VATICANO, 28 Sep. 15 / 05:29 pm (ACI).- Durante el vuelo de regreso
de Filadelfia (Estados Unidos), donde clausuró el Encuentro Mundial de las
Familias, el Papa Francisco abordó el tema de los abusos a menores por parte de
algunos miembros del clero.
En la rueda de prensa que ofreció a bordo del avión rumbo a Roma,
Francisco calificó de “casi un sacrilegio” estos
graves hechos cometidos por sacerdotes y manifestó entender a las víctimas y
familiares cuando no consiguen perdonar.
Sobre los abusos afirmó que “están por todas
partes, están en el entorno familiar, en el entorno vecinal, en las escuelas,
en los gimnasios”, pero “cuando un sacerdote
comete un abuso es gravísimo porque la vocación del sacerdote es hacer crecer a
ese niño, esa niña, hacia el amor de Dios, hacia la madurez afectiva, hacia el
bien”.
“En vez de hacer eso, lo ha impulsado al mal y por
esto es casi un sacrilegio. Y él ha traicionado la vocación, la llamada del
Señor, por esto la Iglesia
en este momento también sufre. No se debe encubrir”.
En ese sentido, el Papa señaló que “también
son culpables aquellos que han tapado estas cosas. También hay algunos obispos
que han tapado esto”.
Durante la rueda de prensa, también se le preguntó al Santo Padre por
las palabras de consuelo que dio a los obispos en la Catedral de Filadelfia la
mañana del domingo 27. Como se recuerda, el Pontífice también se había
encontrado con los prelados en la Catedral de Washington el 23 de septiembre.
“En Washington hablé a todos los obispos de los
Estados Unidos, estaban todos, de todas las ciudades. Sentí la necesidad de
expresar la compasión porque pasó una cosa feísima. Y muchos de ellos sufrieron
porque no sabían esto o cuando explotó el asunto sufrieron mucho. Hombres de
Iglesia, de oración, verdaderos pastores, y yo dije que sabía que ellos -usé
una palabra de la Biblia,
del Apocalipsis- ‘ustedes son los que vienen de la gran tribulación’ y eso es
lo que sucedió, fue una gran tribulación, pero no solo el sufrimiento afectivo,
es lo que he dicho hoy al grupo de personas abusadas, fue no digo una
apostasía, pero casi un sacrilegio”.
“Es una cosa feísima y las palabras de consuelo no
son decir: ‘estate tranquilo, no es nada’. No, no, no. Ha sido así, pero ha
sido muy feo. ‘Me imagino que han llorado mucho’… en ese sentido han sido esas
palabras. Y hoy he hablado duro”, expresó.
Sobre el perdón, el Pontífice señaló que “si
una persona ha hecho mal, es consciente de lo que ha hecho y no pide perdón, yo
le pido a Dios que lo tenga en cuenta. Yo lo perdono, pero él no recibe el
perdón. Está cerrado al perdón. Una cosa es dar el perdón. Todos estamos
obligados a perdonar porque todos fuimos perdonados, pero otra cosa es recibir
el perdón. Y si ese sacerdote está cerrado al perdón, no lo recibe porque él
cerró la puerta con la llave desde adentro, y lo que queda es rezar para que el
Señor le abra esa puerta”.
“Para dar el perdón –explicó
Francisco– hay que estar dispuesto, pero no todos
lo pueden recibir, lo saben recibir o no están dispuestos a recibirlo. Es duro
lo que estoy diciendo y así se explica que haya gente que termine su vida de manera dura, mal, sin recibir la
caricia de Dios”.
El Santo Padre afirmó comprender a las víctimas y familiares que no
quieren o no logran perdonar. “Sí, los comprendo,
rezo por ellos y no los juzgo, rezo por ellos”, expresó.
“Una vez en una de estas reuniones me encontré con
varias personas y una mujer me dijo: ‘cuando mi madre se enteró de que me
habían abusado blasfemó contra Dios, perdió la fe y murió atea’. Yo comprendo a
esa mujer. La comprendo. Y Dios, que es más bueno que yo, la comprende. Y estoy
seguro de que a esa mujer Dios la ha recibido porque lo que fue manoseado, lo
que fue destrozado era su propia carne, la carne de su hija. Yo la comprendo.
No juzgo a alguien que no puede perdonar. Rezo y le pido a Dios, porque Dios es
un campeón en buscar caminos de solución. Pido que lo arregle”.
El Pontífice tuvo este domingo 27 de septiembre un encuentro con cinco
personas que fueron víctimas de abusos sexuales cuando eran menores de edad, a quienes
expresó su dolor porque “su inocencia fue violada
por aquellos en quien confiaban”, pidió que no abandonaran la Iglesia y
aseguró que los miembros del clero que abusen y no protejan a los menores “tendrán que rendir cuentas de sus acciones”. “Dios llora”
por esto abusos, dijo también.
Por Alvaro de Juana
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