Que a imitación del Padre San Pío, nosotros también sepamos mantenernos fuertes con nuestras cruces, y recordemos que Nuestro Dios la llevó primero por amor a nosotros, y no se bajó de ella, más bien se aferró más.
En compañía de Jesús
Nuestro Señor todo se puede vencer, y nada es imposible.
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