que “la perspectiva del fin no
nos distrae de la vida presente, sino que nos hace mirar a nuestros días con
una óptica de esperanza”.
“Él se pone contra los falsos profetas, contra los videntes que prevén cerca
el fin del mundo, y contra el fatalismo”.
“Quiere sustraer a sus discípulos de cada época la
curiosidad por las fechas, las previsiones, los horóscopos, y concentra nuestra atención sobre el hoy de la
historia. Nos reclama que estemos a la espera y la vigilancia, que excluyen
tanto la impaciencia como el sueño, tanto los escapes hacia adelante como el permanecer prisioneros del tiempo actual
y de la mundanidad”.
Por último, el Papa afirmó que “en nuestros
días no faltan calamidades naturales y
morales, y tampoco adversidades y tragedias de todo tipo”. Pero “todo pasa, nos recuerda el Señor solamente su Palabra
permanece como luz que guía y tranquiliza nuestros pasos”.
“Que la Virgen María nos ayude a confiar en Jesús,
el sólido fundamento de nuestra vida, y a perseverar con alegría en su amor”, concluyó.
Por Alvaro de Juana
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